Capítulo 15

—Esto sabe horrible —dijo Estrella al probar un poco del té.

—Bueno, sé que su sabor no es el mejor, pero si aún no quieres quedar embarazada, tienes que tomarlo —le explicó Greeicy.

—No creo que pueda tomarlo —Estrella apartó la taza de té.

—Entonces te felicito de antemano —se burló Greeicy—. ¿Qué nombre le pondrás?

—¿A quién? —Estrella preguntó riendo.

—Pues a mi sobrino, porque no creas que no se escuchó todo, ah —dijo, haciendo que Estrella se sonrojara.

Greeicy comenzó a reír al ver su cara. Las dos siguieron charlando cuando una doncella se acercó.

—Señorita, Su Excelencia la está buscando —dijo haciendo una reverencia.

—Está bien, entonces, Greeicy, nos vemos después —ella se despidió y siguió a la doncella.

ESTRELLA

Seguí a la doncella hasta el despacho de Alexander. Cuando llegamos, ella se despidió con una reverencia y se fue. Toqué la puerta.

—Adelante —dejó pasar Alexander con una voz ronca.

—¿Ya dejaste de comerme con la mirada, eh Florecilla? —preguntó él.

—Ahora tu esposa no puede disfrutar del paisaje —pregunté acercándome a él.

Alexander me tomó por la cintura y me atrajo más hacia él, para luego besarme. Me cargó y me sentó encima de su escritorio.

—Espera, Lex, aquí no —dije separándome.

—Está bien, Florecilla, pero esta noche no te salvas —me susurró.

Cuando estaba a punto de responderle, la puerta se abrió.

—Papá, ya estoy aquí —entró Caled, haciendo que yo rápidamente me bajara del escritorio.

—Caled, ¿qué te he dicho acerca de tocar las puertas antes de entrar? —reclamó Alexander.

Él agachó su cabecita y se acercó a mí.

—Mami —dijo haciendo un puchero.

—Caled—

—Está bien, papi —respondió él.

—Bueno, ¿para qué me buscabas, Lex? —pregunté.

—Lo que pasa es que quería decirles que si les gustaría que fuéramos a la capital como unas vacaciones.

Caled casi salta de la felicidad—Sí, sí, yo quiero ir, papi.

—¿En serio? ¿Y cuándo vamos? Yo nunca he ido a la capital o al menos que yo recuerde —pregunté emocionada.

—El plan es irnos después de que termine todos los asuntos de la asión. Eso sería como en un mes —dijo él.

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Habían pasado algunas semanas y Alexander había comenzado a tener síntomas extraños.

—Lex, aquí está el postre que acabo de sacar—dijo Estrella con un postre en las manos.

Estrella le dio un poco del postre a Alexander, pero antes de que él pudiera decir algo, salió corriendo hacia el baño que tenía dentro del despacho y vomitó todo lo que había comido.

Cuando por fin pudo salir del baño, lo primero que vio fue a Estrella casi llorando.

—¿Tan malo está? —preguntó con los ojos llorosos.

Alexander intentó acercarse, pero ella lo alejó.

—No, no, Florecilla, lo que pasa es que algo me cayó mal —dijo tomando el postre y llevándose otra cucharada, pero con el mismo resultado.

Al final, Estrella salió llorando del despacho de Alexander, quien trató de ir detrás de ella, pero se sintió mareado.

—Papá, ¿qué le hiciste a mamá? —preguntó Caled tratando de verse amenazante.

Alexander le explicó a Caled lo que había sucedido y le pidió ayuda. Caled iba a entregar un regalo con un sobre a Estrella, pero cuando se lo entregó, ella lo rechazó.

—Dile que cuando ya no esté enfermo, que venga él en persona.

Siguieron pasando las semanas y Alexander seguía igual. No quería ver a un médico y Estrella trataba de convencerlo, pero él solo decía que luego se le quitaría.

Hasta que Estrella se cansó de insistirle y un día le ordenó a su guardia que lo noqueara para que el médico pudiera tratarlo.

Cuando Alexander despertó, estaba confundido.

—¿Cómo llegué aquí? —preguntó confundido.

—Su excelencia ya ha terminado con la examinación —dijo el médico.

Después, Alexander dejó pasar a Estrella a la habitación del médico.

—Doctor Félix, ¿qué es lo que tiene el archiduque? —preguntó ella.

—Archiduquesa, su excelencia está muy bien, no tiene ningún problema, pero... —hizo una pausa— creo que la que necesita una revisión es usted.

—¿Y qué pasó? ¿Por qué Estrella necesitaría una revisión? —preguntó Alexander confundido.

—Solo quiero confirmar mis sospechas.

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Efectivamente, Estrella estaba embarazada, su excelencia. ¡Felicidades! —dijo el médico con una sonrisa.

Estrella no podía creerlo, estaba tan feliz que saltó hacia Alexander, quien estaba aturdido por la noticia.

—¡Embarazada! ¡Hay un bebé dentro de mi mujer! —exclamó Alexander emocionado, llenando de besos la cara de Estrella.

Estrella estaba embarazada de dos meses y la razón por la que Alexander estaba tan afectado era porque él tenía los síntomas del embarazo.

Cuando la noticia se esparció por todo el condado, todos los habitantes estaban felices de que pronto los archiduques tuvieran un bebé. La felicidad reinaba en todas partes, nadie imaginaba lo que pronto sucedería: una tragedia en la que los fantasmas del pasado volverían a emerger.

Mientras tanto, en la capital...

—Su alteza, aquí están los papeles que pidió —dijo el mercenario.

Daven sonrió mientras pensaba (han pasado más de dos años y ellos aún no han encontrado nada)

—Déjalos ahí, el mayordomo te entregará el resto del dinero —ordenó él.

Él salió y Daven sonrió mientras pensaba "Nos vemos pronto, Estrella. Cumpliré todo lo que no pude antes".

—Todo está listo, princesa —dijo el hombre encapuchado—. Muy pronto no tendrán ningún obstáculo.

—Perfecto. Quiero evidencia de ello —sonrió de manera siniestra.

Sin embargo, lo que no sabía era que había alguien escuchando todo. (¿De quién estás hablando, Soraya?).

---------------Nota del autor---------------

Bueno, los dos próximos capítulos son fuertes y creo que van a ser muy explícitos en la violencia que va a haber. La verdad es que yo estaba en debate si hacerlo o no, pero ya lo decidí.

Gracias por leer.

¡Besos y abrazos! 💋😘.

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