Capitulo 17

Damian.

La puerta de mi oficina se abre sin ser tocada y por esta entra Julio, con una sonrisa en sus labios como siempre.

— Sabía que te iba a encontrar aquí. — Comenta mientras camina hacia mí. — ¿Sabes que ya tienes a tu suegro en el bolsillo cierto? No tienes que matarte trabajando.

Le coloco los ojos en blanco.

— ¿Qué haces tu aún aquí? Por lo general eres el primero que sale corriendo del despacho cuando son las cinco de la tarde.

— Tenía que dejar algo listo para mañana. — guarda silencio por varios segundos y eso me parece extraño, así que levanto la mirada de la computadora, noto que me mira con cierto matiz de burla en sus ojos.

 — ¿Qué te sucede?

Sonríe.

— Al mediodía, fui a almorzar a ese restaurante que te gusta tanto. — Comenta y ya puedo saber por dónde va la cosa. — Te vi conversando muy amenamente con la pasante.

— ¿Y?

— No, sé, me causa algo de curiosidad.

— No veo, el porque, la llevé a un juicio penal y este terminó a la ahora del almuerzo, por amabilidad la invité a comer en ese restaurante.

— Y ahí está el asunto, tú no eres amable con nadie Damián, ni siquiera conmigo que soy tu mejor amigo desde los 15 años, es más, ni siquiera con tu novia lo eres.

— No exageres, si no fuera amable con ella no estaría conmigo.

— Está enamorada de tí, o más bien obsesionada contigo, así que se aguanta cualquier grosería o desplante que le hagas.

— ¿Entonces tú también estás enamorado de mí? — pregunto ahora soy yo el que lo miro y sonrío con burla. — Ya que no soy nada amable contigo, ¿Por qué continúas siendo mi amigo?

El sonríe.

— Me caes bien.

Coloco los ojos en blanco.

— Volviendo al tema de la pasante. — se inclina hacia delante y me mira serio. — ¿Te gusta esa chica cierto?

— No digas estupideces.

— ¡Oh vamos Damian! ¿Crees que no me di cuenta de cómo no podías quitarle los ojos de encima aquella vez en el bar? — suspiro.

— ¿Bueno y si así fuera que pasa? — lo enfrentó, el sigue manteniendo su sonrisa de burla.

— Nada, solo quería escucharte decirlo, es interesante ver qué no eres un robot autómata que solo piensa en escalar hacia la sima.

— ¿De que mierda hablas?

— Oh bueno amigo, desde que te conozco nunca había visto que una mujer llamara tu atención tanto como lo hace esa chica. — dice y frunzo mi entrecejo. — En secundaria tenías a muchas chicas detrás de ti y literalmente las ignorabas, incluso te diste el lujo de rechazar a toda la que se te confesó. En preparatoria sucedió lo mismo, hasta que en el último año conocimos a Yovana, ella mostró inmediatamente interés en ti, pero tú actuabas igual que con las otras chicas, no fue entonces hasta que supiste de quién era hija que comenzaste a prestarle atención. Es decir, ambos sabemos que tu relación con Yovana es solo por interés. Debo decir que durante mucho tiempo creí que eras gay.

Lo miro enojado.

— Pero supe que no era así aquella vez que tuvimos esa fiesta en la fraternidad y te fuiste a la cama con esas dos rubias que estaban buenisimas. — el muy tonto sonríe y no puedo evitar hacer lo mismo. — Pero, entiendo amigo, la pasante está bella, bella, bella. — lo miro con fastidio y este coloca sus manos enfrente. — Tranquilo amigo, no iré a por ella, sé que es toda tuya.

— No digas estupideces no tengo nada con esa chica.

— Por ahora.

— Ni ahora ni nunca.

— Eso lo veremos, dudo mucho que puedas resistirte a semejante belleza.

No le llevo la contraria a sus palabras, porque en el fondo sé que el muy maldito tiene razón.

— Mejor ya termina ahí y vamos a tomarnos un trago.

Suspiro, decido que esto será todo por hoy.

— Esta bien.

________

Llegamos al bar y entramos a este, miro hacia todos lados para revisar el ambiente y rápidamente captó a Brittany y a La pasante sentadas frente a la barra, mi secretaria tiene una cerveza en la mano, mientras que la señorita Cruz un vaso con agua. Esbozo una pequeña sonrisa ante ello.

Muy seguramente no quiere volver a tomar después de lo que le paso la última vez.

— ¡Oh valla que coincidencia! — exclama en voz baja Julio al también darse cuenta de la presencia de ellas.

— ¿Seguro que es una coincidencia? No me trajiste aquí para acodar a Brittany. — el frunce el entrecejo.

— ¿Por qué la acosaria? Te recuerdo que puedo tenerla cuando yo quiera, la tengo comiendo de mi mano. — sonríe de forma engreída.

— Por lo que me has contado, creo que en cualquier momento te manda al diablo para buscarse un tipo que quiera algo serio con ella. — su sonrisa se borra y ahora yo soy quien sonríe.

— Eso no me importa.

— Claro.

— Mejor, vamos a saludarlas, sería muy grosero de nuestra parte que estando aquí no lo hagamos, ¿No? — comenta, sé lo que pretende.

— Como quieras. — sonríe y comienza a caminar hacia ellas, suspiro y lo sigo.

Mientras caminamos hacia ellas, Brittany luce algo sorprendida, ¿De qué estarán hablando? Mi secretaría toma un buche de su cerveza y luego dice algo, a lo que la señorita Cruz niega, Brittany abre los ojos de par en par, Pues justo cuando estamos a pocos centímetros de ella le cuestiona a la señorita Cruz si es virgen.

— ¡Valla, parece que hemos escuchado algo que no debíamos!— comenta Julio sonriendo burlón.

Ambas mujeres voltean hacia nosotros, le pasante al darse cuenta de nuestra presencia abre los ojos de par en par y sus mejillas se tiñen de un muy fuerte color rojo y baja la mirada.

Así que la respuesta a la pregunta era la segunda opción.

No tiene experiencia.

— A.. abogados. — comenta Brittany.

— Lamento haber interrumpido una conversación tan privada. — habla Julio. — Solo queríamos saludarlas.

— Tranquilo, no hay problemas, ¿Cierto Celeste?

La susodicha levanta la mirada y mueve la cabeza de un lado a otro, supongo que está tan apenada que no es capaz de articular palabra.

— Será mejor que dejemos a las señoritas seguir con su charla. — comento llamado la atención de julio. — Permiso. — doy media vuelta y camino hacia otro lado de la barra, siento como julio me sigue.

— Interesante. — comenta mientras tomamos asiento.

— ¿Qué es interesante?

— Que una mujer tan sexy sea virgen, ¿Crees que sea verdad?

— No lo sé. — julio sonríe con sorna.

— ¿Y no quieres descubrirlo?

El bartender llega a nuestro lado de la barra y ambos pedimos un vaso de whisky.

— Vamos, amigo, dime qué no quieres meterte entre sus piernas y averiguar si es o no virgen. — guardo silencio. — Yo lo haría, imagínate, ser el primer hombre de semejante... — lo miro fastidiado y guarda silencio. — Tranquilo, no me mires así, yo sé que es tuya.

Suspiro, este idiota.

— Hablemos de otra cosa ¿Quieres ya para con eso?

— Está bien.

Casi doy un suspiro de alivio cuando cambia de tema, pero de mi mente no puedo sacar a la señorita Cruz.

______

Media hora después noto que Brittany y la señorita Cruz se colocan de pie y salen del lugar, aquello me hace sentir más relajado, pues, como sucede siempre que ella está cerca, no podía dejar de mirarla.

— Bueno, creo que fue suficiente por hoy. — Comenta Julio a mi lado y lo miro con el entrecejo fruncido.

— Estoy cansado amigo. — dice levantando los hombros.

No digo nada, pero sé que eso es solo una excusa para irse detrás de Brittany.

— Como quieras. — digo, él paga su cuenta y se marcha.

Unos segundos después recibo un mensaje en mi teléfono, lo saco de mi bolsillo y frunzo el entrecejo al ver que es de parte de julio.

Si te marchas ya, tal vez tengas suerte.

¿Y eso que quiere decir?

Guardo el teléfono en su lugar, suspiro, me tomo el trago de Whisky y llamo al mesero dispuesto a pedir otro, pero el mensaje que acabo de leer me causa mucha curiosidad.

— La cuenta. — digo, el bartender asiente y da media vuelta, no demora mucho en traer la cuenta y saco dinero de mi cartera. — Quedese con el cambio.

Me colocó de pie, camino hacia las afueras del lugar, al llegar al estacionamiento comprendo de qué hablaba Julio.

A pocos metros de mí se encuentra la señorita Cruz, sufriendo porque al parecer su auto no enciende.

Camino hacia ella.

— ¿Tiene problemas con su auto? — pregunto al llegar a su lado, al parecer estaba muy concentrada en ello pues da un respingo al escucharme.

— Abogado, Ivanov— dice sorprendida, no dice más nada y después de unos segundos reacciona. — Sí, no sé que tiene, no enciende.

— Bueno, yo no sé nada de mecánica, así que no puedo ayudarla con eso. — comento, ella sonríe y asiente. — Sin embargo puede llamar a una grúa para que se lo lleven, yo la llevaré a su casa.

Parpadea varias veces y mira su auto, espero a que me dé una respuesta, después de unos segundos suspira y asiente.

— Está bien, sí no es mucha molestia para usted. — comenta con sus mejillas un poco enrojecidas

— Para nada.

— Bien, llamare a una grúa. — comenta y asiento.

La grúa llega en diez minutos, afortunadamente había una cerca, una vez está se retira yo abro la puerta de pasajero de mi auto, la señorita Cruz sonríe y entra a este, Cierro la puerta rodeo el auto y entonces me adentro en él.

El aroma de su perfume inunda rápidamente el lugar y no puedo evitar esbozar una pequeña sonrisa.

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Comments

Karen Cardenas

Karen Cardenas

yo creo este arroz ya se cocio y más por qué solo está por interés con su novia

2024-04-14

1

Esther Antonio Andres

Esther Antonio Andres

el abogado está enamorado

2024-03-08

3

LectoraPR

LectoraPR

Vaya, vaya, vaya, los encuentros fortuitos no tienen precio, jijijiji

2024-02-08

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