Capitulo 12

Celeste.

Llego a mi casa sintiéndome muy cansada, lo primero que hago es quitarme mis tacones, los tomo y voy hacia la habitación, los guardo en su caja y me tiró en la cama.

Hoy fue un día pesado el abogado Ivanov me tuvo de aquí para allá, además de eso, estuve muy nerviosa porque podía sentir su mirada sobre mí.

Lo curioso es que ese nerviosismo no era porque me incomoda, sino porque me gusta. La idea que yo le atraigo me gusta y eso me asusta.

Jamás he sentido algo como esto. Siempre me he preocupado más por mis estudios y sacar mi carrera de abogado, los chicos es algo por lo que no me interesaba sobre todo por lo que le pasó a Camila, cuando era niña y después con su ex novio Andrés, sentía pavor de que me sucediera lo mismo, así que decide mantenerme alejada de los hombres, pero luego Camila conoció a Justin y el me ha hecho ver que hay hombres buenos, así que pensé que tal vez algún día yo podría encontrar uno, sin embargo eso sería después de terminar mis estudios y convertirme en una super abogada.

Pero ahora, aquí estoy pensando todo el tiempo en Damián Ivanov, quien está fuera de los límites, porque no solo es mi jefe y mentor sino que también está comprometido.

Suspiró y me siento en la cama.

¿Por qué tiene que ser tan guapo? ¿Y por qué tiene que mirarme con esos ojos hipnotizantes?

Mientras pienso en eso frunzo el entrecejo al ver la canasta de la ropa sucia a rebosar.

Olvide lavarla este fin de semana.

Supongo que tendré que hacerlo ahora, por lo menos una parte.

Me levanto de la cama y tomo el cesto, camino hacia el cuarto de lavado.

Mañana tengo la primera audiencia con Nicol, el esposo y abogado de esta, espero que todo salga bien.

Llegó al cuarto de lavado y comienzo a separar la ropa. Una fragancia familiar llega a mi nariz y acercó la blusa a mi rostro, aspiro el aroma y dejo salir un suspiro.

Huele a él .

Me percató de que es la blusa que usaba el viernes.

No recuerdo el momento en que me cargo en su brazos, pero pensar que estuve en ellos, hace que en mi estómago revolotean mariposas y eso me llena de ansiedad.

¡Oh cielos que me está pasando con ese hombre!.

_______

Al día siguiente me levanto bien temprano, me preparó un delicioso desayuno y luego me doy una larga ducha asegurandome de lavar mi cabello.

Elijo para hoy un vestido negro y rosa, de mangas cortas y Straples, me llega un poco más arriba de la odilla y se ajusta a mi cuerpo, me calzo unos tacones de aguja color palo de rosa y me coloco accesorios color dorados, me maquillo muy sutilmente y peino mi cabello, no sé si dejarlo suelto o recogido, al final me decido por lo último así que me hago una pequeña división al lado y dejo una parte de mi fleco afuera, peino el resto del cabello hacia atrás y lo amarro en una coleta alta, luego sujeto el fleco con unas pinzas y el sobrante lo envuelvo en el amarre de la coleta, me miró y muevo la cabeza de un lado a otro asegurándome de que el peinado esté perfecto.

— Bueno, vamonos.

Tomo mi cartera, también negra y salgo de la habitación.

_______

Al llegar a la oficina me encuentro con Brittany que al verme sonríe de oreja a oreja.

— Me encanta tu output luces genial, ese vestido te queda de muerte. Aunque me he dado cuenta, que todo te queda bien con ese cuerpazo que tienes. — me siento un poco avergonzada por sus palabras.

— Gracias, ú también te ves muy bien y además también tienes un bonito cuerpo. — ella frunce el entrecejo.

— Me gustaría tener la cintura más angosta y pechos más grandes, es por eso que estoy ahorrando para una mamoplastia. — abro un poco los ojos al escuchar aquello. — Soy talla 32 me gustaría aumentármelas a 36. ¿Tú que eres?

 Siento mis mejillas arder un poco, jamás he hablado de estas cosas con nadie. — 34— digo en voz baja. — Tampoco son muy grandes, pero me gustan así.

— Bueno, te ves genial, además lo compensas con ese trasero de muerte — le sonrió nerviosa.

— Bueno, me voy, no quiero llegar tarde y ganarme un regaño. — ella asiente.

Al llegar a la puerta de la oficina, tocó y escucho un adelante, la abro y entro al lugar.

— Buenos días. — saludo al abogado, que se encuentra con la mirada en su MacBook. Al escucharme, levanta la mirada y se queda en silencio por varios segundos mientras sus ojos recorren mi cuerpo, automáticamente siento mis piernas y las mariposas revolotean en mi estómago.

— A. Abogado Ivanov. — llamo su atención.

Él se da cuenta de su intenso escrutinio y carraspea su garganta.

— Buenos días señorita Cruz. — dice volviendo la mirada a su macbook.

Camino hacia mi escritorio y colocó mi bolso, luego como todas las mañanas, voy hacia él, esperando su órdenes.

— Hoy tiene la primera audiencia con su cliente, ¿Cierto?

— Sí, señor.

— ¿ A que hora ?

— A las diez en punto. — asiente y levanta la mirada.

— ¿Cómo se siente? — sonrió.

— Bien, algo nerviosa, pero he de suponer que es normal.

— Así es.

— Bueno, creo que no podré acompañarla, sin embargo confío en que usted sabrá actuar de manera adecuada y logrará un buen avance. — dice colocando sus codos en la mesa y uniendo sus manos.

— Por supuesto que sí.

— Me alegra por eso, recuerde, debe de mostrarse confiada, nada de nervios. — asiento efusivamente, él me regala una pequeña sonrisa y trago en seco tratando de ahogar un jadeo que quiere salir de mi garganta.

Sus hermosos ojos se mantienen fijos en mí, haciendo que quede estática, sin poder decir o hacer nada. Me siento como una presa a punto de ser cazada, pero eso en vez de asustarme, me gusta.

— Hoy solo concéntrese en su caso señorita Cruz. — dice y baja la mirada a su MacBook, eso me ayuda a salir de su hechizo.

— Sí, señor, gracias. — doy media vuelta y por enésima vez, sé que me está mirando, lo oigo suspirar, y eso hace que trastabille y mi talón se tuerza, me sostengo del sofá delante de mí, y juro que quiero morir de vergüenza.

— ¿Se encuentra bien? — me pregunta llegando a mi lado.

— Sí, solo tropecé con mi propio pie. — respondo sintiéndome muy apenada.

— ¿No se hizo daño? — dice mirando hacia mis piernas.

— No. — me miran no muy convencido.

— ¿Segura? Esos zapatos son bastante altos.

Aquello me preocupa y la verdad sí me duele un poco. Intento girar el pie pero al sentir una pequeña punzada me detengo.

— Duele un poco. — confieso. Frunce el entrecejo, se acerca a mí aún más y el olor de su perfume inunda mis fosas nasales.

— Permiso. — dice y coloca una de sus grandes manos en mi cadera. — Vamos hacia su silla, no afirme el pie. — ahora con su otra mano la pone alrededor de su cintura.

¡Oh madre mía!

Así juntos, y abrazados caminamos hacia mi lugar asegurándome de no afirmar el pie lastimado, cuando llegamos al lado de la silla él se coloca frente a mí, me apoyo del espaldar de esta y me siento.

— ¿Le duele demasiado? Si es así deberíamos llevarla a urgencia.

— No, no es necesario, tampoco duele tanto.

Aunque me duele un poco el pie, lo giro.

 — Ya está pasando. — levanto la mirada hacia él, que me mira desconfiado. pregunto se arrodilla frente a mí y toma mi pie, abro lo ojos, él no dice nada y con sus manos gira mi pie de un lado a otro.

¡Oh Santo Dios!

Por supuesto, todo signo de dolor ha abandonado mi cuerpo, porque ahora lo único que puedo sentir es su tacto.

Un jadeo sale de mi boca, él levanta la mirada con el entrecejo fruncido.

— ¿Todavía le duele?

— No, no es eso. — digo rápidamente y dejo de mirarlo.

¡Padre santo qué vergüenza!

No quiero mirarle a los ojos, pero al darme cuenta de que ya no mueve mi pie volteo a verlo. su mirada está puesta en mis piernas. Trago en seco.

Intento decir algo pero no logro articular palabra.

Sus manos dejan mi pie colocándolo con suavidad en el piso, se levanta lentamente, mientras sube, no despegó la mirada de sus ojos, Entonces se inclina hacia abajo, y yo levanto mis rostro, él coloca una de sus manos en mi escritorio y la otra en el espaldar de la silla.

Nuevamente su perfume inunda mis fosas nasales, se acerca aún más y trago en seco. Sus ojos viajan a mis labios.

¿Me va a besar?

Esa idea me llena de emoción, mi corazón palpita fuertemente.

¿Dejaré que haga esto?

A quien quiero engañar, por supuesto que sí.

Entre abro un poco mis labios, como dándole la bienvenida, y el se acerca más, pero cuando nuestras bocas están a escasos centímetros el teléfono en su escritorio suena.

Se detiene y rápidamente se endereza, yo bajo la mirada, sin decir nada camina hacia su escritorio.

No volvemos a pronunciar palabra, hasta que la hora de irme llega.

Me levanto de mi puesto, tomo mi morral y carraspeó.

— Ya me marchó. — anuncio llamando su atención, él levanta la mirada de su macbook y asiente.

— Ya sabe señorita Cruz, este serena. — asiento.

El vuelve la mirada hacia su computadora y caminó hacia la salida, abro la puerta y lo miro unos segundos.

Solo olvida lo que pasó, o bueno lo que casi paso.

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Comments

Alma Delia Morales

Alma Delia Morales

se gustan muchisimo

2024-05-18

0

quelir68

quelir68

outfit = ropa vestimenta

2024-03-07

2

LectoraPR

LectoraPR

¿outfit?

2024-02-08

1

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