Capitulo 9

Damian.

La señorita Cruz siendo sostenida por Brittany caminó hacia la mesa donde antes estaba, fueron seguidas por las otras mujeres.

— Eres un idiota. — comento en voz baja, Julio me mira sonriendo burlesco.

— Ey, no estes enojado conmigo te acabo de hacer un favor. — ruedo los ojos y sin decir nada voy hacia donde la señorita Cruz quien ya ha tomado su bolso.

— ¿Está lista? — me preguntó al llegar a su lado, ella asiente con las mejillas sonrojadas. — Muy bien, vamos.

Doy un paso atrás, para darle lugar a qué pase, ella lo hace y noto como su cuerpo se balancea. Está tan ebria que no puede sostener el equilibrio. Suspiro y la tomo de un brazo. Ella me mira con sus ojos miel ligeramente abiertos.

El camino a mi auto es silencioso, ella se mantiene con la mirada baja, he de suponer que siente vergüenza, decido molestarla un poco.

— Espero que en su bolso lleve algo útil, por si quiere vomitar. — levanta la mirada y mueve la cabeza de un lado a otro luciendo espantada.

— N.. no voy a vomitar. — dice arrastrando las palabras.

— Eso espero, si lo hace le haré que pague el lavado y es muy costoso.

Vuelve a bajar la mirada y sonrió satisfecho. Le abro la puerta del pasajero y se queda estática.

— ¿Qué pasa? Entre al auto. — no dice nada, y muy despacio entra, cuando lo hace su falda se levanta unos cuantos centímetros y puedo apreciar por unos segundos sus piernas.

Levanto la mirada y suspiro.

Maldito julio.

Cierro la puerta del auto una vez ella se acomoda y doy la vuelta, me adentro a este y me acomodo.

— póngase el cinturón de seguridad. — le ordenó, ella hace lo que le digo, o más bien intenta hacerlo ya que Después de varios segundos le es imposible incrustar los seguros. — Permítame. — se lo quito y hago lo que ella no pudo, levanto la mirada y sus ojos miel me miran, de forma curiosa. — ¿Qué pasa?

— Usted es un poco impaciente. — dice, sonrió.

— Diría que bastante. Me irrita la torpeza y que me hagan esperar.

Ella asiente.

— ¿Hacia donde la llevo?

— Avenida 20, calle 17 - 87 — asiento coloco la dirección en el GPS, este rápidamente marca una ruta y entonces enciendo el auto y lo echo andar.

— Gracias por habernos ayudado hace un rato. — habla después de varios minutos, hasta ahora se había mantenido callada, jugando con una de sus pulseras.

— No fue nada.

— Bueno, para mí lo fue, la verdad estaba muy asustada.

— Es normal, el tipo era un imbécil.

Ella suspiro y asiente. .

— ¿Por qué los hombres son así?

Sonrió y la miro. — ¿Así como?

— Así... Solo, ... Solo piensan en sexo. — dice eso último en un hilo de voz. — Uno acepta bailar una canción y ya creen que quiere acostarse con ellos, que estupidez.

Sonrió. — En general quienes piensan así son unos idiotas, perdedores.

— Entonces he conocido varios de esos. — bufa molesta. — Cada vez me convenzo más de que los hombres son como unos animales salvajes que solo piensan en copular.

Una sonora carajada sale de mi al escuchar aquello último.

— ¿Copular? —

— Sí, ya sabes, sexo.

— Sé, lo que copular significa señorita Cruz, solo fue muy chistoso escucharla decirlo.

Detengo el auto en un semáforo en rojo y la miro a los ojos. — Y respondiendo a su incógnita pues, no sabía qué decirle, Solo que sí, a los los hombres nos gusta mucho el sexo, Y es que el sexo es uno de los más grandes placeres de la vida.

Ella mira al frente y puedo ver cómo sus mejillas se comienzan a teñlir de rojo.

— No lo creo. — comenta y bufa.

— Si usted piensa eso, me da ha pensar dos cosas, la primera que ha tenido malas experiencias y la segunda que no ha tenido ninguna experiencia. ¿Cuál de las dos es señorita Cruz? — Sus mejillas se tiñen aún más de rojo y baja la mirada. Él semáforo cambia a verde y echo a andar el auto nuevamente.

Después de varios segundos Comprendo que no va a responder y sonrió.

¿Cuál de las dos será?

_________

Después de varios minutos de camino en silencio detengo el auto frente a la casa de la pasante.

— Hemos llegado.— espero a que diga algo pero no lo hace, volteo a verla y suspiro al verla dormida. — Cielos. Señorita Cruz, hemos llagado a su casa. — no da señal de vida, suspiro y toco su hombro moviéndola levemente. — Señorita Cruz. — vuelvo a llamarla, pero sigo sin obtener respuesta.

Después de dos minutos tratando de despertarla, me rindo.

Salgo del auto y camino hacia la casa.

— Espero que esta sea la casa. — toco el timbre y espero a que alguien abra, no sé si la pasante vive con alguien, espero que sea así, porque si no, tocara buscar las llaves en su bolso y quiero evitar eso.

Después de unos minutos de espera la puerta es abierta por una chica de aspecto desaliñado, ella me mira con el entrecejo fruncido.

— ¿Qué quiere? — indaga de mal humor Por su aspecto creo que la he despertado.

— ¿Está es la residencia de la señorita Cruz? — frunce el entrecejo.

— ¿Celeste? — asiento.

— Sí.

La miro con curiosidad, vive aquí y no está segura del apellido de su compañera, en fin, solo necesito dejarla aquí y ya.

— La señorita Cruz está en mi auto, está dormida, muy ebria. _— ella encarna una de sus cejas para luego bufar.

— Celeste no bebé, ni siquiera va a fiestas, esa chica es una amargada, se la pasa en errada estudiando.

Eso explica porque se embriagó tan de prisa.

— Bueno, al parecer hoy decido hacerlo. — la joven me mira 0 interrogante, luego suspira y sale de la casa, dirigiéndose al auto, la sigo y le abro la puerta dónde yace una inconsciente chica.

— ¡Wow de verdad es ella! — exclama la joven. Se inclina y comienza a moverla por el hombro , mientras la llaman pero el resultado es el mismo que yo obtuve. — ¡Valla está desmayada!

Se incorpora y me mira.

— Lo siento, creo que tendrá que cargarla.

Frunzo el entrecejo ante aquella sugerencia.

— ¿Qué acaso no puede con ella? Se ve bastante fuerte. — la chica me mira de arriba a bajo, le ruedo los ojos.

Puedo con ella definitivamente, el caso es que no es bueno para mí juicio y autocontrol cargar a esta chica.

Sin embargo, ¿Que más puedo hacer?

La chica se hace aún lado y entonces me meto al auto quito el cinturón de seguridad, y luego meto uno de mis brazos bajo las rodillas de la pasante, debo de cerrar mis ojos y exigirle a mi cuerpo que controle su reacción ante el rose de su piel. Miro su rostro y no puedo evitar ver sus rosados labios un poco abiertos.

¿Me preguntó a qué sabrás esos labios?

¡Mierda Damian no vallas por ahí!

Desvío la mirada hacia la corona de su cabeza y metí mi otro brazo tres su espalda. Con cuidado la saco del auto y doy media vuelta, sigo a la chica dentro de la casa, pasamos a un corto pasillo que tiene dos puertas, la chica abre la puerta de la derecha y voy hacia esta. La pasante en mis brazos se remueve y hunde su nariz en mi cuello.

— Me gusta su olor. — musita en voz baja, escucho a la otra chica reir.

Sin decir nada me adentro a la habitación y la coloco en la cama.

— Hem. No... — se renueva inquieta y se coloca de ado, estira su pierna izquierda un poco y su falda se levanta hasta la mitad del muslo, es inevitable que me quede por varios segundos apreciando su hermosa piel, también le echo vistazo a su bonito trasero, luego de varios segundos reacciono y miro hacia la puerta, casi respiro aliviado al darme cuenta de que la chica no está.

Aprovecho y observo el lugar, es una habitación de tamaño moderado, más grande que en la que viví años atrás, todo en el lugar es de color hueso, excepto por la puerta que da me imagino hacia el baño. Junto a esta hay dos puertas de un color un poco más claro que estoy seguro es el clóset. También hay un mueble cajonero, con algunas cosas de cosméticos sobre este, una mesa de estudios y la cama de un solo puesto.

La señorita Cruz se remueve nuevamente en la cama y hace que su falda se suba aún más, al ver el inicio de sus glúteos siento un tirón en mi parte media y decido que es hora de salir

Salgo rápidamente de la habitación, cruzo el pasillo y voy a la sala, encuentro a la chica sentada en en el sofá, muy tranquila de la vida.

¿Que le pasa? Dejo a su compañera sola, y ebria en la habitación al lado de un hombre. .. ¿Qué es esta chica de ella?

— Sigue dormida. — digo, ella asiente. — Recuérdeme su nombre.

— No sé lo he dicho. — me dice, la miro inquisitivo. — Jenifer.

— Muy bien, Jenifer, ¿Usted es? — la chica me mira interrogante no entendiendo mi pregunta. — ¿Qué es de la señorita Cruz?

— Nada, vivo arrendada en la habitación continúa a la suya.

— De acuerdo, muy bien, permiso.

— Propio.

Salgo de la casa y camino hacia mi auto, cuando entro a este respiro profundo, pero el aroma de esa chica sigue en el auto.

Carajo.

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Comments

Raquel Salazar

Raquel Salazar

disculpa.... si vas a actualizar tu novela?

2023-11-23

3

Adriacni Azuaje

Adriacni Azuaje

por favor no tardes tanto en actualizar

2023-11-22

0

Carola Videla

Carola Videla

pobre Celeste

2023-11-21

0

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