El mensaje

Emily se quedo congelada al escuchar el sonido que emitía el peluche, comenzó a temblar de miedo, era na sensación como si su cuerpo se quedara sin energía en cuestión de segundos y si la sangre de su cuerpo se congelará. Comenzó a templar y a sollozar.

Emily no podía creer lo que pasaba el maldito acosador la encontró, ¿como era posible?, se alejó de sus viejos compañeros de trabajo, cambio su lugar de trabajo, su casa, hasta el número telefónico.

Esta tranquilidad solo duro algunos meses, ¿cómo es posible?.

Emily tomo el muñeco y lo dejo directamente en el bote de basura de la calle, no quería volverlo a ver.

Regreso a su casa, reviso todas la puertas y ventanas, cerro las cortinas por donde entraba la luz del sol que tanto le gustaba, su vida tenia que regresar a la oscuridad, al temor, a mirar por el hombro en todo momento.

No quería regresar a esa vida nuevamente, a tener miedo de todo. Después de revisar todo, se fue a su habitación y comenzó a llorar en un llanto desesperando y doloroso.

Se quedo dormida, a oscuras, su casa parecía estar vacía.

La despertó el sonido de su alarma del celular, ya era hora de levantarse para ir al trabajo.

Se dio un baño rápido, tomo algo ligero de desayuno. Y salio tan sigilosa como pudo, observaba por el espejo retrovisor por si alguien estaba siguiéndola, pero no había nadie.

A partir de ese día Emily cambio, se volvió retraída, callada, como si quisiera evitar ser notada, aunado a esto comenzó a cometer errores en su trabajo.

Alexander seguía de carca los movimientos de Emily y se percato de estos cambios, así que la llamo a su oficina.

Esto era tan inusual que comenzaron los cochicheos en la oficina, todos creían que ella había cometido un error tan grande que seria despedida por el mismo dueño de la empresa.

Emily estaba tan desconcertada, si habia cometido errores pero nada tan grave como para ser despedida o llamada a la oficina del dueño de la empresa, tal vez a recursos humanos pero no con el jefe.

Con paso firme fue a la oficina de Alexander Smith.

La secretaria tenía la orden de pasarla en cuanto llegara, así que en cuanto la vio llegar aviso de su llegada.

-Señorita, pase por favor, el jefe espera por usted.

-Gracias.

Tock tock . . .

- Adelante. - Dijo Alexander mientras se levantaba de su silla frente a su escritorio.

La secretaria solo la hizo pasar al interior de la oficina y se retiro sin antes preguntar di quería que le llevara té o café.

Alexander negó con la mano e hizo una seña para que se retirará.

Emily estaba de pie, frente al enorme y elegante escritorio de Alexander.

Ella estaba preparada para un regaño, o tal vez ser despida.

Pero Alexander le indico que se sentara en el grande y cómodo sofá de cuero café.

Emily se sentó, Alexander le ofreció una bebida, pero Emily negó con la cabeza.

Esa no era la actitud de un jefe molesto que va a despedir a un empleado.

-¿J-Jefe... qué esta pasando?

-Tranquila, de verdad no quieres nada, Sarita (la secretaria) prepara un té de menta delicioso.

Emily aun no sabia que pasaba, y negó nuevamente con la cabeza.

-Bien, veo que estas nerviosa. Toma esto te ayudará- Dijo Alexander mientras le daba un vaso con whisky

Emily lo recibió pero no dejo sobre una pequeña que esta al costado del sofá.

-Entonces dime ¿qué te pasa?, no eres la misma perdona que conocí en la fiesta de hace algunos días.

-Problemas personales Dijo Emily de forma cortante.

-¿Tu novio te intimida o alguien en la oficina te molesta?

-Jajaja (una.risita tímida) no Sr. no tengo novio y todos son muy amables en el trabajo.

-Entonces. . . ¿algún problema en la familia?

-N-No tampoco. . .

Emily estaba pensando en si decirle o no al jefe sobre el hombre que la acosaba. en ese momento sonó su móvil que olvido dejar en su escritorio, de forma mecánica lo había colocado en su bolsillo, no lo recordó hasta que sonó, era un mensaje.

Era el acosador, como lo sabía. . . un número desconocido que estaba bloqueado, y en el mensaje decía

"No dejo de pensar en ti. . . "

Emily no pudo con este sentimiento de ira y frustración, y sus lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. Odiaba esto, odiaba tanto sentirse débil.

Sin tan solo ese maldito saliera e entre las sombras ella podría defenderse, ella podría hacer algo, pero si no sabia que era y que quería.

Alexander vio todo lo que sucedía, tomo el teléfono de entre las manos de Emily, leyó el mensaje, tomo su propio móvil y llamo al teléfono del mensaje, como bien sabía Emily, no habría ninguna respuesta, ya que era un número que solo servía para enviarle mensajes y llamadas.

-¡Esto es lo que te pasa, alguien te molesta!

Emily trato de limpiar su rostro pero las lágrimas no se detenían, Alexander tomo un pañuelo de papel de su escritorio y se acerco a Emily, le dio el pañuelo y la abrazo.

-No te preocupes, yo te ayudaré a resolver esta situación, si tu me lo permites.

- Y-Yo fui a la policía y ellos no me pudieron ayudar, decían que hasta que no me haga algo no pueden hacer nada...buuu... pero yo no puedo vivir así.

Alexander seguía abrazándola y tratando de reconfortarla.

-No te preocupes, lo que la policía no puede hacer Alexander Smith podrá hacerlo, olvidas que soy muy rico

-¿Por qué me ayudaría, Sr. Smith?

Alexander dudo en decir algo, no podía decirle que el también era un acosador que la había buscado por 10 años.

-Porque lo hago, muy fácil, por que me preocupan mis empleados- fue lo único que se le ocurrió decir.

Claramente no Emily lo creyó pero que él le dijera esas palabras la reconforto.

Emily permaneció un largo rato entre los brazos de Alexander, sus brazos eran fuertes y ella se sentía protegida, no había tenido esa sensación desde hace mucho tiempo, sus padres eran los únicos que sabían sobre lo que le paso a su amiga en su adolecencia y su amiga Debby sobre el acosador en su vieja casa.

Aun que todos en su momento la consolaron este abrazo era diferente, realmente se sentía protegida. Tal vez era por que él representa una figura de poder ante los ojos de Emily.

Tal vez por que es hombre, o tal vez . . .

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