Charles Chaplin

"¿Todo está bien Nathaly?” Preguntó Emily mientras se acercaba.

“Todo está bien, me encontré al Sr. Smith cuando salía del sanitario y no quise perder la oportunidad de saludar al nuevo dueño de la compañía. Nada de qué preocuparse Emily”

Alexander no podía creer lo que veía, la chica que ha buscado por diez años está frente a él, las piernas le temblaron, se quedó sin palabras, la miraba fijamente con cara de un hombre enamorado, la expresión de cólera desapareció y dio lugar a un rostro sumamente afable, estaba tan emocionado que sentía que su corazón saldría de su pecho en cualquier momento.

Emily estaba un poco incrédula de las palabras de Nathaly, pero no podía acusar al nuevo dueño de la compañía de acoso cuando no estaba segura de que pasaba ahí.

“Señorita, disculpe, estábamos solo charlando, le aseguro que no tengo malas intenciones ni intereses ocultos con su amiga” Dijo Alexander un tanto avergonzado. 

Sus manos temblaban aun así le extendió la mano para estrechar la de Emily, sus ojos destellaban felicidad, por fin la encontró, por fin. . .  recorrió tantos países, tantos lugares, escuelas, universidades, todos los días se preguntaba en dónde podía estar esa hermosa chica que le robo el corazón, antes era solo una niña, una pequeña adolescente que comenzaba su vida, ahora era una hermosa mujer, su corazón latía tan fuerte que tenía miedo que alguien se diera cuenta de lo emocionado que estaba. Esta era la máxima prueba de que sus destinos estaban conectados. 

“Señorita, ¿la han atendido bien?, ¿necesita algo?. No sabía que en esta empresa hubiera empleadas tan guapas, de saberlo la hubiera adquirido antes”

“Jajaja, que dice Sr. Smith, no juegue conmigo” Dijo Emily mientras se sonrojaba, tantos halagos del nuevo propietario de la empresa era demasiado para ella.

Juntos se dirigieron de regreso al Salón, Alexander conversaba felizmente.

Mostraba una cálida sonrisa, pero tenía que disimular, teniéndola tan cerca no podía espantarla. De modo que se disculpó y fue a atender al resto de los invitados, pero cada que ella miraba en su dirección él la observaba, pero no era una mirada escalofriante, al contrario era una mirada llena de amor y ternura.

Emily pensó que tal vez era así con todas las chicas o que ella le recordaba a alguien ser querido.

No le dio mucha importancia, Nathaly se le acerco a Emily nuevamente en cuanto estuvo sola. “¿Estas bien?, ¿el Sr. Smith te molesto de alguna forma?

Emily sonrió “¿A mí? Para nada, es un hombre muy amable, por un momento pensé que te había acosado, pero creo que solo fue mi imaginación. Estoy un poco cansada, ¿tienes forma de regresar a casa o quieres que te acerque a algún lugar?”

“Estoy bien, puedes irte primero”

Al escuchar eso, Emily se sintió tranquila no tendría que soportar a esta mujer extraña de nuevo por lo menos durante lo que restaba del fin de semana.

Emily se despidió de sus compañeros, Alexander la seguía con la vista, él era el anfitrión no podía dejar la fiesta en ese momento, cuando Emily se acercó a despedirse  él le susurró al oído “Si quieres te puedo llevar a casa, solo espera unos minutos por mi”

Emily no sabía cómo responder a eso, era algo tan inesperado, como él, un hombre millonario, el hijo de una de las familias más importantes a nivel mundial podía estarle susurrando eso al oído.

Emily se sonrojo, solo negó con la cabeza, y salió rápidamente.

Mientras Emily manejaba su auto camino a su casa, pensaba, que experiencia tan loca, como era posible que ese hombre tuviera tanta atención con ella, ¿tenía malas intenciones? ¿o estaba pensando demasiado?

Llego a su casa y estaba tan cansada que solo atino a desmaquillarse, lavarse los dientes y cayo profundamente dormida, no dio más vueltas al asunto del Sr. Alexander Smith.

EN OTRO LUGAR DE LA CIUDAD EN UNA CAFETERÍA

Un hombre de 30 años aproximadamente, cabello negro, tiene un acento peculiar, no es un hombre feo tampoco es un hombre guapo, sin embargo es demasiado atractivo, tiene una aura de misterio, lo más llamativo son sus ojos negros tan profundos y fríos, como si no tuviera alma.

“Sr. logramos encontrar la información que nos solicitó” Dijo un hombre delgado mientras colocaba una memoria USB al lado de la  taza de café aun humeante que estaba servida frente al otro hombre sentado del otro lado de la mesa, la taza permanecía como la había colocado la mesera era evidente que no le había dado ni un solo sorbo.

Clavo sus ojos en la memoria que estaba en la mesa. Su rostro era tan oscuro, se notaba a millas su mal humor “¿Por qué diablos tardaron tanto?, ¡no cabe duda que son unos inútiles!”, es hombre daba miedo con solo mirarlo.

“Lo siento Sr. el hacker no pudo acceder a esa parte del sistema, tuvimos que entrar directamente a las oficinas y tomar la información que estaba brindada, por eso tardamos tanto”

El hombre de ojos negros dio un fuerte golpe en la mesa, el café se derramo, y más de una de las personas presentes volteo a ver lo que sucedía, pero en cuanto veían el rostro de ese hombre se giraban y encogían como si no quisieran ser detectados por él.

Tomo la memoria y salió de la cafetería, el hombre delgado que estaba con él no se atrevió a decir nada, solo  llamo a la mesera para que limpiará la mesa y pidió la cuenta.

Cuando el hombre de ojos negros caminaba por la calle hacia el estacionamiento donde dejo su auto vio una juguetería, sin pensarlo demasiado entro, recorrió los pasillos como buscando algo pero ni el mismo sabía la razón de estar ahí.

En una esquina la fondo de la juguetería en la sección de peluches había una cabina se leía “fábrica de voces” entro con una expresión de curiosidad, presiono el botón de color rojo frente a un pequeño micrófono se escuchó una voz que decía “hable ahora” después silencio de nuevo la voz del aparato “hable ahora” lo hizo una vez, se acercó “maldición” acto seguido se ilumino un el mismo botón que había presionado al principio, lo volvió a presionan y se escuchó su voz “maldición” volvió a apretar el botón y dijo “te extrañe” de nuevo la luz verde y nuevamente su voz se escuchó “Te extrañe”, de nuevo lo presiono “Por qué huiste de mí, ¡te arrepentirás!” presiono el botón verde y nuevamente se escuchó “por qué huiste de mí, te arrepentirás”, la ira que tenía en la cafetería ya se le había pasado, quién diría que ese hombre tendría un lado divertido y estaría jugando como un niño en una juguetería.

Por fin se decidió por un mensaje grabo el audio y compro un hermoso peluche de un oso con moño en el cuello y sombrero de bombín. Era como una versión de Charles Chaplin en oso, lucia muy bien, la chica que le entrego el peluche lo miro con ojos de admiración, pocos hombres hacen una personalización de un producto y no graban su propio mensaje, ante sus ojos era tan romántico, así que se atrevió a preguntar “¿es para su novia o para su esposa?”

El hombre de ojos negros mostró una sonrisa siniestra y dijo “para mi futura mujer”, la respuesta le congelo la sangre a la chica de la juguetería no eran las palabras sino la forma en como las dijo y esa mirada tan tenebrosa que no pudo evitar sentir escalofríos.

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