Capitulo 9

William:

Había terminado de dar la ducha, salí rápidamente para vestirme. Tomé mi ropa mientras miraba la hora, me acomodé la ropa para estar listo.

Tenía que estar listo también para ir después a la agencia. Mi tiempo estaba algo medido. No pensaba quedarme dormido en el departamento de Camila.

La puerta se abrió, sonreí escuchando pequeños pasos.

Alanis: Papá…

William: Ya voy...

Salí poniéndome la corbata, ella se acercó a mi tomando el nudo de la corbata acomodándolo.

Alanis: Hoy llegaron los clientes ¿verdad?

William: Si, ya sabes vienen a escoger a las modelos que necesitaran.

Ella levantó la mirada para fijarla en mi. Le sonreí negando con la cabeza, sabía que ahora venía al ataque. La misma historia de cada que venían a escoger las modelos.

Alanis: Si mi tía Alice estuviera en tu agencia. Los contratos y los clientes estarían contigo.

William: Tu tía Alice no está para ese tipo de trabajo. Ella es más de fotos y comerciales. No de pasarelas ni para contratos de exclusividad.

Alanis: Nunca le has dado la oportunidad. He visto su trabajo. Ella también está en pasarelas.

William: Si, pero no del nivel de mis modelos.

Rodó los ojos mientras negaba con la cabeza. La abracé de los hombros saliendo de la habitación, los dos bajamos las escaleras, tomó sus cosas… Se apresuró tomando el censor de mi auto. Ella lo miró. Se dio la media vuelta…

Mina: Señor. Su café.

William: Gracias Mina. Amm…

Miré a Alanis que miraba el censor… Pasé de ese gesto para tomar a Mina del brazo y jalarla con suavidad para que camináramos hacia la cocina. Ella me miraba sin entender lo que sucedía.

Mina: Señor?...

William: Perdón Mina, solo que no quería que escuchara mi hija. Van a traer unas cosas, Camila vendrá a vivir a partir de hoy con nosotros.

Mina: Ayy señor. Sabe lo que eso significa para la niña.

William: Lo sé. Se lo diré pero tampoco quiero que piense algo que no es.

Mina: No se preocupe señor. Aquí recibo a la señorita Camila.

Le dejé un beso en la frente apresurándome a llegar de nuevo donde estaba Alanis, miré el censor del auto que estaba en la mesa de la entrada, me asomé mirando que Alanis estaba trepada esperándome en la camioneta. Rodé los ojos soltando un gran respiro.

El hombre de seguridad que cuidaba la casa, me saludo, le hice gesto con la cabeza. Miré directo hacia Alanis que bajó la mirada pasándola hacia el otro lado.

Abrí la puerta, mirándola pero era como si en este momento volvía a poner su barrera de no querer hablar con nadie ni saber nada de nada.

Me subí negando con la cabeza. Encendí la camioneta empezando a conducir. Nos dieron salida por la seguridad de la casa. Tomé el camino acelerando… No era mucho el tramo que había avanzando… Miré el retrovisor tratando de querer hacer algún tipo de movimiento para captar su atención.

William: Alanis…

Alanis: No digas nada papá.

Solté un gran respiro sintiendo que si seguía en esa tonta actitud volvería hacer que perdiera los estribos.

William: ¿Por qué en la camioneta?

Alanis: No me iba a subir en el mismo lugar que subiste a tu “noviecita”

William: Alanis, alanis… No empieces.

Alanis: No empiezo. Solo que no me agrada e insistes en hacer que ella esté cerca de nosotros.

Giré hacia un lado de la carretera aparcándome a un lado. Detuve la camioneta.

William: Alanis, no tengo por que darte explicaciones de mi vida. Soy tu padre y eso debes entenderlo.

Alanis: Lo entendería si fuera una buena mujer. Pero no con Camila.

William: no sabes nada de Camila, te la pasas juzgando hasta por que respira. TE ADVIERTO. MAS TE VALE QUE TE COMPORTES AHORA QUE…

Alanis me miró con una mirada desafiante… Estaba claro que no… Quizá no era el momento oportuno pero mi propia hija no iba a ponerme a cumplir sus caprichos, caprichos que estaba claro que Alice tenía que ver con este cambio.

William: CAMILA APARTIR DE HOY, VA A VIVIR CON NOSOTROS.

Alanis: ¿Qué cosa?

William: Lo que escuchaste. Me voy a comprometer con ella y quiero Alanis que seas cortes y educada, no una niña malcriada y grosera que no demuestre los buenos valores que les hemos dado que ha estado perdiéndolos por la influencia de Alice.

Alanis: MI TÍA ALICE NO TIENE COMPARACIÓN.

William: No claro que no, ella anda de hombre en hombre metiéndose quien sabe con cuantos hombres mientras que Camila la crucificas por querer acercarse a mi.

Alanis: ALICE ES MUCHO MEJOR QUE LA ZORRA DE CAMILA.

William: CALLATE… CALLATE… NO VUELVAS A REFERIRTE A CAMILA DE ESA MANERA.

Alanis: ¿TU SI DE MI TIA ALICE? ALICE TANTO QUE LA DESPRECIAS ES MUCHO MEJOR QUE CAMILA, TIENE ESTUDIOS, UNA PROFESION, HACE LO MISMO QUE HIZO CAMILA PERO CON LA FRENTE EN ALTO.

Negué con la cabeza…

William: Eres pequeña hija, el día que te des cuenta quien es tu tía Alice, entonces entenderás que ciertamente no hay comparación entre la Decencia con Camila y la perdición con Alice. Por si no lo sabes hoy en la mañana pasé por su departamento. Lloraba por alguno de sus hombres que no le quiso soltar un solo dólar… Estaba ebria cayéndose, no se podía sostener de pie. Dime ¿Eso lo hace una mujer decente?

Alanis, entre abrió sus labios mirando que sus ojos se llenaron de lágrimas. Negó con la cabeza. Cerré los ojos dándome cuenta de lo que le había dicho.

Alanis: No sabes nada de Alice… por eso la odias tanto. Ni sabes sus motivos, ni sabes lo que esta pasando, ni sabes lo que durante todo este tiempo la ha tenido destrozada, la ha tenido sufriendo. NO SABES NADA PAPÁ. VIVES EN TU PROPIO ODIO.

Me sorprendí al escuchar a Alanis hablar de esa manera… ¿Acaso ella sabía algo que yo no? Bueno no es que me interesara la vida de Alice o lo que tenga que ocultar, pero realmente nunca me había tomado el tiempo de investigar sobre ella, para mi ella un cero a la izquierda.

Alanis se quitó el cinturón de seguridad, abrió la puerta de la camioneta empujándola con su pie. Intenté sostenerla… Pero se bajó rápidamente.

William: Hija… Alanis Espera.

Ella tomó su mochila empezando a correr, me bajé de la camioneta apresuradamente viendo que ella estaba corriendo hacia el instituto de su secundaria… Pasé mi mano por mi rostro, no entendiendo absolutamente que tenía Alanis en contra de Camila y la devoción por Alice.

Mi hija entró al instituto, pude ver su mirada desde lejos mientras me negaba con la cabeza. Ella solo entró sin esperar a que fuera detrás de ella. Cerré con fuerza la puerta soltando un golpe en la puerta con todas mis fuerzas… Negué con la cabeza. Estaba claro que Alanis no deseaba a Camila cerca de ella pero no lograba buscar una buena explicación para que se comportara de esa manera.

William: Te fuiste Analis, te fuiste dejándome la responsabilidad de nuestra hija… Sé que no soy un padre perfecto, pero santos cielos… dame una ayuda desde donde te encuentras.

Solté un respiro abriendo la puerta para subirme de nuevo hacia la camioneta. Miré la hora que estaba a tiempo para llegar a la agencia. Encendí la camioneta empezando avanzar.

Tenía que tratar de entender a mi hija y más ahora que era estaba en una etapa difícil… Lo que la adolescencia muchas veces trae consigo misma en esta etapa para el ser humano.

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William

Alanis

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