Capitulo 7

William:

Me desperté mirando a Camila que estaba dormida. Sonreí recordando la excelente noche que me había dado. Hacer el amor con Camila era satisfacer cada una de mis necesidades, terminando completamente satisfecho. Ella se removió un poco, abrió sus hermosos ojos encantadore.

Camila: ¿Ya te vas?

William: si, tengo que ir por Alanis y llevarla a la escuela.

Camila: Ya deberíamos vivir en el mismo lugar.

Sonreí negando con la cabeza. Asentí con la cabeza. Pasé mi mano suavemente por su brazo dejando un beso en su hombro. Ella me miraba de manera coqueta.

William: Ya lo había pensado. Prepara todo lo que necesitas que desde hoy vivirás conmigo.

Ella se levantó felizmente arrojándose sobre de mi nuevamente. Empezó a besarme apasionadamente, es una mujer tan sensual que no hacía falta para decirle que no lo hiciera.

Tuvimos un momento donde fue el inicio de una nueva etapa de nuestra vida. Empezamos hacer el amor… su manera tan perfecta para agradecer mis decisiones.

Camila: Te amo tanto… que por mi te haría el amor todo el día.

William: Lo sé… estoy preparado para ello.

La atraje hacia mi volviendo a embestirla… sus jadeos eran tan excitantes mientras ella se movía a la rapidez de mis movimientos. Aceleré un poco… solté un gran respiro retirándome rápidamente de ella.

Dejó caer su cuerpo sobre el mío. Pasó sus dedos delicadamente sobre mi pecho.

Camila: Le diremos a Alanis.

William: No. Eso yo se lo digo.

Ella con una sonrisa angelical se apartó bajándose de mi. Me levanté mirando la hora en su reloj de pared, si no me apresuraba llegaría tarde por Alanis.

Empecé a vestirme rápidamente. Tomé mi móvil mirando que tenía varias llamadas de Trina. Me preocupé un poco, aunque no entendía el motivo de sus insistentes llamadas.

Camila: ¿sucede algo amor?

William: No sé. Tengo muchas llamadas de Trina.

Camila gentil mente se acercó entregándome la camisa que me ayudó a abrocharla. Miré si habían mensajes pero no había ninguno. Así que lo que fuera lo debieron solucionar.

Acomodé un poco mi ropa entrando a su baño para humedecer el cabello. Sentí las manos de Camila pasando por mi cintura, me di la media vuelta tomando su hermoso rostro, le deje un beso en sus labios. La miré fijamente.

William: Camila, nunca te lo he preguntado.

Camila: ¿Qué cosa?

William: ¿Por qué dejaste el modelaje? Eras de las mejores.

Ella sonrió un poco nerviosa, se apartó de mi dando la media vuelta saliendo del baño, caminé detrás de ella… Empezó a tender la cama.

Camila: No es el momento. Llegará el día que te lo cuente y espero ser entendida.

Asentí con la cabeza sonriendo. Me acerqué a la mesita de estar tomando el censor de mi auto al igual que mi móvil.

Camila: Nos vemos en la agencia.

William: Si. Me encantará ver a los diseñadores y los clientes.

Sonreí saliendo de la habitación de ella. Caminé hacia el comedor de su departamento tomando mi saco. Abrí la puerta saliendo.

Solo esperaba no tomarme con la tonta de Alice que para mi mala suerte vive en el mismo edificio de Camila. Tomé mi móvil para hacerle la llamada a Trina, iba a marcarle cuando escuché unos fuertes llorosos, una personas lloraba gritando con demasiado dolor y tristeza, escuché que arrojaban cosas rompiéndose en mil pedazos.

Caminé lentamente, trataba de ubicar cual de todos los departamentos serían. Me acerqué un poco más… rodé los ojos negando con la cabeza… Miré el numero del departamento mirando que era de la ridícula de Alice. Lo que tenía que hacer una niña tonta como ella para llamar la atención.

Sonreí dando unos toques a su puerta, al menos podría hacer broma un poco. Claro de seguro que esta así por que algunos de sus hombres la dejó y ya podía seguir bajándole el dinero que ella quería.

Toc!!! Toc!!

Esos gritos de dolor y lamentos se habían detenido… Negué con la cabeza. Volví a tocar pero estaba vez el timbre para ver si al menos no estaba ebria desangrándose por su descuido de cortarse con algo.

Miré la hora viendo que ella no acudiría para nada a mi llamado así que mejor me aparté y seguí con mi camino, no iba a perder el tiempo con una persona tan insignificante como Alice, no es una mujer que valga la pena por nada del mundo.

Oprimí el botón del ascensor, las puertas se abrieron entrando. Me di la media vuelta viendo que ella había salido con una botella de vino en su mano, tomó un buen sorbo… giró un poco su rostro, dejando ver una Alice que en mi vida me hubiera imaginado verla en ese estado. Negué con la cabeza pegándome a un lado del ascensor para que no me viera por ningún motivo. Las puertas del ascensor se cerraron.

Como dije. Que nos podemos esperar por una persona como ella. Cayendo como siempre en el vicio buscando una salida con el alcohol. Tipico de las mujeres despechadas.

Las puertas del ascensor se abrieron, salí mirando al portero, el señor se despidió de mi, le levanté mi brazos, casi saliendo del edificio. Sonreí regresando hacia adentro. Caminé hacia el portero.

José: si señor.

William: La señorita Alice Maxwell del departamento 35 llegó a noche sola.

Jose: A ver… a ver… mmmm… No, la trajo el señor Richard y la señora Trina, su hermana. La pobrecita estaba muy mal. Dicen por allí que la pobrecita tuvo que dona….

William: Gracias José.

Le di un pequeño golpecito a su mostrador saliendo del edificio. Me subí a mi auto empezando a avanzar.

En mi mente estaba que le pudo haber pasado. Las mujeres frías y sin sentimientos como Alice siempre están perfectas… No es que me importara solo si tenía un poco de información podría hacer con esa información lo que se me plazca. Siempre he dicho: “La información es poder”…

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William

Camila

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