Capitulo 3

Richard tomó un sorbo de la copa, mirando hacia Trina. Trina se giró hacía la novia de William, ella asintió con la cabeza, sin perder oportunidad.

Trina: Me acompañas a servir los bocadillos.

Camila: Claro.

Se levantó caminando contoneándose como una pava real, llegó al lado de William, pasó su mano sobre su mejilla dejandole un beso… Que hasta tuve la necesidad de ver como la lengua de esa mujer le atravesaba toda la garganta.

Tragué saliva apartando mi mirada, tomé un sorbo de mi copa… Mirando a uno de los vecinos que empezó a caminar hacia adentro.

Richard: Vecino.

Vecino: Señor Richard… uno de sus autos está obstruyendo la entrada.

Rodé los ojos, sabía que era mi auto. Me levanté tomando lo que quedaba de mi copa. Le sonreí al hombre.

Alice: Debe ser el mío. Ahora lo muevo.

Me apresuré a caminar.

William: Te acompaño.

Levanté una ceja, asentí con la cabeza, estaba claro que ese “Te acompaño” no era para algunas de sus ofensas o peor aun para que no fuera a golpear algún otro auto.

Tragué saliva al ver a William que se abrochaba el botón del saco de su traje. Miró al señor que empezaba a platicarle que tenía una hija que le gustaría ser modelo. Escuchaba todo lo que el hombre le decía a William.

William: dígale que haga una sesión de fotos y que me mande el portafolio para revisar la presentación.

Rodé los ojos negando con la cabeza. Era más fácil que le dijera que no tenía su hija oportunidad para entrar a su estúpida agencia y no darle esperanzas falsas al pobre hombre. Sacó una tarjeta personal de él. En verdad que me sorprendí al ver que le daba una tarjeta donde venía su numero personal que realmente ni siquiera yo lo tenía y tampoco es que me muera por tenerlo.

Salí de mis pensamientos en que miré a William haciendo seña para que le diera el censor de mi auto.

William: ¿Acaso con tu mente estas haciendo que se mueva?

Sonreí rodando los ojos, le arrojé con fuerza el censor que por suerte y con tino lo agarró sin que se le cayera ni nada.

Abrió mi auto empezando a moverlo, avancé un poco viendo como se metía entre un camino donde no se vea mi auto. Al menos nadie me golpearía o peor nadie sabría que estaba aquí. Escuché que activo la alarma, lo miré donde me arrojó de la misma manera el censor pero no logré tomarlo a la primera cayendo entre la hierva alta. Lo miré negando con la cabeza.

William: Eso es lo que pasa contigo. Puse te auto allí para que no se viera, igual que su dueña.

Alice: ¿Disculpa? No te pedí que me acompañaras. Ahora donde rayos habrá caído el censor.

William: Así como eres buena en buscar hombres siendo una cazafortunas, es más fácil que encuentres tu censor.

Entre abrí mis labios apresurándome a llegar a él y darle su merecido. Levanté mi mano para darle una cachetada, pero él sostuvo la muñeca de mi mano con tanta fuerza.

William: No se te ocurra ponerme una mano encima. Aléjate de mi hija… me doy cuenta que no eres buena influencia para ella. Desde que ha estado más cerca de ti ha cambiado.

Le removí mi muñeca haciendo que me soltara. Sus ojos vacíos y su mirada dura, me hacían entender el desprecio que me estaba declarando nuevamente.

Alice: Eres un idiota… no es mi culpa que tú hija me quiera. Al igual que Alanis tu esposa me quería.

William: CARIÑO, QUE NO TE MERECES.

Alice: ¿Tú que sabes?

William: Sé todo… por eso te lo advierto Alice, mantente alejado de mi hija. No eres nadie para ella. No significas, nada… no vales nada. NO TIENES NINGUN DERECHO DE SER UNA MAXWELL POR ESO TAMPOCO TIENES DERECHO A LLAMARLA SOBRINA, NO TIENEN LA MISMA SANGRE.

Alice: ¿SABES QUE? YAAA BASTA…. Siempre con tus ofensas, con tus insultos… ¿Pues quien demonios te crees? Crees que por ser un miembro de una familia adinerada puedes tratar a las personas como se te venga en gana. Alanis me quería. Me quería a su lado. No me tengo la culpa que ella haya perdido al bebé que llevaba en su vientre cuando le detectaron el cancer. Era mi hermana aunque no seamos de la misma sangre.

William: Lo que le pasó esa noche sabes que fue tu culpa. Tu estúpides de hacer que se levantara de la cama cuando tenía reposo y hacer que vaya a buscarte altas horas de la noche…

Alice: Eso es mentira, ella lo perdió por la quimioterapia que le dieron y no sabía que estaba embarazada. ¿Por qué me culpas de eso?

Negué con la cabeza, la rabia y el odio que tenía en ese momento eran igual o peores de lo que él también estaba sintiendo.

William: Llegaste a la familia Wallace para hacerte de grandezas.

Alice: No sabes nada. Me gané todo lo que mi madre adoptiva me dio. Nunca tuve que pedirle nada. Trabajaba y estudiaba. Un solo dólar nunca le pedí. No sé que te he hecho para que me odies tanto. Esa noche yo no tuve nada que ver.

William: Solo te advierto que no te quiero cerca de Alanis.

Me miró con cierta arrogancia como siempre siendo más que yo. Negó con la cabeza dando media vuelta alejándose poco a poco hasta que desapareció.

Alice: ¿Cuánto rencor tienes William?

Solté un gran respiro… Mis lagrimas empezaron a caer, me incliné sobre la hierva buscando mis llaves…

Susan: ¿Alice?

Levanté mi mirada… solté mis lagrimas como si fuera una niña de cinco años. Susan se agachó quedando a mi altura, abrazándome fuertemente.

Susan y yo llevábamos una amistad casi como de hermanas, ella y yo siempre decíamos que teníamos otros novios ya que era la mejor amiga de Trina como su vecina, estaba claro que tampoco él iba a permitir que estuviera como su amiga de ella. Sentía como pasaba su mano por mi cabello tratando de calmarme.

susan: No me digas que como siempre William te hizo algo.

Nos apartamos… negué con mi cabeza. La miré.

Susan: ¿Qué sucede?

Alice: Creo que no fue buena idea de venir aquí. Me trae tantos recuerdos, que por eso tomo siempre los trabajos que me caen para no estar cerca de mi familia. Eso es todo.

ella tomó mi barbilla levantando un poco para que la mirara. Sonrió negando con la cabeza.

Susan : Entonces ¿que haces en la hierva?

Tragué saliva, recordé lo que el idiota de William hizo con el sensor de mi auto que no lograba encontrarla. Ya estaba empezando a oscurecer y casi no se veía nada.

Alice: Se me cayó el censor de mi auto.

Ella revolvió un poco mi cabello dejando un beso en mi frente. Empezamos las dos a buscarlo como unas niñas. Por que en verdad era imposible ver donde podría estar, era el único que tenía ya que su duplicado también estaba en mi departamento.

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Alice

William

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