17- TE AMO.

...RAMSÉS...

Después de hacer casi más de cuatro horas de camino habíamos llegado a nuestra casa de campo, estaba en medio de la naturaleza, este momento será el óptimo o el crítico que defina nuestro futuro.

Al estacionar de inmediato bajé, abrí su puerta y al bajar solo pude notar esa hermosa sonrisa, tome su mano y la llevé a la casa, que al tocar la encargada de cuidarla nos abrió.

- buenas tardes, señor King- saludé a Salomé.

- buenas tardes, gracias por tener todo listo- saque de mi billetera dinero en efectivo- gracias Salomé puedes irte, el trasporte espera por ti.

- gracias, señor, señora, permiso- asentimos y solo la vimos irse.

Al entrar ella tenía su carita de asombro, la vi caminar por la estancia mientras yo cerraba la puerta y sin esperar me acerque a ella abrazándola girándola frente a mí.

- ¿te gusta esta casa?- ella asintió mostrando una pequeña sonrisa- esta también es tu casa y podemos venir cuando tú desees.

- gracias- la escuche suspirar- gracias por aún seguir conmigo- la abrace hasta besar su frente.

- desde un principio te dije que pasara lo que pasara nunca me alejaría de ti, mi vida- tome su mano poniéndola en mi pecho- sientes.- ella asintió- esto es lo que provocas tú en mí.

- Ramses, deja de jugar- negué abrazándola nuevamente- sé que aún la am...- la interrumpí dándole un profundo beso.

- Zaidane- ella se sorprendió por como la llame- como te hago entender que este corazón solo late por ti, esta mente solo piensa en ti y que mi cuerpo solo te aclama a ti.

- yo, yo- y sin más devoré sus labios.

Sintiendo sus manos posarlas alrededor de mi cuello, y solo la alcé entre mis brazos, caminando hacia las escaleras, pero antes de subir el primer escalón me separé para verla a los ojos, notando sus pupilas dilatadas y su respiración acelerada.

- mi vida, ¿estás segura?- ella asintió volviéndome a besar.

Subí las escaleras hasta llegar a nuestra habitación donde no perdí, ni un segundo acaricie cada parte de su cuerpo, al recostarla desate mi corbata, quitando mi saco, pero ella se levantó desabotonando mi camisa, sus ojos destilaban pasión y mucha lujuria, me quite por completo la camisa dejando al descubierto mi pecho, mientras ella con sus pequeñas manos acariciaba mi piel, eso me hacía excitarme.

Tome sus manos abrazándola hasta besarla ferozmente la gire y baje el cierre de su vestido, besando sus hombros hasta dejar caer al suelo la prenda, la volví a girar apreciando su hermoso cuerpo, la recosté de nuevo.

Subiendo poco a poco acariciando sus piernas recorriéndola con mis dedos, escuchándola gemir y estremecerse con mi tacto, bese sus labios mientras acariciaba sus piernas.

Sus manos solo apretaban mi espalda, de sus labios a sus senos dejé un camino de besos húmedos, deleitándome por su sabor tan dulce, volví a apoderarme de sus labios tomando sus manos hasta llevarlas sobre su cabeza, me posicioné y entre lentamente escuchando un gemido tan dulce que mi cuerpo pedía más.

Comencé a moverme lentamente mientras ella se estremecía abajo de mí, sus gemidos y mis gruñidos hacían la pareja perfecta como si solo fueran uno.

Aumente mi ritmo escuchándola gritar con deseo y desesperación, pero con su voz entrecortada me pedía que no parara, seguí dando mis estocadas certeras donde mi amada esposa enloquecía de placer dejando sus lindas marcas en mi piel.

Estaba por terminar cuando ella se volteó quedando arriba de mí, teniendo la mejor vista, comenzó a moverse provocando que cerrará mis ojos teniendo las mismas imágenes de mis sueños con ella, sonreí, al abrir mis ojos ella tenía su cabeza hacia atrás y solo la abrace profundizando nuestra unión.

Y sin pensarla más le hablé.

- mi amor, te amo- ella se reincorporó, me sonrió besándome y en mis labios hablo.

- yo también te amo, mi vida- al escucharla decirme así, solo profundicé más.

Escuchándola gemir sin control, hasta que llegamos al mismo tiempo, su cuerpo temblaba mientras yo solo intentaba normalizar mi respiración.

- ¿de verdad me amas?- asentí besando su frente.

- más que a mi propia vida, no importa quien seas ahora, lo que a mí me interesa es que me amas y que yo te amo; y desde ahora solo seremos uno.

Ella asintió quedándonos así por un largo tiempo hasta que la llevé al jacuzzi, para relajarnos después de unas largas horas demostrándonos cuanto nos amamos.

...ADA...

Al despertar aún estaba entre sus fuertes brazos, no podía aún creer los que anoche habíamos echo y que él me haya confesado que me ama, mi corazón está tan feliz igual que todo mi semblante.

Me levanté sin hacer el mínimo de ruido y fui a ducharme, mientras las gotas caían en mi piel recordaba segundo a segundo el cómo hicimos el amor, erizándose mi piel.

Al salir me puse mi ropa interior y su camisa, salí de la habitación para hacer algo de desayunar, mientras buscaba en el refrigerador sentí sus brazos rodear mi cintura.

- buenos días mi amor- levante mi vista sonriéndole.

- hola cariño, buenos días- me ayudo a sacar los ingredientes para el desayuno- siéntate, en un momento estará listo.

- no, esas hermosas mano ya han echo demasiado, ahora me toca a mí, siéntate mi vida- solo negué se acercó a mí besando mis manos hasta que me cargo llevándome al banquillo de la encimera.- señora King, haga caso.

Solamente reí mientras él estaba frente a la estufa cocinando para los dos, me recargué en mis brazos quedándome más que embobada viendo al bello hombre frente a mí, su cabello arreglado, con su torso al descubierto que solo con verlo así me hacía suspirar, pero estaba tan perdida que no me di cuenta que él estaba frente a mí viéndome fijamente con una ligera sonrisa.

- ¿te gusta?- asentí mostrando una sonrisa más que amplia.- cariño, que piensas, yo me refiero al desayuno.

- también me gusta- sonrió sentándose a mi lado, sirviéndose café- ¿cuántos días nos quedaremos aquí?.

- solo el fin de semana, pero te prometo que pronto nos iremos de vacaciones- asentí comenzando a desayunar esta delicia, bajo la mirada de Ramsés.- no te había dicho lo hermosa que estás, te ves tan sexi con mi camisa.

Me sonrojé por su comentario, se levantó cargándome hasta subirme a la encimera, sus manos acariciaban mis muslos mientras las mías se entrelazaban en su cabello.

Nos comenzamos a besar olvidándonos por completo del desayuno, abrió la camisa de un solo jalón botando los pequeños botones y comenzó a besarme.

Me bajo de la encimera yéndonos a la sala y en ese lugar no resistimos más y nos entregamos al placer por más de una hora.

Así estuvimos parte del día y del fin de semana, entregándonos sin descanso y quedando más que afirmado que él, Ramsés King me ama a mí, igual que yo a el.

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Comments

Martha Gomez

Martha Gomez

Que pasará, con el Mante de Ada.

2024-04-08

2

Reina Martínez

Reina Martínez

fantástico historia de reencarnación...Si eso fuera verdad /Rose//Rose//Rose/

2024-03-04

3

Giovanna Xchel Maya

Giovanna Xchel Maya

me encantó todo de esta historia...

2024-02-29

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