5- Siempre voy a odiarte.

ZAIDANE.

Después de una gran agonía por este dolor por fin se fue calmando poco a poco, hasta que podía caminar y hacer movimientos sin quejarme, lo primero que hice al levantarme de mi cama fue darme una larga ducha en verdad lo necesitaba.

Al salir me cambié y decidí salir a dar un paseo por el enorme jardín de la casa, mientras caminaba veía a lo lejos guardias y se escuchaba la radio, al escuchar el nombre del señor Nassim me intereso escuchar de que hablarían, me acerque a una distancia considerable donde no estaba tan cerca de ello, pero si podía escuchar con más claridad.

Pero al escuchar de una nueva boda en la familia Abadallah pensé que sería de algunos de los hermanos de Samir, pero cuál fue mi sorpresa quien se casaba nuevamente era él, Samir Abadallah, en verdad me dio mucha rabia, con esto, jamás lo dejaré que vuelva a ponerme una mano encima.

Pasaron dos días desde que me enteré de su nueva boda, cuando él apareció por aquella gran puerta de madera, con sus lentes, al quitárselos me sonrió acercándose queriendo abrazarme algo que jamás le permitiría, me aleje de él y en automático frunció el entrecejo.

- ¿ahora que te sucede?, Zaidane- por primera vez me dejé guiar por mi ira acercándome a él y solo deje pintados mis dedos en su mejilla.

Sentía una gran satisfacción en pensar y en haberlo hecho realidad, pero así como estaba de feliz el miedo me invadió al sentir sus manos en mi cuello acortando mi oxígeno considerablemente.

- escúchame bien, nunca lo vuelvas hacer porque créeme te arrepentirás- al soltarme caí al suelo tocando mi cuello y tratando de normalizar mi respiración, pero aun así no desistí y solo volví a gritarle.

- lo haré las veces que quiera, soy su esposa y tengo derecho de reprocharle por su nueva boda- sonrió levantándome de un solo jalón, hasta acorralarme contra la pared.

- pero no tienes por que enojarte, Zaidane de igual manera te vendré a ver, para que me des de una buena vez la satisfacción de un hijo- solo negué pegándole en el pecho.

- jamás, jamás te daré un hijo, eres un monstruo y por lo que me has echo pasar, siempre voy a odiarte, Samir Abadallah.

Y ese fue el inicio de mi calvario, al llamarlo por su nombre y no con respeto como él siempre me lo pedía, me jaloneo tirando de mi cabello ya para este punto había perdido el hiyab, me abofeteo hasta que él quiso o porque mis mejillas se habían reventado, no lo sé.

Tomo mi cabello bajo la mirada de varios trabajadores y solo me cargo en su hombro hasta subir las escaleras, tenía miedo, terror de lo que fuera a hacerme y de poder soportarlo.

Al entrar a su habitación me aventó a la cama y el mientras cerraba me levante con la esperanza de refugiarme en el armario o el baño, pero fui tan lenta que él me volvió a agarrar del brazo llevándome de vuelta a su cama.

Donde él se subió sobre mí, ejerciendo presión en mis muñecas y mis piernas, él solo besaba, me mordía en el cuello y hombros, tragándome el dolor que sentía con cada mordida, que ganaba con gritar y pedir ayuda, nadie acudiría a mi pedido de auxilio.

Ellos escuchan y ven, pero nunca te ayudarían, ya que sería meterse con el hijo del jeque y serían palabras mayores, trayéndoles devastadoras consecuencias solo por ayudarme a mí.

Y solo lo volvió a hacer, siendo tan salvaje, dominante y violento, casi estando al borde de perder el sentido nuevamente, cuando termino simplemente me volvió a pegar gritándome, que en esta ocasión me la pasaría si no me iría peor.

No dije nada, pero en realidad no tenía las fuerzas suficientes para hablar, me dolía todo mi cuerpo, mientras lo vi entrar al baño quise levantarme para tratar de salir de su habitación e irme a refugiar a la mía, pero solo quedo en el intento.

Un intenso dolor se volvió a alojar en mi vientre encorvándome por lo mismo, no pude más y grité al borde de las lágrimas, cuando lo vi salir del baño y solo al verme, su rostro estaba distinto, podría jurar que era de preocupación o solo serían figuraciones mías.

Se cambió tan rápido, me envolvió en una sabana y me cargo, salimos de la habitación y bajo aprisa las escaleras sintiendo aún más el dolor por el movimiento, subimos a una camioneta, mientras iba a toda velocidad solo comencé a sentirme un poco cansada y muy débil.

Recostándome en su muy duro pecho, él solo pasaba su mano por mi brazo escuchándolo rezar, no entendía que estaba pasándome para que él cambiará tan abruptamente de actitud, quería seguir sosteniéndome de su cuello, mi mano ya no respondía hasta que solo sentí que se detuvo la camioneta, pero mi cuerpo lo sentía como se aflojaba y mi vista se tornaba borrosa, hasta que solo vi oscuro.

Al abrir los ojos estaba en una habitación blanca, con suero conectado a mi brazo y un monitor que marcaba mis latidos, con mi vista recorrí todo el lugar hasta encontrarme a Samir junto a mi madre.

Quien al verme despierta de inmediato se levantó acercándose a mí, beso mi frente hasta tomar mi mano apretándola ligeramente.

- Zaidane, ¿cómo te sientes?- sonreí porque era la primera vez que la veía después de la boda.

- bien mamá, me siento bien- ella asintió viendo su cara sería.

- solo necesito que estés preparada para lo que te diré- asentí sin entender a lo que me decía.- Zaidane has perdido a tu hijo.

Abrí mis ojos tan grandes por la sorpresa de tal noticia, ¿estaba embarazada?, ¿pero en que?, para que hacerme más preguntas sabía como había quedado y el mismo que me embarazo hizo que lo perdiera, tenía una mezcla de sentimientos por la noticia y por el maldito culpable.

- Zaidane, podrías haber dado la orden de que limpiaran en vez de haberlo echo tú y menos en el estado que estabas- vi a mi madre con total asombro, volteé a ver a Samir quien tenía la cabeza abajo.

Tenía tanto enojo y desprecio retenido en este momento y al decirme eso mi madre me daba a entender que le dijo una vil mentira del porque de la pérdida del bebe, me contuve y no le volví hablar a mi madre, quien me culpaba por este accidente.

Las horas pasaban se fue mi madre y tras de ella salió Samir, hasta parecía que quería evitarme, pero sabía que eso era una total ridiculez, no creo que se sienta culpable de lo que hizo y lo que provocó, el haber perdido a su hijo.

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Comments

Giovanna Xchel Maya

Giovanna Xchel Maya

maldito cavernícola mal nacido desgraciado sinvergüenza....

2024-02-29

8

Carleone Gutierrez

Carleone Gutierrez

uff que poco hombre 😤😤😤

2024-02-12

2

Rosi Martinez

Rosi Martinez

es verdad estos puñeteros árabes y sus religiones, el hombre tiene todos los derechos y las mujeres siempre sometidas, para ellos la mujer es la fábrica de traer a sus hijos al mundo 🌎 🤷

2024-01-24

8

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