12- Bienvenida a nuestra casa.

RAMSÉS.

Cada minuto que pasaba con ella podía notar mucho la diferencia del cómo era ella antes y el ahora no sé si sea por su amnesia, pero me gustaba mucho más el cómo era su manera tan dulce de hablar y dirigirse a todas las personas, su manera tan preocupada por mi trabajo y de su insistencia del que regresará.

Era más que extraña, pero no quería ponerle importancia a algo tan simple, así que solo la veía por la tarde, las mañanas se me hacían eternas para regresar a su lado y poder abrazarla.

Ella era mi medicina y mi motivo para levantarme cada día.

Y después de semanas en solo dos día la darían de alta, Pero cada mes la llevaría a revisión para saber si ella está bien.

Así que aliste todo en casa, a los empleados le dije que Ada regresaría, no les vi felicidad, pero entendía su semblante ya que ella infinidad de veces los ofendía solo por trabajar para nosotros.

Yo nunca entendí por qué ella cambió, si Ada creció en un orfanato y por si sola trabajo duro para poder estudiar y conseguir sus sueños, no sé en que momento dejo su humildad para ser arrogante.

ADA.

Al verlo por primera vez me quedé más que sorprendida, era él, el hombre de mis sueños, estaba frente a mis ojos y al enterarme que él, era mi esposo, no pude retener más mis lágrimas y agradecí, a Dios, al cielo, el universo y al destino porque él era mi segunda oportunidad.

Me impacto al momento de verme al espejo, era totalmente diferente a como yo era, pero aun así era muy hermosa, al sentir sus brazos rodearme, extrañamente me sentí tan bien, su calidez hacía sentirme tan segura y protegida, que las veces que él quiera abrazarme lo dejaría sin dudarlo.

Cuando me pidió permiso para besarme, me sentía tan nerviosa y ansiosa, no sabía si serían igual a los del sueño, pero al sentir sus labios en mi mejilla, pude sentir que eran mucho mejor de lo que llegue a pensar y solo me sonroje, él solo me sonreía y definitivamente podría perderme horas con solo ver esa linda sonrisa.

Se quedó conmigo el tiempo necesario para darme cuenta que era un hombre maravilloso, muy atento y amoroso, pero solo de pensar que no soy la misma del que él está enamorado y casado, me hace sentirme mal.

No sé si algún día tenga la oportunidad de decirle que yo no soy yo, pero la verdad no sé si llegue a entender lo que me sucede, solo lo dejaré al tiempo y dejar de lado esta gran baraña en mi cabeza.

Los días siguientes fueron estudio tras estudio, me monitoreaban de todo a todo, querían estar más que seguros que estaba bien, pero para su asombro y lo inexplicable estaba tan bien, que a pocos días por fin me darían de alta.

Ramsés venía a diario, sabía que él tenía un trabajo y le pedí que no lo descuidara más, yo estaba bien y por unas horas no pasaría nada, él no quería, pero después de todo acepto así que solo lo veía por las tardes.

Y cada que convivimos más, aunque fueran solo tres o cuatro horas, me daba cuenta el gran hombre que era, él quería platicar de nuestro pasado, pero le pedí que no hablará de ello y que solo fuera partiendo desde que nos volvimos a ver, él fue tan efusivo en su abrazo que terminamos dándonos un corto beso, ya que el momento y el estar a milímetros, pues solo se prestó y sucedió.

Sintiendo sus labios sobre los míos, experimentando una gran satisfacción, que al separarnos volví a sonrojarme y a él le causaba gracia por como me ponía, su sonrisa era tan encantadora que me gustaba verla a cada momento.

Y solo pasaron el par de días, por fin hoy me darían de alta, estaba feliz y solo esperaría a Ramses a que viniera por mi, que seria por la tarde saliendo de la oficina.

Estaba sentada sobre la camilla cuando él entró por aquella puerta con una sonrisa junto a una bolsa, se acercó a mí abrazándome hasta darme nuevamente un beso.

- hola mi amor, ¿lista?- asentí bajándome de la camilla- te traje esta ropa, ¿espero te guste?.

- gracias, Ramsés- el asintió llevándome hasta el baño.

- ya regreso, solo iré a firmar el alta, no tardo- asentí cerrando la puerta.

Al sacar la ropa de la bolsa era un hermoso vestido floreado, me di una ducha rápida, me cambié y al salir estaba el sentado en el sofá, al verme se levantó acercándose hasta darme una pequeña vuelta hasta que beso mi mejilla.

- eres tan hermosa- me sonrojé por su tan lindo cumplido- nos vamos señora King- asentí teniendo una sonrisa amplia.

- si, señor King- tomo mi mano y salimos de la habitación.

Despidiéndome del personal que amablemente me había atendido y solo sentía la mirada de Ramses sobre mi, hasta que por fin tocaba el suelo fuera del hospital, recibiendome una brisa tan agradable, caminamos hasta su gran auto y tras de él había dos camionetas negras estacionadas.

- tranquila, ellos nos cuidan, mi vida, anda sube- asentí subiendo al auto.

Y de inmediato lo puso en marcha viendo por el espejo las camionetas tras de nosotros, el camino fue corto y muy silencioso, hasta que llegamos a una hermosa casa detuvo el auto, lo vi bajar abriendo mi puerta ayudándome a bajar.

Entramos por aquella gran puerta y los empleados estaban en el recibidor, me sentía tan bien que me recibieran de esa manera, que sin más los abracé por ser tan buenas personas a pesar de que aún no los conocía, pero este gesto contaba mucho.

Ellos se sorprendieron por mi acción, pero al final correspondieron mi abrazo y nuevamente Ramses solo me observaba más que sorprendido, al regresar junto a él, me abrazo besando mi frente suspire y solo hablé dirigiéndome a ellos.

- bueno, gracias por tan lindo recibimiento y espero llevarnos bien, pueden regresar a sus labores- ellos asintieron sonriendo y se fueron, me quede viendo el lugar hasta que la voz de Ramsés me hizo girar a verlo.

- bienvenida a nuestra casa- asentí sonriendo, tomó mi mano subiendo las escaleras.

Mientras admiraba cada rincón de este lugar llegamos a la habitación, nuestra habitación, entramos y era más que hermosa, escuche cerrar la puerta y mi nerviosismo se hizo presente.

El solo me abrazo besando mi hombro, me giro volviéndome a besar, casi nos quedábamos si oxígeno cuando nos separamos sonrió besando la punta de mi nariz.

- tranquila, yo jamás te obligaría a algo que no quieras,- asentí sonriendo hasta abrazarlo- solo dejemoslo en manos del tiempo, ¿que te parece?.

- esta bien- me tomó de la mano abriendo una habitación y era el armario, con miles de prendas, pero todas eran demasiado para mi.

- cariño, si no te gusta podemos comprar un nuevo guardarropa- asentí más que apenada- yo lo único que quiero es que te sientas cómoda.

- gracias de verdad- sonreí, saliendo de ese lugar.

Camine al pequeño balcón que había, pero al tocar el barandal en mi mente pasaron unas imagenes como flashes que me hicieron soltarme de inmediato sobresaltandome, Ramsés solo me abrazo tranquilizandome poco a poco.

- tranquila, mi vida- beso mi cabeza y solo su mano acariciaba mi cabello.

- ayúdame a olvidar- solo me apretó más fuerte sintiendo su embriagante aroma entrar por mis fosas nasales.

Quedándonos así por un muy largo tiempo...

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Comments

Giovanna Xchel Maya

Giovanna Xchel Maya

vaya que todo sigue siendo muy confuso...

2024-02-29

2

Sol Vergara Rod

Sol Vergara Rod

me gustaría que le dijera la verdad que desde ahí construyan su historia de amor...

2024-02-20

8

Norvis Padrino

Norvis Padrino

Sería genial que ocurriera en la realidad

2024-02-06

2

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