13- Más que extraña.

RAMSES.

Después de haberla visto tratar diferente a nuestros empleados, al personal del hospital, cuando salimos, me llamó la atención nuevamente, no entendía su cambio de comportamiento, pero a la vez agradecía que no fuera la misma y regresara la Ada humilde de la que me enamore.

Pero en esta ocasión cada que me acercaba me sentía distinto, como si nuevamente me cautivará, pero no de la misma manera de cuando Ada y yo éramos más jóvenes, la verdad ni yo puedo entender, ni explicar con exactitud lo que siento al estar con ella.

Al día siguiente se levantó aún estaba en pijama, cuando entró al armario y comenzó a guardar la ropa, costosa y de marca, al verla sacar bolsas con dificultad, me levante ayudándole, ella salió de la habitación con bolsas en sus manos y yo solo la seguí sorprendiéndome lo que hacía.

Como la mayoría de los empleados era mujeres, les entregó las bolsas con las ropas y zapatillas, diciéndole que se las quedarán y lo que no usarán lo vendieran, me sorprendí, pero solo sonreí por su acción tan linda, las muchachas le agradecieron infinidad de veces.

Así que subimos nuevamente a la habitación, duchándonos se puso nuevamente el vestido del día anterior, sumando algo más a la lista de cosas extrañas; ya que ella nunca repetía ropa, nunca entendía porque lo hacía, y solo me dijo que si podíamos ir a comprar nueva ropa, ya que no tenía nada que ponerse y más que gustoso la lleve.

Pasando gran parte del día, viendo el cambio radical de sus atuendos, ya no eran tan exagerados, ahora eran más sobrios, pero de algo si estaba seguro lo que se pusiera de igual manera se vería más que hermosa.

Cautivándome aún más por su manera tan dulce, generosa y amable con los demás y solo de la noche a la mañana mi corazón latía con más fuerza solo por tenerla a mi lado, la amaba, pero de manera distinta, más fuerte y más genuino, porque a pesar de que tenemos años de casados, era como estarnos conociendo y nuevamente me enamore de mi nueva y dulce esposa sin lugar a dudas...

Al llegar de la empresa, ella estaba esperándome en la entrada con una enorme sonrisa y sin esperar la abrace hasta alzarla en mis brazos.

- hola mi amor, ¿cómo estás?,- ella asintió besando mi mejilla.

- muy bien, vamos al comedor, hoy preparé yo la comida- le vi más que incrédulo, hasta que solo asentí.

La bajé, ella me quito el saco y caminamos hasta el comedor, mientras Ada se había ido yo trataba de entender que pasa, ella hasta donde yo recuerdo no sabe cocinar y hoy ella preparó la comida, necesitaba ayuda para entender y poder entenderla a ella, este proceso por el que estaba pasando y quizás que por eso era tan diferente.

Me levante haciendo una llamada al médico de cabecera desde el accidente, le explique lo que e notado y él me dio la opción de llevarla a terapia, para que ella pudiera desahogarse porque tampoco podría yo saber su sentir el no recordar nada, pero también mi inquietud era que cada noche hablaba dormida no sabía lo que decía, pero al hablar se podía notar su angustia.

Esto a ocurrido desde hace un par de semanas, pero no quiero hablar esto con ella, porque no sé cómo lo tomaría, yo lo único que quiero es que esté bien y se sienta bien a mi lado.

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ADA.

Al despertarme lo primero que pasó por mi mente fue deshacerme de esa ropa y así lo hice con ayuda de él, compramos nueva cosas, más bonitas y elegantes, Ramses solo me veía más que anonadado por cada cosa que hacía.

Los meses fueron pasando y al convivir con el cada día, sin explicación solo comenzó a crecer un sentimiento hacia él, en donde tenía el impulso de decirle mi amor, pero la vergüenza me detenía, porque sin saber el como pasó todo tan rápido, pero él te quiero ya lo sentía.

El cada día se esforzaba en darme detalles tan románticos, que creo que eso fue la semilla para que creciera esto que siento por él, e tenido la necesidad de; pero no puedo las imágenes me atormentan cada noche, necesito hacer algo, ayudarme a mí misma para que esto desaparezca de una buena vez y poder ser feliz con él.

Íbamos cada mes, a revisión y el médico decía que todo estaba tan normal que no entendía del por qué aún tenía ausencia de recuerdos, yo solo los veía debatir, sabía el porqué, pero era tan complejo que no lo podrían entender por completo aún ni yo puedo entenderlo.

Seguía el tan atento cada que llegaba del trabajo que yo quería regresarle esa atención preparándole la comida, se sorprendió, pero al probar lo que había echo quedó más que encantado hasta abrazarme.

- mi amor, el doctor me recomendó una terapeuta, dice que pude ayudarte en algo- asentí sonriendole.

- está bien, ca- carraspeé y él solo me tomó de la barbilla con esa sonrisa que me gustaba verle.

- no te detengas, a lo que quieres decir, amor si lo sientes aquí- puso su mano en mi pecho- solo dilo.

- ca, cariño- lo dije tan bajo que él se acercó más a mí poniéndome más nerviosa de lo que ya estaba.

- no te escuche bien, mi vida, ¿puedes repetirlo?- asentí.

- cariño- al decírselo sonrió volviéndome a abrazar hasta besarnos.

Sus labios eran tan cálidos, sus besos se estaban haciendo parte de mi necesidad vital para seguir, nos separamos y el acomodo mi cabello tras mi oreja acercándose a mí y solo me habló tan bajo, que su aliento golpeaba mi cuello y eso me hacía erizar mi piel.

- te amo y sé que tú también lo harás mi vida- mordió el lóbulo de mi oreja.

Y en segundos solo me desconecté experimentando un sin fin de sensaciones tan excitantes, pero él se separó beso mi mejilla nuevamente, me sonrió y camino hacia las escaleras.

Esto definitivamente me había dejado fuera de base, pero me gustaba todo lo que él provocaba en mí, así que traté de tranquilizarme un poco recogiendo lo que estaba sobre la mesa y las muchachas se encargaron de lavar la losa impidiéndome hacerlo yo, así que camine hacia el jardín, pasando las horas observando las nubes, sabía que se avecinaba una tormenta y a mí me encantaba demasiado.

Y solo pasaron minutos donde se hizo presente, sintiendo el aire y la brisa refrescante, hasta que él se sentó junto a mí, abrazándonos viendo la lluvia caer, escuchaba su pecho latir relajándome, el solo poso su barbilla sobre mi cabeza, escuchándolo suspirar.

- gracias, por estar en mi vida- me atrajo a él hasta estar sobre su regazo, abrazándome más a él, cerré mis ojos y sin pensarla solo le dije.

- gracias por ser tú mi segunda oportunidad- abrí de golpe los ojos, sabía que eso no lo debía haber dicho, pero él no dijo nada.

Agradecía que no me haya prestado atención a lo que dije, sentí su abrazo más fuerte y nuevamente escuche esas palabras que con su voz gruesa y rasposa hacían una melodía en mis oídos.

- te amo demasiado, mi vida- besé su cuello quedándonos así por mucho tiempo.

Escuchándose de fondo los truenos adornados con sus bellos relámpagos, teniendo el tiempo más que perfecto para hacer más conexión del que hasta ahora hemos echo.

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