6- Perdidas.

Desde la pérdida de mi bebe, apenas había cumplió dos días donde me sentía extraña, pero bien, no me dolía porque desafortunadamente nunca me di por enterada que estaba embarazada, ya que mi periodo es muy irregular y la verdad nunca sentí cambios en mi cuerpo.

Y por esa razón no se formó ese lazo, pero lo agradezco porque de lo contrario sufriría más de lo que ya e sufrido en este matrimonio, pero ese solo fue el comienzo de mis desgracia.

Después de que me tuvieron en observación por un par de dias, me llevaron a la casa; él no volvió a poner un pie en el hospital y en la casa solo era de entrada por salida, que prácticamente no me daba la oportunidad de decirle lo mucho que lo odiaba por esto.

Todo un mes no volvió, agradecía porque me recuperaba sin disturbios, pero sabía que había celebrado su gran boda con Nirza, la siguiente esposa en la lista, solo rogaba al cielo que se olvidara de mí y me dejara en paz, pero solo hablé demasiado rápido pidiendo algo que jamás se me podriá conceder.

Él entró con bolsas de las mejores marcas, me las entregó queriendo darme un beso algo que nuevamente me negué, no tardo en darme un golpe, pero por desgracia o fortuna ya nada me dolía me había echo tan dura que ya el panorama, ni las adversidades me lastimarían.

Él se sorprendió por no quejarme solo en mis ojos se reflejaba el odio que sentía por él, pero al envalentonarme saque más de lo que hubiera querido, se quedó conmigo por dos semanas donde sufrí de distintas maneras, de verdad creo que él gozaba de verme así, malherida, en agonía, que el que me viera pensaría que solo me quedaban horas por sobrevivir.

Pero a pesar de que me dejaba en la total decadencia mi gran fortaleza me hacía tomar fuerzas de no sé donde y recuperarme, a los cuatro meses de haber perdido a mi bebé, quede nuevamente embarazada y lo sabía por qué tenía síntomas.

Me sentía feliz porque tendría a alguien conmigo para ver el lado bueno de esto, aunque la verdad en esta situación nada tenía un lado bueno o favorable.

Él se enteró y estaba ¿feliz?, pero no duró mucho su felicidad, porque él me dio un golpe por no atenderlo a tiempo cuando él estaba aquí, tenía solo dos meses, estaba bien a pesar de las indicaciones del médico, que tenía que pasar al menos un año.

Cuando él me golpeó caí al suelo sintiendo un dolor más intenso que el de aquella vez, me di cuenta que tenía sangre en mi ropa y nuevamente me llevaron al hospital.

Pero en esta ocasión solo estuve yo sola, sufrí demasiado porque vagamente tenía la ilusión de tener entre mis brazos a mi bebé algo que no sucedió y nuevamente se me fue arrebatado por ese monstruo.

Un par de días por fin me daban de alta, con muchas restricciones, reposo, sin relaciones, estaba en mucho riesgo solo por el hecho de haberme embarazado antes de tiempo, al llegar a casa me ayudo una de las empleadas a subir, en este momento solo quería dormir y olvidarme por un momento.

Me acoste y solo me dormí, sabía que tenía depresión por mi pérdida, pero esta era la única manera de sanar, cada día que pase en esas cuatro paredes eran dolor por la inexistencia de algo que era un anhelo.

Pero en las noches ese hombre de ojos claros me consolaba, como si se diera cuenta por lo que estaba pasando, no entendía el porqué de ese sueño tan recurrente, ¿quién era él?, ¿en verdad existirá?, cuanto daría porque ese sueño fuera realidad.

Siguieron pasando los meses y sabía que hoy era nuestro segundo aniversario de infelicidad de mi parte, el vino y me llevó a cenar mostrándose como si fuera el hombre y marido ideal, pero toda esa careta se esfumó al llegar a casa, esa noche me obligó a tener relaciones con él, alegando que me había respetado por perder a mi hijo.

Y nuevamente me dejo muy mal, pasaron los días convirtiéndose en semanas y solo volvió a pasar quedé otra vez embarazada de ese hombre, pero me aferraría a este bebé aunque fuera lo que fuera.

Al cumplir seis meses, estaba más que feliz porque pronto tendría entre mis brazos a mi bebé, al enterarme de que sería niña sin dudar lucharía porque ella no repitiera la misma vida horrible que yo llevo, aunque me fuera mal iría en contra de todo y de todos solo por darle la libertad tan anhelada a mi hija.

Pero lamentablemente no llegué a término y el culpable tenía nombre y apellido, Samir Abadallah, al estar en el hospital estuve más de un mes, en donde tenía constantes crisis por la pérdida, pero estaba tan delicada que estaba solo a unos cuantos pasos de dejar este mundo, hubiera preferido morir junto a ella, al menos en otro lugar estaría mucho mejor que aquí.

El tempo que estuve en el hospital nunca recibí una visita, ni de mi madre, ni de el, que se supone que es mi esposo, me sentía dolida porque sabía que en este momento estaba completamente sola tratando de sobrellevar este inmenso dolor.

El tiempo avanzó considerablemente bajando un poco mi martirio, pero ahora las esporádicas discusiones que tenía con él, era porque no podía darle ni un hijo sin perderlo.

- sabes el porqué de mis perdidas, no quieras echarme a mí la culpa- negaba hasta reírse.

- no puedo creer que Nirza tenga dos hijos míos algo que tú hasta ahora no lo has logrado- le intente dar un golpe pero fui detenida- no sirves como mujer Zaidane.

- si no sirvo es por tu culpa, te odio como no tienes una idea- me abrazo dándome un beso en la frente y solo se fue.

Sabía que a él le daba igual lo que yo dijera o sintiera, su único objetivo era que le diera un hijo, pero sabía que sería más que difícil, ya que en mi última pérdida mi matriz se lastimó y sería más que nulo volver a quedar embarazada.

Pero para qué trato de explicarle, sé que nunca entendería el término médico, me llevaría esto a la tumba porque sabía y presentía que pronto moriría a manos de él sin lugar a duda.

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