16- Tu eres mi necesidad.

ADA.

Las horas pasaban y no regresaba, tenía mucho miedo, como desesperación de no poder localizarlo, su teléfono estaba apagado y no podía llamar a Frani, ella me había mandado mensaje que estaría desconectada por esta noche, así que casi no pude pegar el ojo.

Aunque me fuera a la habitación a pretender dormir era más que obvio que no lo haría, me había acostumbrado tan rápido el dormir junto a él y sentir su calor, que en este momento la cama estaba más que helada.

Y solo me senté en el balcón a observar a los guardias caminar por los jardines, mientras la agonía se hacía presente con cada minuto que pasaba sin saber de él.

Comenzó a esclarecer y mis ojos ardían por pasar la noche en vela, me levanté del sofá y me fui a duchar, el agua caía en mi rostro mientras mi mente me mostraba más de mil posibilidades de que él me diga que se alejara de mí, que no asimile y soporte la realidad, él sigue estando enamorado de su esposa, no de mí.

Suspiré hasta envolverme en la toalla hasta salir y cambiarme por lo primero que veía, baje al comedor saludando a las muchachas y de inmediato me sirvieron, pero el apetito se me había ido por completo y solo jugué con la comida, perdiéndome prácticamente en mi mente nuevamente.

Me levanté y solo me fui al jardín, este lugar me hacía entrar en calma y darme paz, eso era lo que necesitaba más que nada, de nuevo tenía mis crisis existenciales por todo lo que ahora pasaba, pero era mejor que él no viviera engañado al igual que yo, pensando en que me ama y en realidad a quien ama es a ella...

Después de pasar horas tumbada en el sofá del jardín, me levanté más que sin ánimos caminando al interior de la casa y lo vi a él entrando por la puerta, tenía unas ganas inmensas de abrazarlo, pero solo me detuve no quería sentirme rechazada, creo que no lo soportaría.

Lo vi acercarse a mí, me sonrió tomando mi mano dejando un beso sobre ella.

- ¿podemos hablar?- asentí más que nerviosa, entramos nuevamente al despacho- toma asiento Ada.

- me adelante a lo que él quisiera decirme así que solo hable- Ramsés entiendo si quieres divorciarte y alejarte de mí, créeme que aunque me duela no te detendré.

- ey, mi amor, ¿por qué dices eso?, yo jamás me alejaría de ti, no puedo mentirte que me impresionó todo lo que me dijiste, pero alguien me ayudo a entender que solo fue el destino el que termino de unirnos- lo vi más que sorprendida- así como yo era dueño de tus sueños, tú también lo fuiste en los míos.

- pero, pero- se acercó a mí hasta abrazarme.

- no hace falta poner palabras de más, demos vuelta a todo esto y seamos felices como hasta ayer- asentí aún abrazada a él- porque pase un total infierno no dormir junto a ti.

- yo tampoco pude hacerlo, me e acostumbrado a ti- me separó tocando mi barbilla hasta levantar mi rostro.

- Ada, tú eres mi necesidad y haré lo que sea por darte la felicidad que tanto has buscado, mi vida.

Nos quedamos viéndonos por un corto tiempo hasta que sus labios se apoderaron de los míos, perdiéndonos en nuestro mundo.

RAMSÉS.

Toda la noche no pude dormir en absoluto tanto por pensar en lo que está sucediendo como el que ella es mi necesidad hasta para dormir plácidamente, me hace tanta falta, que deje de lado todos los prejuicios y me centre en lo que yo quiero y siento.

La quiero a ella y no porque sea mi esposa sino por su esencia tan dulce que a cualquiera enamoraría y lo que siento por ella va más allá de lo inimaginable, es lo que nunca llegue a sentir por Ada, pero ella, ella es mi todo no me importa que sea Zaidane, Ada, el cuerpo o no cuerpo, la amo y necesito expresárselo.

Al llegar pude notar su rostro de tristeza y sus hermosos ojos enrojecidos, sin perder tiempo la llevé a al despacho diciéndole mis pensamientos y que jamás la dejaría, era algo que ni por la mente me paso.

Ella de alguna manera se alegró, pero aún estaba distante de mí, así que hice una llamada para que fuera a la terapia nuevamente y la cita había quedado pactada para el día siguiente.

La busqué por la casa y estaba de nuevo en el jardín después de haber hablado; la tomé de la mano y la llevé a la habitación, necesitábamos dormir, mientras ella se cambió yo ya estaba acostado y solo la jale hasta abrazarla.

El dulce aroma que emanaba de su cuerpo era mi medicina, acaricie su cabello besando su hombro.

- gracias por haber llegado cuando más necesitaba de ti- solo beso mi brazo sin decir una palabra y en cuestión de segundos me perdí.

Al despertar ella aún dormía, me levante para ducharme y alistarme para ir a la empresa, me cambié en total silencio no quería perturbar su sueño, me acerque a darle un beso y salí de la habitación.

Mientras tomaba una taza de café les deje dicho que la llevarán por la tarde a la cita con la terapeuta, en el camino hice varias llamadas, creo que desde ahora nuestras vidas serán más unidas y cambiaran más de lo que ya lo han hecho.

Llegue a la empresa, camine hasta el ascensor bajo la mirada de mis empleados y solo minutos después entre a mi oficina adelantando trabajo porque este fin de semana será solo para nosotros dos, las horas avanzaron dándome cuenta que ya era hora de mi cita.

Tome mis cosas junto al saco y salí hasta subir a mi auto, maneje a toda prisa, me estacione bajando del auto vi al chófer recargado en la camioneta, me acerque a él saludándolo.

- buenas tardes, Jaime- él sonrió estrechando mi mano- puedes irte, desde ahora tienes libre el fin de semana.

- gracias patrón permiso- asentí y seguí mi camino.

Subí el ascensor, me sentía ansioso por lo que en este momento será la definición de un nosotros, camine por un pasillo hasta entrar al consultorio al dar mi nombre la secretaria me dio el pase al abrir la puerta la vi a ella con sus ojos llorosos.

Se levantó de inmediato con su rostro de sorpresa, Francia me hizo señas que me acercara y así lo hice sentándome junto a ella.

- pero, Ramsés ¿que haces aquí?- sonreí tomando su mano y besando su mejilla.

- vine, porque los dos necesitamos superar esto, si queremos avanzar juntos- ella sonrió hasta que asintió.

- bueno, Ada, señor King, ya que estamos completos demos inicio- asentimos- para comenzar a sanar tienen que hablar de sus pasados, así que quien de los dos será el primero.

- yo, yo comenzaré- ella asintió tomó su tabloide y estaba lista a lo que yo le diría.

Le platique absolutamente todo, creo que al hacerlo se aligero la carga que no sabía que tenía en mis hombros, le hable de cuando y como conocí a Ada, de nuestra boda y su cambio repentino, de su infidelidad y del hijo que estaba esperando y al enfrentarla el accidente que hizo que ocurriera lo que ahora estaba pasando.

Tenía que pasar todo esto para darme cuenta que no era feliz a su lado y que lo que sentía por ella no era amor sino dependencia, era mi primer y único amor, pero ahora es tan diferente.

Francia me brindo su apoyo y su perspectiva, después fue el turno de Ada, tome su mano para brindarle mi apoyo, comenzando su relato más que cruel.

En esta ocasión pude saber absolutamente todo, que ese idiota la golpeaba y solo la usaba, las veces que quedó embarazada el mismo hizo que los perdiera, pero lo que me hizo tener que salir a tomar aire, era el día de su muerte quien también él tuvo que ver, no sé pero me hervía la sangre por tanto daño que le causó en ese tiempo.

Después de tardar casi quince minutos afuera y después de dos cigarrillos entre más tranquilo, la abrace tan fuerte que la escuche suspirar.

- tranquila todo estará bien mi amor, ahora solo somos tú y yo, nadie más- asintió hasta que le di un beso en sus labios.

- gracias, por apoyarme- tomé su mano y nos volvimos a sentar.

- bueno, por ahora la sesión a terminado señores King, acuérdense la comunicación ante todo, nos vemos la próxima semana- nos despedimos y salimos del consultorio.

Tomados de la mano como un matrimonio real, la ayude a subir al auto y comencé a manejar hacia nuestro destino, ella no dijo una sola palabra, pero todo lo que duró el camino nunca nos soltamos de nuestras manos.

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