Capitulo 20

Los pasos lentos de dos hombres cruzaron el oscuro pasillo del castillo.

-¿No es esta el área donde viven las sirvientas? - Emilio levantó la lámpara. Sintiéndose reacio, volvió la cabeza hacia Federico - ¿Realmente esto está bien? ¿Alguna mujer que trabaja en el castillo del Duque quiere ser prostituta?

-Este tipo de atracción es una señal de habilidad.

Emilio se tapó la nariz y sacó la lengua con disgusto.

-Huele a basura, qué asco.

-Deja el drama. A diferencia de ti, solo voy a jugar con una chica bonita por un día. No forzaré a nadie si no le gusta - Federico tocó a Emilio en el hombro.

-¿Y si todas las sirvientas son feas? Me sorprendió mucho antes porque todos llevaban máscaras. Puedo ver por qué lo llaman el castillo de los monstruos maldecidos por Dios.

-A tu hermana no parece importarle la apariencia.

-Los hombres son originalmente animales que se preocupan por su orgullo. Por eso el Duque tomó a mi hermana mayor como esposa. Pero bueno, es lo que mi padre quería.

Federico hizo una pausa. Sus ojos estaban sorprendentemente fríos.

-Cuida tu boca, Emilio...

Emilio parecía no tener idea de que había cruzado la línea, mirando alrededor del pasillo con una expresión emocionada en su rostro.

-Ya mi hermana mayor suele ser bondadosa. Viví en un pueblo con ella durante un año.

Los ojos de Federico se agrandaron. Era la primera vez que había oído hablar de eso. Sorprendentemente, había algo que no sabía sobre Juliet.

Emilio lo miró y se encogió de hombros.

-¿No lo sabías? Me escapé con mi hermana mientras su madre aún estaba viva, pero luego su madre me atrapó en un pueblo. Eso fue cuando tenía tres o cuatro años, así que no recuerdo.

-Eso fue antes de que los conociera.

-¿Oh sí? De todos modos, probablemente fue a partir de ese momento que la personalidad de mi hermana comenzó a volverse extraña. Dijo que quería volver a vivir allí. Afortunadamente, no ha hablado de eso desde que falleció su madre.

Federico siguió en silencio a Emilio con una expresión pensativa.

Juliet nunca decía nada, a pesar de que era obvio que estaba luchando hasta el punto del agotamiento.

Lo que a Federico le enojaba más fue el desprecio y la discriminación que recibió de su propio padre.

Juliet, a quien había abrazado en muchas ocasiones mientras lloraba, era lamentable y hermosa.

Durante muchas noches se había masturbado imaginándola llorando debajo de él.

Pero como dijo Emilio, ella no podría ser suya para siempre.

El sonido de la risa de las mujeres desde la entrada del pasillo interrumpió sus pensamientos. Él y Emilio se agarraron silenciosamente a la pared.

-¿No es realmente asombrosa la señora? No sabía que podría adaptarse a todos los sirvientes en una semana. ¿Es eso realmente posible?

-Ella es la hija de un comerciante. Ella es muy hábil para tratar con subordinados.

-Pero todavía estoy preocupada. Nuestro castillo... No es tan hermoso. Como dijiste, la señora creció en una familia adinerada, por lo que sus expectativas deben ser altas. ¿No nos odiará en secreto?

-No te preocupes. La señora no es tan ingenua. Te lo puedo asegurar, ya que le sirvo todos los días. -Susurró Cloe triunfantemente.

Cuando las doncellas se acercaron, Emilio y Federico quedaron boquiabiertos.

-¿Qué demonios es eso?

Dos doncellas de la misma altura que Cloe y una doncella ciega doblaron hábilmente la esquina y se acercaron a ella.

Federico entrecerró los ojos después de comprender la situación.

-No me digas... ¿Son las doncellas de Juliet?

La cara de Emilio se puso roja lentamente.

-Esos bastardos. No importa qué, son plebeyos, ¿cómo pueden hablar de... Hermano, ¿¡qué estás haciendo!?

Federico arrebató rápidamente la lámpara de la mano de Emilio y caminó hacia las doncellas.

...****************...

Me quedé esperando a Noah con los ojos vendados después del baño, abrazándome las rodillas y apoyando mi mejilla sobre ellas.

Sentía que me estaba acostumbrando a la falta de visión.

-Federico... ¿Qué diablos te pasa?

Fue impactante. Nunca antes me había empujado a hacer algo así. Llamó a mi esposo un tirano y me instó a desobedecerlo.

Es como si no quisiera que mi matrimonio fuera bien...

Se me ocurrió una extraña hipótesis, pero dejé de pensar en ella rápidamente.

Nos conocíamos desde hace más de 10 años.

Realmente llegué a pensar que no tenía intenciones tan atroces.

Si lo perdiera, no tendría a nadie con quien hablar.

Se me escapó un profundo suspiro. Lamenté haber traído a Federico y a Emilio al castillo. Noah parecía sentirse incómodo con los invitados.

Mientras tanto, si iba en contra de su buena voluntad, me vería como la malvada.

"¿Y si descubren que Federico le está mintiendo a mi padre?"

Mi padre iba a castigar a Federico y a mi hermano si hacían algo mal. Mi hermano menor, de diez años, no debería ser azotado por las mentiras de su hermana mayor.

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