Capitulo 14

Abrí lentamente los ojos y sentí los rayos del sol sobre mi rostro. Nuevamente era la única en la cama. Sentía mi mente renovada, pero mi cuerpo dolía por todas partes. Al recordar la noche anterior, entendí por qué me dolía. Las sábanas, que habían estado arruinadas por todo tipo de fluidos, ahora estaban mágicamente limpias. Incluso mi atuendo también había sido cambiado por algo suave y cálido. Me mordí el labio inferior, levanté los brazos por encima y murmuré: "Mi muñeca... Tal vez debería haber aguantado un poco más..." Su agarre había sido tan fuerte que aún tenía las huellas de sus dedos en mi piel. Casi la mitad de mi antebrazo estaba rojo debido al tamaño de sus manos. Me estremecí y arrojé los brazos sobre la cama.

La verdad era que deseaba haber tenido sexo con penetración, estar de esta manera... Pero al recordar su tamaño lo entendí, esa cosa realmente podría destrozarme, pero debía tolerarlo. Debía dar a luz a un hijo. "¿Qué tan doloroso sería? Es un poco... Bueno, es bastante enorme, pero..." Lo que había tocado era demasiado grande... Para encontrar una comparación adecuada, creo que mi antebrazo era lo más cercano. Los dedos de mis pies se curvaron involuntariamente mientras recordaba vívidamente la sensación, o más bien, la falta de ella. Negué con la cabeza como si intentara deshacerme de mis pensamientos y luego enterré mi rostro en la almohada. "¿Realmente dolerá mucho...?"

Luego recordé que no había visto su rostro ni una sola vez. ¿Podría realmente ser feo? Había un extraño rumor que decía que Noah, por ser un hombre maldito por Dios (por ser ciego), también era un hombre feo, comparado con el rostro de un horrible demonio. "Si ese es el caso, no me importa." Estaba bien si tenía cicatrices o si realmente era feo. Ya me gustaba este lugar. A diferencia de la casa de su padre, me gusta que las sirvientas no le presten atención a mis antecedentes. Estaba agradecida con Mike por no ser consciente de su condición plebeya. Lo mismo ocurrió con el sacerdote de personalidad mezquina.

Eso solo me hizo desear quedarme aquí por mucho tiempo. Para mí, realmente no importaba si mi esposo era o no feo.

Noah de Reyes.

Sus rasgos eran terriblemente perfectos.

La hermosa estructura de su rostro exudaba una distintiva belleza masculina, oscureciendo sus ojos. Su nariz era afilada y sus labios firmemente cerrados dibujaban una curva arrogante y atractiva.

No sería exagerado decir que algunas personas no podrían evitar su espada debido a lo fascinante que era su apariencia.

Desafortunadamente, siempre usaba su armadura manchada de sangre.

Gracias a eso, lo único que se sabía de su apariencia era que era un demonio en el campo de batalla.

Su obsesivo hábito de ocultar su rostro dio más credibilidad a los rumores.

Noah estaba apoyado contra la entrada de la capilla, en camisa y pantalones militares empapados.

-Estás aquí, mi señor.

Al oír la voz de un anciano, los fríos ojos grises de Noah se volvieron hacia el anciano sacerdote arrodillado frente al altar.

El sacerdote se puso de pie lentamente. Al igual que Noah, era ciego y ni siquiera podía enderezar la espalda correctamente.

-El servicio de adoración ha terminado. Siéntete libre de entrar.

Noah cruzó el camino entre las sillas a ambos lados de la capilla. El agua goteó sobre el suelo de mármol. La camisa mojada no dejaba a la imaginación ninguno de sus músculos tensos y esculpidos.

Con sus hombros anchos y miembros largos, huesos bien definidos, cintura delgada y pecho grueso, su cuerpo era una obra de arte.

Luego se sentó en una silla justo en frente del altar, con las largas piernas extendidas.

A pesar de ambos ser ciegos, demostraban sus habilidades. Aunque Noah lo ayudaba el hecho de que, aunque era ciego, podía ver el aura de las personas, de esta manera, sabía dónde estaban aunque no las viera. El anciano se sentó en una silla frente a Noah.

-Huele a agua de mar y... a sangre de un demonio. No has barrido esta área todavía.

Su capilla estaba ubicada en una zona montañosa profunda y escarpada, sin tráfico peatonal.

Noah no respondió, pero el anciano sacerdote habló como si hubiera leído sus pensamientos.

-¿A dónde fueron los caballeros y por qué viniste solo?

-Mientras estaba persiguiendo demonios. Ellos estaban coqueteando con mi esposa. Parece que toda mi disciplina huyó después de la guerra.

Una voz profunda, como sacada de las profundidades, resonó por toda la capilla.

El aura de Juliet rodeaba su mente mientras los caballeros estaban al frente.

Noah se dio cuenta de que Juliet se había reído y una furia se apoderó de él. La primera sonrisa que Juliet había dado después de llegar a su finca no había sido dirigida a él, sino a sus caballeros.

Luego, cuando se dio cuenta de que Juliet había tropezado y se había aferrado a Ian, una sensación agradable se apoderó de él.

-Vaya... Un nombre que reinó durante 15 años en la línea del frente se molestó cuando vio a su esposa sonreír a sus subordinados.

-Sí, ¿hay algún problema?

Aunque Noah no podía ver, gracias al aura sabía cuando una persona estaba feliz, triste o cualquier otro sentimiento, debido a que el color del aura cambiaba.

-No, el señor está simplemente ansioso, es solo cuestión de acostumbrarse después de pasar la mayor parte de su vida luchando.

Como dijo el sacerdote, Noah había estado en el campo de batalla durante mucho tiempo. La sensación desagradable seguía apareciendo precariamente.

-Escuché que su esposa, al igual que usted, no quería casarse... Si lo hubiera sabido de antemano, ¿habría cancelado el matrimonio, mi señor?

Las hermosas cejas de Noah se fruncieron brevemente, luego se estiró lentamente y se apoyó contra el respaldo.

-La suposición de lo que ya ha sucedido es innecesaria.

Las cosas habían cambiado un poco, además Juliet aún no se había convertido por completo en su mujer todavía.

Entonces, como una bestia salvaje frente al nido de su presa, necesitaba paciencia.

-Parece que es sobreprotector con su esposa, mi señor.

Noah frunció el ceño con nerviosismo, su mueca no ocultaba su insatisfacción.

-Está bien, déjalos entrar. Pero asegúrate de que estén bien atendidos y cómodos.

-Lo que quiera mi esposa.

Luego, le dijo al jefe que le enviaría una carta.

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