Capitulo 12

Luego escuché cómo mi propio vestido era rasgado. Después, fue el sonido del dobladillo del vestido. Muy lentamente, la tela rozó mis párpados. Cuando se acercó a mí para cubrir mis ojos, su embriagador aroma llegó a mi nariz. Era una fragancia claramente masculina con notas del aire invernal. Luego se alejó y sentí un enorme vacío donde había estado. Un extraño sentimiento persistió en el aire.

-Ahora, quítatelo tú misma.

Al escuchar su voz desde arriba, supuse que estaba sentado a mi lado. Respiré hondo.

-Eso es para cuando estoy sola...

-Creo haberte dejado claro que no me gustaba repetir las cosas.

No dije nada. ¿Qué podía decir? Mis nervios eran cada vez más sensibles. Suspiré, me quité los guantes de piel y me arremangué lentamente el vestido. El sonido de la tela resonó en el silencioso dormitorio. El aire frío se precipitó entre mis piernas y un extraño deseo envolvió mi cuerpo. Mi abdomen inferior se tensó. Aún no había pasado nada, pero era tan extraño que mi cuerpo respondiera como si estuviera esperando algo.

Levanté un muslo ligera y lentamente, luego me quité la media. Hice una pausa por un momento. Para quitarme la media de la pantorrilla, mi pierna debía estar completamente elevada. Vacilante, levanté una rodilla. El aire frío me golpeó mientras me quitaba la media por completo de la pierna. Mis labios se sentían secos.

Mientras me quitaba la ropa, se acumuló en mí una extraña emoción. Traté de concentrarme en quitarme las medias, intentando borrar todo pensamiento pervertido de mí. Repetí el mismo proceso con la otra pierna y rápidamente me quité el vestido. Un calor se apoderó de mi rostro, a pesar de que se suponía que quitarme la ropa enfriaría mi cuerpo. Me mordí el labio inferior.

Su mano dura y áspera me acarició la frente.

-Bien hecho.

Era como siempre, una voz dulce y seductora. Mi núcleo respondió instantáneamente. Su mano bajó a mis labios y mejillas...

Me avergoncé al darme cuenta de que estaba reaccionando a unos toques tan triviales, contuve la respiración y apreté el vestido con fuerza. Mientras aún estaba jugueteando con mis labios, de repente dijo.

-Entonces, ¿me estás diciendo que estás dispuesta a hacer cualquier cosa para que me sienta mejor? ¿Incluso si eso significa ir en contra de tus propios deseos y necesidades?

Me quedé en silencio, sin saber qué responder. Noah tenía razón, estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para evitar su ira y mantener la paz en nuestro matrimonio. Pero ¿era eso lo correcto? ¿Debía sacrificar mi propia felicidad por la de él?

-No lo sé -respondí finalmente, con voz temblorosa-. Solo quiero que estemos bien juntos.

Noah suspiró de nuevo, y esta vez su voz sonó más suave.

-Entiendo que quieras que todo sea perfecto entre nosotros, pero no quiero que te sientas obligada a hacer cosas que no quieres. Quiero que seas feliz, también.

Me sentí aliviada al escuchar sus palabras, y una pequeña sonrisa se formó en mis labios.

-Gracias -dije, sintiendo que la tensión entre nosotros se disipaba poco a poco-. Quiero que tú también seas feliz.

Noah asintió, y luego me tomó de la mano.

-Entonces, ¿por qué no empezamos de nuevo? -propuso, con una sonrisa-. Vamos a conocernos de verdad, sin mentiras ni encubrimientos. ¿Te parece bien?

Asentí con entusiasmo, sintiendo que finalmente estábamos avanzando en nuestra relación. Y aunque sabía que habría obstáculos y desafíos por delante, estaba dispuesta a enfrentarlos juntos, como un equipo.

-Noah -dijo en voz baja-, así es como deberías llamarme, no por mis títulos.

Mis ojos brillaron debajo de la tela. Sabía que era una señal de buena voluntad que me dijera que llamara a alguien por su nombre o apodo. Como una bienvenida lluvia después de una sequía, me sentí agradecida de que él me ofreciera una salida a esta situación. Mis labios rojos se separaron vacilantes, gritando su nombre.

-Noah.

Supe instantáneamente que su estado de ánimo había cambiado. Me sentí como poseída, así que me acerqué a él de nuevo. Noah se había puesto caliente y duro debajo de sus pantalones.

Era absolutamente imposible para mí comprenderlo completamente. ¿Y por qué la palabra "feroz" parecía la mejor descripción más... apropiada? Incluso a través de la ropa podía sentir su calor palpitante. "¿Puede poner todo esto dentro de mí?" Posible o no, algún día tendríamos que hacerlo. Pronto debería idear un plan. Usé ambas manos con un poco más de fuerza. Sentí cómo su cuerpo se estremeció. Una extraña sensación me recorrió el ombligo.

Este hombre que había hecho que la atmósfera se llenara de tensión, en este momento estaba temblando ante mi pequeño gesto. Esta era la primera vez que me sentía así. Fui capturada por una extraña sensación de emoción. Mi corazón se aceleró, mi vientre se tensó y sentía mis labios secos.

Apreté el agarre un poco más y tiré lentamente. Atrapado en sus pantalones, presionó contra mi muslo. Me quedé sin aliento. Además, ahora definitivamente estaba aún más hinchado que antes.

Mi mente estaba confusa, pero al mismo tiempo, surgió una curiosidad instintiva. ¿Qué tan grande es realmente? ¿Podía volverse aún más grande de lo que es ahora? Tenía curiosidad por saber cómo se sentiría tenerlo dentro de mí.

Mi rostro se sonrojó. No supe cuándo había comenzado a tener ideas tan impúdicas y lascivas. Pero aún así, no me detuve.

-¿Puedo sacarlo y tocarlo yo misma? Te sentirás mucho mejor si lo hago con la boca, ¡Ah!

Mi cuerpo fue empujado hacia atrás contra la cama. Un gran peso subió sobre mí lo suficientemente rápido como para que no me diera cuenta de inmediato de lo que había sucedido. Mis dos muñecas estaban inmovilizadas sobre mi cabeza con solo una de sus manos y sus labios me cortaron el aliento. Un gemido superficial se escapó de mi garganta y la lengua de él se deslizó por mis labios. Fue un beso brusco, como ser devorado por un depredador. Noah lamía y chupaba lo suficientemente fuerte como para hacer un sonido, rozando sus dientes contra mi lengua mientras la devastaba. Instintivamente, temblé, gimiendo cada vez que su lengua rozaba el sensible paladar de mi boca. Ni siquiera podía intentar apartarlo porque mis manos todavía estaban firmemente agarradas y tampoco podía moverme bajo su peso. Fue entonces cuando Noah rasgó el escote de mi grueso vestido de invierno con un movimiento sin esfuerzo. Mis pezones se endurecieron sin más con el aire frío. Una mano enorme me acarició. Un fuerte gemido brotó de mis labios cuando él apretó uno de mis pechos lo suficientemente fuerte como para doler, aunque el dolor fue acompañado y eclipsado por un extraño placer. Sentía cómo amasaba mi pecho y presionaba su eje caliente sobre mi ropa interior mojada, frotando contra mí con tanta fuerza que casi podía sentir sus venas, sentirlo dentro de mí. Sentí que mi mente en ese momento se hizo añicos. Mis labios se separaron en una respiración ahogada. Acarició mis pezones como si los estuviera atormentando, luego enterró su cara en mi cuello. -¡Haaa! ¡Mhmm! ¡Noah...! ¡Es-espera...! No sabía que llamarlo por su nombre sería imprudente. Él gruñó y mordió mi mandíbula, succionando ruidosamente antes de hacer lo mismo con la suave piel de mi cuello. Me estremecí, el poco control que me quedaba se desvanecía con cada mordisco. El pico endurecido de mi pecho era su próximo objetivo. El placer estalló a través de mí cuando se lo llevó a la boca. -No... si lo chupas... -mi cintura temblaba.

Allá abajo, la sensación de la punta roma de su eje frotando contra mí, enviaba chispas que irradiaban desde el sensible haz de nervios. Todo era tan rudo ya, tan agresivo, que parecía que la fricción rasgaría mi ropa interior de ambos.

El miedo se apoderó de mí. ¿Es así como una acaba perdiendo la cabeza y se deja llevar? Si él me atravesara con algo de ese tamaño, mi carne realmente se partiría.

Mientras mi cuerpo temblaba, la mano con la que me sostenía las muñecas se tensó.

-¡Ah! Me duelen las muñecas... -grité débilmente.

Todo el movimiento se detuvo en un instante con mi débil grito. Sus manos se soltaron en poco tiempo.

En el silencio, solo se podía escuchar nuestras respiraciones entrecortadas.

Me estremecí ante el creciente placer, el calor y el comportamiento brusco. Mis brazos se extendieron al azar sobre la cama, las muñecas palpitaban. Probablemente tenía marcas rojas en las muñecas por el agarre.

Tragué saliva, estaba sorprendida de que este hombre directo y de ritmo rápido se detuviera de inmediato ante una sola palabra mía.

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