En el área de presidencia, ya estaba Myriam, la CEO de la empresa, pues a ella le gustaba llegar temprano para preparar su café sin que la vieran. Le gustaba el lugar sin ningún ruido, así que apenas oía algo, corría a su oficina. Era un poco miedosa y no quería que le arruinaran su paz y tranquilidad. Después de preparar su café, entró a su oficina, se sentó, revisó uno que otro documento que su asistente le había dejado un día antes, bebió un poco de su café y siguió trabajando. Unos minutos después, empezaron a llegar las personas y su paz y tranquilidad se fueron por la borda, pero igual le gustaba, así ya no se sentía sola. Myriam era demasiado solitaria y no muy simpática, y sus padres siempre le llamaban la atención porque era una niña diferente. Pero bueno, ¿qué se puede esperar de crecer con unos papás que solo están sumergidos en el trabajo y otras obligaciones? Después de que todos llegaron a la oficina, empezaron con sus actividades. En eso llegó el asistente de Myriam. Sonó el ascensor y de él salió un chico muy llamativo, con un traje fino. Se veía que era de una buena familia. Todas las chicas de cada área iban a verlo llegar y todas babeaban por él, lo que a él no le llamaba mucho la atención. Hasta que se dio cuenta de que a dos chicas no les importó que llegara. Enseguida pensó: ¿será que a una no le gusten los hombres y a la otra le gustan, pero no que sean muy llamativos? Lo que lo llevó a seguir su camino a la oficina de la presidenta y solo miraba a esas dos chicas que estaban centradas en su trabajo. Porque unos momentos antes de que él llegara, ya les habían dicho sus respectivas tareas y tenían una hora de entrega de esos documentos. Si no, no saldrían a merendar. Cuando él llegó a la oficina, tocó la puerta (Knock, knock). Una voz dulce y a la vez fuerte y algo delicada desde adentro le dijo que pasara. Él entró y detrás de él cerró la puerta. Se puso a hablar un buen rato con Myriam.
Después de que el chico entrara a la oficina de la presidenta, Hana y Anabel estaban trabajando muy duro, pues les habían pedido escribir unos documentos que tenían una hora de entrega. Si no, no las dejaban ir a merendar. Después de todo, eran las nuevas y tenían que demostrar que sí podían. Hana se sentía algo presionada, pues en la entrevista con la presidenta (Myriam), ella le dijo que esperaba ver todo lo que podía hacer. Así que no quería defraudarla y demostrarle de lo que era capaz. Se sentía motivada por esas pequeñas palabras, pero que para Hana fueron una motivación muy especial que no dejaron de resonar en su cabeza en todo el día. Anabel estaba muy centrada también, pues se propuso una meta. Ya que tendría que demostrarle a Hana que ella también puede y que puede estar a su altura. Ella siempre se ha sentido menos que Hana y para ella es muy importante la opinión de Hana, ya que desde muy pequeñas se conocen. Ambas familias han sido amigas de años y Anabel ve a Hana como una hermana mayor. Anabel siempre ha estado con Hana y ha visto todo lo que ha logrado. Que se independizara tan rápido le causó una gran emoción y una gran motivación. Tomó la decisión de irse junto con ella. Sus padres la dejaron hacerlo porque conocían a Hana y sabían que Hana la cuidaría bien. Así que desde entonces, están juntas en casi todo.
Myriam: No la conoces, es una amiga de mi sobrina, se llama Ana y está interesada en aprender sobre marketing digital.
Alejandro: Claro, no hay problema. ¿Cuándo vendrá?
Myriam: Mañana por la tarde, a las 3 pm. ¿Te parece bien?
Alejandro: Perfecto, estaré listo para recibirla y enseñarle lo que pueda.
Myriam: Genial, gracias Alejandro, sabía que podía contar contigo.
Alejandro: Siempre a tus órdenes, Myriam.
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