Gracias por las atenciones conmigo...

Hana estaba aún con fiebre. Luego de que Myriam preparara la sopa, al terminarla la puso en una bandeja con un poco de jugo de mango y se la llevó a la cama de Hana. Tuvo que despertarla para que comiera y se bañara, ya que necesitaba que le bajara la temperatura. Cuando Hana despertó, Myriam la ayudó a sentarse. Hana aún estaba algo sonrojada por la fiebre. Myriam la ayudó a comer y al terminar le dijo:

Myriam: "Hana, necesito que tomes un baño. Necesito que me ayudes a que baje tu fiebre, por favor..."

Hana: se sorprende "Ah, ¿por qué tienes estas atenciones conmigo?"

Myriam: "Porque no quiero que te empeores" le dijo con ojos tristes de preocupación.

Hana: le dice sorprendida "Ey, no pongas esos ojitos. Me gustan tus ojos cafés. Estoy bien, no tienes que preocuparte. Estoy bien..."

Myriam: le acaricia su mejilla "Estás hirviendo, Hana. No quiero que te empeores. Llenaré la tina para que te metas a tomar un baño. Por favor, igual necesito que tomes la medicina..."

Hana: la mira sorprendida "¿Te importa mucho que me pase algo, Presidenta?"

Myriam: le dice seria y decidida "Sí, si me importa. Me importas mucho. No sé por qué, pero al verte así anoche me preocupé..."

Hana: pone su cabeza sobre el hombro de Myriam "Gracias por las atenciones que tienes conmigo, Presidenta..."

Myriam: "No tienes que darme las gracias. Lo hago por gusto y porque no voy a dejarte que te mueras. Me importas mucho, Hana..."

Hana: siente bonito cuando Myriam le dice eso y voltea la cara de Myriam y la besa. Entre beso le dice "Gracias por ayudarme..."

Después de eso, Myriam se levantó de la cama y se fue al baño para llenar la tina y que Hana pudiera bañarse. Cuando vio que la bañera se llenó, fue a buscar a Hana para ayudarla a levantarse de la cama. Cuando Hana quiso pararse, se le durmieron las piernas y Myriam tuvo que cargarla en brazos para llevarla a la tina. La ayudó a desvestirse, dejándola solo con su ropa interior. La metió en la tina y Hana se sorprendió, ya que el agua estaba un poco helada, pero era necesario para que le bajara la fiebre. Myriam ya estaba demasiado preocupada por ella y quería ayudarla. Después de meterla en la tina, la dejó un rato ahí. Hana ya tenía ganas de estar sentada, así que le pidió que se quedara con ella. Myriam aceptó y se sentó a un lado de ella. Se pusieron a platicar un poco de ellas y sobre el trabajo. Hana se disculpó por ser tan débil que se enfermó y ya no fueron a trabajar. Myriam le dijo que no se preocupara por eso, que lo único que tenía que preocuparla era que estaba enferma, que eso era lo único. Hana solo asintió con la cabeza. Myriam tomó el jabón para bañarla, pero Hana no la dejó. Ella ya podía mover su cuerpo, así que ella sola iba a bañarse. Myriam solo se estaba riendo al ver la reacción de Hana...

Myriam: ¿Tienes miedo de que te haga algo?

Hana: No, no es eso, solo me da pena que tú me bañes. Ya no soy una niña pequeña, Myriam...

Myriam: sonríe Eres una bebé en estos momentos y necesitas la ayuda de un adulto.

Hana: se ríe Ja, ja, ja ¿Y tú eres ese adulto?

Myriam: Pues sí, yo soy ese adulto. Además, quiero ayudarte por gusto.

Hana: Está bien, ¿me ayudarías entonces?

Myriam: sonríe Te ayudaré con gusto.

Se levanta del piso, se medio dobla las mangas de su camisola, vuelve a tomar el jabón y se lo empieza a pasar a Hana en su cuerpo. Hana solo se ríe y se eriza. Se porta como una niña. Hace mucho que nadie tenía esa atención con ella. Para Hana, que Myriam le hiciera todas esas atenciones, la hacían sentir única y especial para Myriam. Pero no sabía qué hacer o sentir por ella. Solo se le quedaba mirando algo sonrojada. Después de que Myriam la ayudó a lavarse su cuerpo, le puso una toalla encima por la espalda para que Hana se seque bien. Mientras Hana la esperaba parada en el baño cerca de la tina, Myriam fue por unas ropas secas para darle y que se vistiera para poder bajar a la sala o a cualquier parte. Myriam no quería que se mantuviera acostada para que no se volviera a enfermar. Solo se preocupaba por ella. Cuando Myriam regresó al baño con las ropas, Hana se estaba secando y se estaba empezando a quitar su ropa interior. Myriam se sonrojó cuando la vio. Dejó la ropa asentada en el lavamanos y salió del baño. No quería hacer sentir mal a Hana y mejor se puso a buscar algo de ropa. Se fue a otro de sus baños a tomar una ducha muy fría para que se meditara y calmara de querer atacar a Hana, que está indefensa. Cuando Hana sale del baño ya vestida y todo, empieza a buscar a Myriam, pero no la encuentra y se queda sentada en la cama mirando su celular. A los pocos minutos, regresó Myriam a la habitación y la vio sentada a la orilla de la cama. Se le acercó sigilosamente y le dijo:

Myriam: ¿Qué haces, bonita? le dice al oído...

Hana: se sonroja y se eriza al escuchar su voz. Eh, veía si tenía mensajes de mis amigas...

Myriam: sonríe y le da un besito en la oreja. No te preocupes, les avisé desde temprano que estabas conmigo. Ya es pasado el mediodía, ¿cómo te sientes?

Hana: la mira sorprendida. ¿Les avisaste temprano? Pero ya estoy mejor...

Myriam: Sí, les dije desde temprano y además les dije que no iba a trabajar hoy. Mi asistente nueva está enferma, ¿cómo voy a dejarla sola e indefensa? sonríe 😁

Hana: Oh, lo siento. Por mi culpa no fuiste a trabajar... baja la cabeza...

Myriam: Ey, ey, le toma la barbilla y le alza la cabeza. No, no te culpes. Yo quise hacerlo. Estoy preocupada por tu salud, por eso... sus ojos brillan al verla así...

Hana: la mira. Pero por mí no fuiste a trabajar... Sabes, me encantan tus ojos. Tienen un brillo cada vez que me miras que me hipnotizan...

Myriam: ¿Ah sí? ¿Brillan? ¿Sabes por qué lo hacen?

Hana: la mira. No, no sé por qué. Dime por qué.

Myriam: Porque tengo una niña hermosa enfrente de mí...

Hana: se sorprende con lo que Myriam le dice. Ah, tienes a una niña hermosa enfrente... ¿Y quién es esa niña? le dice seria...

Myriam: sonríe. Mmm, pues tú. Le da un pequeño beso de piquito en los labios. Estás bonita...

Hana: se sonroja. Mmm, se sorprende con el beso que ella le dio. Eh, ¿y solo un besito? hace un puchero...

Myriam: se ríe, la ve muy chistosa. No, claro que no. Uno solo no basta. Se acerca y la besa de nuevo...

Hana: corresponde a su beso. Eres toda una don Juan. Se ríe... Ja, ja, ja...

Myriam: se ríe. Ja, ja, ja, ah sí. Le empieza a hacer cosquillas en la panza a Hana...

Después de jugar un rato y bailar, bajaron a la sala para comer algo. Luego se pusieron a ver una película. Estaban en el sillón de la sala abrazadas, mirando la pantalla y riendo de lo que pasaba en la película. Escogieron una infantil. A Myriam le gustaban las películas de caricaturas animadas y a Hana también. Así que estaban viendo la película Las Leyendas (Las Momias de Guanajuato). Cuando terminó la película, se dieron cuenta de que ya era algo tarde. Myriam le dijo a Hana que la llevaría a casa para que se preparara para mañana. Así que se pusieron en marcha. Hana agarró sus cosas y salieron para irse al auto. Myriam la llevó a su casa. Cuando llegaron, se estacionó y se bajaron. La acompañó hasta la puerta, le dio un beso en la mejilla y se despidió de ella. Myriam regresó a su auto, arrancó y se fue de nuevo a su penthouse. No se dijeron más nada. Las dos estaban algo nerviosas por todo lo que habían pasado en su día, así que no se dijeron nada. Hana entró a la casa...

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