Chico guapo a la vista

Roxan seguía esperando a la persona que la iba a apoyar en su área, pero pasaban los minutos y no llegaba, pues esta persona aún no llegaba a la empresa, pero ya estaba en camino...

Chico guapo: Él estaba atorado en el tráfico de camino a la empresa. Detrás de él iba otro carro lujoso, el cual ya sabía de quién era, pero hacían competencia a ver quién llegaba primero. Cuando el semáforo cambió a verde, avanzaron. A unas cuantas calles estaba la empresa. Al llegar al estacionamiento, llegaron ambos justo a tiempo. Cuando se bajaron de sus respectivos autos, se saludaron y se dispusieron a ir al ascensor. Iban charlando. Casualmente, el chico guapo le decía a esta persona que hoy tendría que darle un curso a una joven y que no sabía cómo hacerle, ya que es la primera vez que le ponían a alguien para que lo ayude. Él siempre ha sido de trabajar solo, pero ahora tendría ayuda. El chico guapo 2 le decía que no se preocupara y que ya iba a salir más temprano gracias a la ayuda de esa joven. El chico guapo 1 solo asintió con la cabeza y suspiró. Cuando el ascensor se detuvo en el área de Recursos Humanos, este bajó y se fue a la oficina donde lo estaban esperando...

Por otro lado, estaba Roxan, que esperaba dentro de la oficina. Unos momentos más tarde, un joven entró a la sala de Recursos Humanos. Unos colegas que estaban ahí lo reconocieron. Solo Roxan no sabía quién era, pero cuando entró, ella solo volteó su cabeza y dijo para sí misma: "otro que entra y se cree mucho". Cuando este se le acerca de pronto y le dice...

Chico nuevo: ¡Hola! Buenos días. Tú debes ser la joven nueva que viene por recomendación, ¿verdad?

Roxan: lo mira Hola. Buenos días. Sí, así es. Soy yo. Me dijeron que espere al señor Fernando...

Chico nuevo: Efectivamente, yo soy Fernando Manrique. Sonríe...

Roxan: suspiro Jum. Soy Roxan Montecarlo. Desde hoy seré su ayudante, señor Fernando...

Fernando: Mmm. Suspira Fiu. ¿Y si mejor solo me dices Fernando? Le guiña el ojo No soy casado y también soy joven como tú. Ríe...

Roxana: se sonroja de lo apenada que estaba. ¡Oh! Lo siento, creo que es la costumbre de cuando alguien es mayor que yo y, por respeto, en verdad lo siento Fernando. Baja la cabeza...

Fernando: se ríe al ver que provocó en la joven un enrojecimiento en sus mejillas blancas, las cuales quedaron rojas como tomate. Ja, ja, ja, está bien, no pasa nada. Ven, vamos, te muestro todo lo que nosotros vamos a ver a partir de hoy aquí.

Roxana: seguía apenada, no sabía si levantar la cabeza para mirarlo o seguir con la cabeza agachada. Sin embargo, al alzar la vista, miró al joven y vio cómo los ojos de este tenían un color transparente que le daba paz. Sonrió. Sí, está bien, vamos. Escucharé atentamente todo lo que tengas que decir. Creo que para eso venimos, ¿no? A trabajar...