Todo estará bien

Mateo y sus sueños

Mi corazón tiene dueña, y es Alice, mi gran amor. Ella es la que roba mis pensamientos y sueños, es dueña de mis desvelos. Cuando la tuve entre mis brazos, me sentí completamente feliz. Ella podía hacerme sentir como si tocara el cielo. Mi corazón se acelera con solo escuchar su voz.

No entiendo qué me pasa, es como si estuviera volviendo el tiempo atrás, cuando decidí volver y dar la cara, llegó Leyla.

Estoy soñando, quizás camino y me encuentro con el pasado.

"Leyla: estoy embarazada."

"No, no es mi hijo."

"Leyla, basta, no me golpees. No quiero levantarte la mano, por favor detente."

Salí corriendo de ese lugar y me encontré con Alice. Las veces que nos encontramos, nuestros besos y caricias eran cálidos. Podía sentir paz. Todo se volvió oscuro otra vez.

"No, no está enfermo. Es que hay cosas que uno se entera sin querer, Oliver."

"Por favor, Alice, escúchame. ¿Será que nos puedes dejar, Oliver? Por favor, cierra la puerta", dijo Mateo acercándose a Alice. Oliver salió del lugar sin decir una palabra.

"¿Qué me vas a decir ahora? ¿Dime, cuánto más, cuánto más?" -dijo Alice con sus ojos enrojecidos. Sus lágrimas comenzaron a salir sin demorar-. "¡Perdóname, mi amor! No quiero perderte, te amo y juro que yo nunca la toqué a Leyla" -sus lágrimas corrían-. "Mi corazón, mi alma y mi cuerpo te pertenecen."

"Seremos desde hoy como dos desconocidos. No te quiero ver más, en lo posible. Me duele acá, siento morir. ¿Acaso no puedes dejar de ser egoísta? Tú tienes un hijo y una mujer, mientras yo te estoy esperando. Prácticamente no tengo vida. Se terminó..."

"Por favor, Alice, escúchame. No te vayas" -decía Mateo. Se derrumbó en el piso, lloró y maldijo, "me duele mucho ya no más".

Estaba mal, solo lloraba y bebía. Eso lo ayudaba a olvidar. Los días pasaban y no tenía respuestas de Alice. Mi corazón estaba estrujado, más cuando vi la foto de Alice con Henry. Salí de mi apartamento, me senté en el capó del automóvil y me quedé perdido en mis pensamientos. Sentía que ya nada era importante sin Alice. Mis ojos llenos de lágrimas, "¿para qué seguir con esto?" pensé. Subí a mi automóvil y salí sin rumbo. Llamé a Alice: "Hola, mi amor. Te llamé muchas veces y ahora te dejo este mensaje, te amo".

Hola mi amor, no podía estar más en casa ahora que mi embarazo es un poco complicado. No quieren dejarme salir. Te extraño mucho. ¿Cuándo vas a despertar amor? Te amo tanto, no sabes cuánto te necesito.

Amor, aquí estoy. Trataba de hablar, pero no podía. Intentaba mover mi mano. No puedo, Dios mío. Quiero vivir, necesito una oportunidad. Quiero ser feliz con Alice, mi bebé. Seré papá.

Fin del sueño de Mateo.

Más tarde, la familia se retiró. Los doctores estaban tomando café en su momento libre, cuando escucharon las alarmas de las máquinas. Corrieron a ver a Mateo, que estaba teniendo un infarto. Por alguna razón, su corazón quería fallar. Le hicieron reanimación. Ya lo estaba perdiendo, pero Álvaro comenzó a hablar mientras lo reanimaba.

¡Vamos Mateo! Tú puedes. No puedes morir. Alice y tu hijo te necesitan. ¡Vamos! Dios mío.

En ese momento, volvió a la normalidad. Se normalizó la luz, volvió a ser verde. El neurólogo le dijo al cardiólogo que quizás deberían quitar los respiradores artificiales y dejar que empiece a trabajar sus pulmones.

En la mansión, recibieron la llamada de los doctores. Ellos salieron al hospital. Era necesario que entren y hablen a Mateo. Eso le daría fuerza. Llamaron a Alice para que los acompañe.

"Charlotte, ¿puedo entrar yo primero si no es mucho pedir?" dijo Alice, muy nerviosa.

"Sí, sí, Alice. Debes ir primero. Mi hijo te escucha. Él te ama y sé que te necesita", dijo Charlotte abrazando a Alice. Sus lágrimas comenzaron a salir.

Enzo escuchaba atentamente a Charlotte. Cuando Alice entró a ver a su hijo, ella comenzó a llorar con amargura. "Mi amor, no llores. Todo estará bien. Mateo estará bien y pronto estará con su familia, Alice y nuestro nieto", dijo Enzo abrazando a su esposa con ternura.

"Hola amor, vine a verte. Mejor dicho, vinimos. Nuestro pequeño se ha portado bien. Voy a contarte algo", con voz entrecortada y lágrimas, "Amo estar contigo porque eres tú la persona que me hace feliz, me cura el dolor, mi otra mitad, mi adicción. Y yo quiero más".

Vivo en la Luna por ti, vuelo sin alas por ti.

No hay quien me quite lo que estoy sintiendo por ti. Vamos, Mateo, amor mío, te amo.

Mateo abrió sus ojos y la máquina comenzó a replicar. Su respiración se aceleró y le sonrió levemente a Alice...

Continuará...

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