Llegamos con Ulises. Comencé a trabajar. Mi vida era complicada. No pensé que enamorarme dolería tanto. Lloraba por las noches. Salía a la terraza viendo esa hermosa ciudad que me rodeaba. Bella ciudad de París. Mi corazón acongojado deseando no sentir tanto dolor causado por el desamor. Mis lágrimas no pedían permiso para salir. Cada día me hundía en ese dolor de decepción.
Comencé a salir en revistas. Tres meses de mucho trabajo y éxitos. Claro, me alejé de las redes. Verlo me dolía, así que salía con Ulises y su nueva conquista. Me alegraba verlo feliz. Él no me toca a él tema de Mateo. Para no verme mal, comencé a divertirme entre el trabajo, las cenas y los eventos. No podía pensar en nada.
Mis noches eran trabajar y trabajar. Los padres de Ulises, los señores Martha y Henry Iriarte, fueron el punto clave de mi éxito. Me fui a Francia, en ese momento fue donde se abrieron más oportunidades y yo estaba feliz porque esto me ayudaría mucho, al menos a olvidar Hungría, Rusia, Islandia e Italia. Tenía un contrato millonario, pero el sacrificio era estar fuera más de un año y medio. Quiero volver y convertirme en la diseñadora de joyas. Tengo varios bocetos y creo que serán un éxito.
Habían pasado 7 meses y creí haber superado. Salgo de mi habitación y allí estaba Ulises con la boca abierta, literalmente. Veo las noticias: "EL EMPRESARIO MATEO DUBOIS, EL MÁS CODICIADO, ESTÁ DELANTE DEL IMPERIO FAMILIAR, LA CASA DE MODA MÁS IMPORTANTE DE ESPAÑA. NO HA SIDO CONFIRMADO AÚN, PERO DICEN QUE ESTÁ COMPROMETIDO CON LA HIJA DEL MAGNATE DE NUEVA YORK, LEYLA PETROV. NOS LLEGÓ DE BUENAS FUENTES QUE ESTÁN ESPERANDO UN HIJO. ¿SERÁ VERDAD QUE EL JOVEN EMPRESARIO ESTÁ COMPROMETIDO?"
"No, esto es mentira. No puede ser, Mateo, eres un cobarde", gritó Alice mientras se derrumbaba en el piso. El teléfono comenzó a sonar y era Mateo.
"¿Mateo, dime que no es verdad?" Del otro lado de la línea se escuchaba un sollozo. "Mi amor, perdóname", dijo Mateo con la voz entrecortada. "Me llamas a esto, ¿qué quieres? Maldita sea, jugaste conmigo. Me siento terrible al enterarme de esto por las noticias. Tu amor está allí, a tu lado, la mujer que tiene a tu hijo en brazos. Esa es tu amor, yo soy solo un desliz. Basta, mi amor, te amo y si soy un cobarde, juro que no es todo como piensas. ¿Y cómo es Mateo Dubois? Déjame ir a verte, déjame explicarte todo, cariño. Estoy en Francia, vas a venir, te espero".
La llamada se cortó. "Ay, mi bella Alice, ¿entonces lo verás?", decía Ulises confundido mientras la abrazaba fuerte. "No sabes cómo lo necesito, quiero verlo, quiero sentirlo por última vez. Te prometo que después de esta ya no habrá otra", dijo ella llorando.
"Mm, niña, no será la última. Verás que esto será el principio y no tendrá final, cariño", dijo Ulises. Él sabía que en el amor y la guerra todo se valía, aunque le dolía porque no sería la primera vez que ella llorara por Mateo.
Esa noche llegó Mateo y ella lo recibió. No podía contener sus lágrimas. Él solo guardó silencio y la abrazó, dejando sus lágrimas salir.
"Porque Mateo, yo te amo porque me hiciste esto", dijo ella llorando. Se dio la vuelta y lo miró a los ojos. Ella sentía una decepción horrible, pero quería escucharlo.
Mateo le dijo que estaba por volver y hablar con Hernán. Ya había tomado la decisión de que sean novios oficialmente, pero apareció Leyla y él no podía ni siquiera imaginarse el dolor que causaría en la bella Alice. Entonces prefirió la distancia, pero en este tiempo él siente que lo que siente por Alice fue creciendo. Su ausencia lo llevaba a pensar más en ella.
"Lo lamento mi amor, fue por eso que no tenía cara para verte. Me sentí estúpido y cobarde. Mi amor, te amo, y no te das la idea de cuánto", dijo Mateo. La besó con amor y ella se dejó llevar.
Sus besos se mezclaron con sus lágrimas. Se deseaban, no podían separarse. Sus besos fueron intensificando. Él la levantó y ella envolvió sus piernas en la cintura de él. La llevó a la habitación y no dejó ni un solo rincón de su cuerpo sin besar y acariciar. Ella se sentía distinta, deseaba tanto sentirlo. Hicieron el amor con tanta pasión. La delicadeza que él tenía hacía que ella tocara el cielo.
Él nunca había hecho el amor de esta manera. Era con ella con quien podía disfrutar de sus besos y de la piel exquisita que tenía Alice. Lo convertía en un hombre dulce pero perverso, quería borrar cada pensamiento de ella, y sin darse cuenta, él los llevaba hasta las nubes envueltos en placer y deseo. Eran solo ellos en ese momento, no existía nada ni nadie más. Era el amor que ellos se tenían lo que los llevaba a fluir de una manera frenética. Después de llegar al frenesí, los dos se ducharon. Él se sentó en el borde del sillón dejándose caer al piso, y sus lágrimas comenzaron a salir. Ella se sentó así como vino de la ducha y comenzó a besarlo. Los dos se amaban, los dos sufrían, pero Alice más aún porque ella no quería a nadie en su vida. Para ella, él era su gran amor.
"Eres perfecta, te amo tanto, mi princesa", decía con amargura Mateo.
"¿Y tú, mi gran amor, deseas que salgamos a divertirnos?", dijo ella sonriendo dulcemente. Ella quería que todo fuera real, que ellos fueran felices y pudieran salir sin miedo a ser vistos.
"Mm, adonde tú quieras, mi amor", dijo Mateo. Él, la verdad, no le importaba nada. Lo único que quería era verla sonreír.
"Pero vamos a estar expuestos y puede que salgamos en los chismes: 'Joven empresario tiene una nueva aventura con la modelo más famosa del año'", dijo Alice burlándose de Mateo. Ella tenía razón en cuanto a las noticias.
"¿Tienes miedo, princesa? Porque yo no. Todo eso de mi matrimonio es una farsa, y Leyla sabe que no la amo. Se lo dije desde el primer momento. Espero a que nazca el bebé para hacerle un ADN y quitarme este peso de encima", dijo Mateo con tristeza. Él sabía que Alice sufría mucho a causa de él.
"Mm, ¿y qué si es tuyo?", le preguntó ella con un nudo en la garganta.
"Mm, no lo sé, mi amor. Tú y yo sabemos cuánto nos amamos. No dejaré que nada nos separe, y no serás la otra. Y tú lo sabes. Siempre has sido la primera y la última. Fui yo quien se equivocó", dijo Mateo acercándose a ella, acariciando suavemente su rostro y besándola con delicadeza.
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Comments
Angie D Maceda
no pies por mucho a.or que sienta Alice no debería permitir aparecer como l aptr ano se lo merece, al rato la tomaran como una rompehogares si Mateo no se casa con la madre de su hijo
2023-11-05
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Angie D Maceda
ay no que tonta, si lo hace al raro va a terminar de su amantes y ella no se merece eso
2023-11-05
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Nelly Rondon
Ay Dios Promesa q uno quisiera q fueran ciertas pero Ay muchas personas involucradas y no solo sufren ellos dos
2023-04-20
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