**** Antonio Bett ****
Con un dolor en el pecho, me dirijo a lo que era la propiedad de los Gómez. Los cuerpos son los mayores protagonistas, los gritos de dolor y desesperación aún se pueden percibir en el ambiente. Nervioso y rogando no encontrar sus cuerpos, me adentro en el lugar. Sin embargo, la escena que contemplo deja mis ojos impactados.
A pocos metros yacen los cuerpos de los señores Gómez. Sin palabras, me acerco a ellos para comprobar que todo signo de vida se ha ido. Angustiado, la busco entre los escombros, pero simplemente no encuentro rastro de ella.
Cuando la desesperación se está por apoderar de mí, un gemido de dolor atrae mi atención. Silenciosamente les indico a mis hombres estar alerta mientras inspeccionamos el lugar. No pasa mucho tiempo cuando damos con él, Rafael Gómez, quien se encuentra muy herido y al borde de la muerte.
Sin exagerar, puedo afirmar que su carne se está escurriendo de sus huesos. Su pierna la tiene vuelta nada y qué decir de su brazo. Es un milagro que aún respire. Sin perder tiempo, les indico a mis hombres atenderlo. En este momento, la prioridad es que se salve. Con su testimonio podré saber el paradero de mi palomita. Ahora solo deseo y espero que esté a salvo.
Ansioso, reviso toda la propiedad por segunda vez con la esperanza de encontrar alguna pista. Aunque todas las pruebas apunten a un mal resultado, me niego a aceptarlo. No por nada viajé como un maldito loco desde Italia. Como me hubiese gustado no estar tan lejos o estar a su lado. Juro que haré pagar al imbécil que hizo todo esto. No me detendré hasta verlo en la miseria.
Sabiendo que no obtendré nada, ordeno limpiar el lugar y llevar los cuerpos a una zona segura. Ahora más que nunca debemos tener cuidado. No conocemos bien al enemigo al que nos estamos enfrentando, pero tengo la leve sospecha de saber de quién se trata. Solo había una escoria que quería arrasar con todo a su paso.
Han pasado tres semanas y aún no hay ni una maldita noticia de ella. Es como si se la hubiera tragado la tierra y, si eso fuera poco, el testimonio de Rafael no ayudó en nada. Con rabia e impotencia, golpeo la pared. Esta espera me está consumiendo.
De acuerdo con sus declaraciones, la última vez que la visualizó fue cuando se enfrentaba a uno de los subordinados de Roble. Sabía que ese bastardo iba a actuar, pero no de esa forma. Me duele no haber estado con ella cuando observé cómo masacraban a su familia. Rompí la promesa que le hice en silencio. No fui capaz de proteger su felicidad y su corazón.
Enojado conmigo mismo, ordeno seguir atacando a los Robles y las demás ratas que se aliaron para destruir a los Gómez. No descansaré hasta no ver su cabeza en mi mesa y hacerle pagar todo el daño que sufrió. Aún conservo la esperanza de encontrarla con vida. La ausencia de su cuerpo me permite aferrarme a esa corazonada. Quiero volver a ver sus ojos azules y sentir cómo la vida aborda mi ser. Quiero decirle lo que me hace sentir, aliviar su dolor y hacerle sentir que no está sola y que todo estará bien.
Aunque Marc y Elizabeth quieran vengarlos y hacerles justicia, yo quiero verlos hundidos en la miseria y en la desesperación. Haré que conozcan el infierno y de eso me encargaré personalmente.
No sé de dónde mierdas han sacado fuerzas para resistir nuestros ataques. Esa pequeña mafia es para que hace rato hubiera cedido ante nosotros. Un maldito año en el que nuestros esfuerzos no han servido de nada y en el que no la he podido encontrar. Es como si nunca hubiera existido una Verónica Gómez. Por más que quiera borrar nuestros recuerdos, es como si el destino se empeñara en recordármela, ya que en cada momento, nuestras escenas juntos llegan a mi mente.
Con un dolor en el pecho, salgo de la misa. No acepto que esté muerta. Aunque todos me digan que me rinda, jamás lo haré. No lo aceptaré hasta que tenga su cuerpo en mis manos. Con desesperación, voy a su tumba vacía. Inmediatamente le reprocho su larga espera, mientras le ruego que vuelva.
Si tan solo ese día no hubiera callado y le hubiera contado lo que sentía, esto no estaría asfixiándome. Es como un nudo que me recuerda todo lo que desperdicié por mi maldito orgullo y temores. Como pensar que una chica con una cálida sonrisa y una luz tan linda escondiera una horrible realidad. Nadie conocía la tortura que llevaba por dentro. Era como un veneno que se extendió hasta consumirla.
Sin poder más, dejo escapar unas lágrimas. Me duele observar cómo todos aceptan su pérdida, hasta el imbécil de Rafael da a su hermana por muerta. Con enojo tumbo las flores. ¡Cómo odio ver su nombre en esa maldita lápida! Cuando estoy por derrumbarme, unas manos intentan darme consuelo.
- "Sé lo que sientes. Vero era una persona sin igual. Algunas veces llegué a pensar que era un ángel. Me arrepiento de no haberla valorado como se debía. A veces me reprocho por no estar con ella y pensar que mis problemas eran más importantes... No fui capaz de ver su dolor, a pesar de que éramos como hermanas. Supuse que había superado su pasado, pero lo que no sabía es que algún día éste la iba a alcanzar. Qué irónica es la vida. El hombre que alguna vez amó con todo su ser la acabó destruyendo".- dice con voz entrecortada.
Sus sollozos son perceptibles. Aunque Elizabeth se lamenta por lo ocurrido, ella siempre estuvo con ella y la hizo sentir amada. Pero en mi caso, solo la traté como un objeto sexual. Le hice sentir como no quería sentirse. Al final, no soy muy diferente a esa escoria. Este debe ser mi karma. Sin saber qué es este sentimiento que aprisiona mi corazón, me aprieto el pecho. Desearía que esto fuera una horrible pesadilla.
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Updated 64 Episodes
Comments
Graciela Saiz
Antonio 🥺🥺🥺🥺😭me mata su angustia 😭
2024-09-02
3
Sol
un capítulo muy desgarrador... cm el esta aferrado a esa mínima esperanza q está viva...
2023-11-27
7
Mariela Canales
que sentimientos escritora
2023-11-10
1