ROJO CARMESÍ.

Aun con las palabras de Rafael resonando en mi cabeza, tomo entre mis manos la invitación de color rojo escarlata que se encuentra en mi cama, a simple vista se puede visualizar los elaborados y perfectos detalles, es una clara señal de poder y superioridad, exhausta por tantas cosas imagino huir, pero rápidamente me obligo a dispersar esa idea de mi mente, supongo que no tengo escapatoria, debo afrontar lo que viene.

Decidida me arrojo el sobre en la cama mientras me coloco a reflexionar sobre lo ocurrido, me canse de ser la persona que siempre tiene que escapar y ser defendida por otros, intenté mantenerme al margen por mi pasado y mi familia, pero supongo que la vida no lo quiere así, es hora de tomar el toro por los cachos.

- Hola, prepara todo, estoy de vuelta.- informo.

Solo escucho gritos de alegría y vociferaciones al escuchar mis palabras, siendo consciente que he condenado mi vida por esta decisión me acerco a la caja fuerte y saco mi carta ganadora.

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Me coloco el vestuario delicadamente escogido por mi madre, la cual grita de la alegría al verme, creo que está feliz al ver su obra.

- Está hermosa, divina, toda una diosa.- exagera sin parar.

Doblando los ojos me termino de delinear los labios, para después ir hacia mi hermano, el cual sé encuentre debajo de las escaleras esperando mi llegada

- Estás hermosa, Vero, ¿pero estás segura?, sería mejor que te quedes?.- intenta persuadirme, al notar que me huelo algo de su plan.

- Voy a estar bien, no te preocupes por mí.- intento tranquilizarlo.

No hay que ser muy inteligentes para ver que estos tienen algo entre manos, desde ayer no he podido ver ni por equivocación a Antonio, así que creo que algo grande será.

Sin contratiempo nos dirigimos hacia la mansión de los Renzos, puedo percibir la tensión de mi acompañante en el trascurso del camino, pero prefiero callar, una vez que hemos llegado a nuestro destino final un asistente se nos acerca camarero educadamente para señalarnos nuestra mesa y luego ofrecernos unos cócteles.

El inicio es un tanto aburrido como de costumbre, el anfitrión da unas palabras de bienvenidas, mientras saluda educadamente a todos los líderes de los clanes, cuando se acerca nuestro turno de ofrecer nuestras felicitaciones, Rafael me detienen y no me permite aproximarme a él, cuando estoy por pedir una justificación un gran eco se hace aborda todo el lugar.

- ACASO NO PENSABAN INVITARME.- observo a entrar a Antonio con varios hombres.

Confundida miro de inmediato a mi hermano, pidiéndole una explicación de lo que está sucediendo, pero solo obtengo un gesto de silencio ¿no se suponía que deben ser más discretos o enloquecieron?.

- ¿Quién puta eres?, ¿y que te da el valor de venir aquí como si nada?.- se ponen a la defensiva los presentes, sacando sus armas.

Por un momento se establece un silencio abrumador, pero es roto por una gélida y siniestra risa.

- A lo que más temes y nunca debiste meterte, soy la muerte y he venido por ti Manuel Renzo.- afirma con intenciones asesinas.

Sus palabras son suficientes para que se forme un caos en todo el salón.

- Disparen.- grita enojado.

Cuando pienso que el salón se teñirá de rojo, veo caminar el asistente anterior hacia Manuel y apuntarlo con una arma, seguidamente varios camareros imitan la misma acción, quedándose mirando uno a otro.

- DEBISTE SABER CON QUIEN METERTE, ESTE ES UN PEQUEÑO RECUERDO DE LO QUE PASA CUANDO RETAN A LOS SALVATORE.- dice estas palabras para atravesarle la cabeza con una bala, dejando a todos impactados.

Sin previo aviso se crea una avalancha de balas, los gritos de dolor y de las pistolas resonando se apodera del lugar, cuando menos lo espero alguien me toma del brazo para comprobar que se trata de mi hermano, este me hace señas para que lo siga, sin entender asiento con la cabeza, ¿no se suponía que debería estar apoyando a Antonio?, confundida intento hablar pero me calla.

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**** Antonio Bett ****

Pase casi un día preparando esta bella sorpresa, a pesar de las negativas de Rafael, tenía que mandar un mensaje contundente para poder sacar la rata del hoyo, sé perfectamente que los Renzos jamás actuarían por ellos solo, alguien de poder está en las sombras y tengo el leve presentimiento que se trata los Robles, pero hasta no tener pruebas no puedo actuar, no se caules son los razones que lo motivan actuar de esta manera, si hace unos dias nos encontrabamos en buenos términos y ningún momento se violó ningún acuerdo.

Sin emoción empiezo a vaciar mi arma, mientras les indico a mis hombres atacar, aunque fue un poco difícil infiltrarlos sin levantar sospechas lo conseguí, voy a hacer que estas fiestas sea recordado por todo la historia, como el día en que se realizó un baño de sangre.

Todo lo que está en el blanco de mi vista voy eliminando, sin importarme si son inocentes o poderosas personas, luego de una matanza exhaustiva miro los cuerpos sin vida en el suelo, ¿pensé que iba a ser más difícil?.

Cuando creo que he acabado con todo, un ardor en mi pierna me aborda acompañado de sonido de una pistola accionarse, instantáneamente alzó mi mirada para encontrarme con el hijo de difunto dueño del clan "Jonathan Renzo" sosteniendo un arma, ¿cómo demonio ese pequeño sigue vivo?.

- Te mataré.- grita el chico, mientras cierra los ojos y vuelve a colocar su dedo en el gatillo.

Cuando me dispongo a alzar mi arma y eliminarlo, un sonido de disparo resuena en el lugar, confundido miro a mi alrededor para comprobar que una chica de vestido rojo ha acabado con el primero, al repararla me percato que se trata de Verónica, la cual se encuentra bañada de sangre, rápidamente me desplazo para verificar su estado, con mil preguntas en mi cabeza, le empiezo a reclamar.

- ¿Qué mierda hace aquí?, ¿por qué estás llena de sangre?.- la interrogo.

- Es muy larga la historia, te la contaré luego, creo que es momento de irnos y gracias por preocuparte por mí.- me sonríe mientras se aleja.

Confundido la pérsigo para encontrarme a un Rafael herido, ¿qué mierda le ocurrió a estos dos?.

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