PODER.

**** Verónica Gómez****

La mala suerte siempre me persigue, como es posible que nos encontremos de frente a los Rodríguez, los enemigos jurados de mi hermano, si este estúpido hubiese pensado con la cabeza que con el de abajo antes de meterse con esa mujer nada de esto hubiese pasado, por eso odio que ande de flor en flor, media mafia latina nos tiene el ojo encima por sus calenturas, pero al final de cuenta quien soy yo para juzgarlo, si también tengo mi cola de paja.

Pero volviendo a lo que realmente importa, aún me es imposible creer que hayamos salido vivos de esa situación, tener un arma pegada en nuestras cabezas y contar para vivirlo, realmente es un milagro, supongo que Dios se apiadó de nuestras pecantes almas o solo fue el destino, así mismo tengo que halagar a los reflejos de mi hermano, si no fueran por ellos tal vez nos hubiera sido más complejo salir de esa situación, aún me sorprende como desvío el arma de Rodríguez en el momento justo, un segundo más y su cabeza hubiera sido perforada en vez de su abdomen.

Sin embargo, tal evento me permitió acercarme a mi contrincante y golpearlo con mi codo y de esta manera salir de su agarre, fue un poco difícil pero entre golpes logre derribarlo para después sacar el cuchillo debajo de mi vestido y cortar su cuello, sus compañeros no perdieron el tiempo en querer atacarlos, pero fueron fácilmente vencidos, supongo que las clases de boxeo y artes marciales dieron frutos.

Al ver que todo ha sido controlado, me desplazó de nuevo hacia dentro a pesar de las súplicas de mi hermano, con cautela saco mi arma mientras voy inspeccionando el lugar, los cuerpos sin vida son los principales personajes, ahora estoy comprendiendo por qué el respeto y a la vez el odio que mi hermano le tiene.

No pasa mucho para que de con él, pero cuando estoy por hablarle, observo como el hijo menor de Manuel Renzo toma una pistola y apunta contra el, y cuando menos lo pensamos aprieta el gatillo hiriéndolo en el acto, sorprendida y visualizando la situación, alzo rápidamente la mía y la accionó, matándolo en el acto, sabiendo que he condenado a mi familia con este acto aprieto la mano.

Cuando estoy por caer en un pozo sin fin de pensamientos, Antonio se me acerca pidiendo una explicación por mi aspecto, feliz y a la vez molesta por todo lo sucedido le respondo entre frases confusas, quiero que experimente la sensación de no saber nada, quiero que esté en mis zapatos, cuando se va y me deja con mil dudas.

En todo el transcurso a la mansión un silencio sepulcral se apodera de nosotros, solo las miradas reinan, al llegar el médico rápidamente los atienden, para ser franca me sorprendió mucho el diagnóstico de Antonio, ¿ese si es un ser humano?, a pesar de que la bala le atravesó el muslo se encuentra perfectamente, extrañada lo miro fijamente.

- Deja de verme como un fenómeno.- me reprocha al observar mi gesto.

Disgustada por sus palabras rodeo los ojos.

- ¿No te duele ni un poco?.- pregunto lo obvio, mientras tomo asiento.

- Es en serio?, no tienes nada que hacer, que solo molestar.- dice malhumorado.

- No.- digo con todo el cinismo, a pesar de tener toda la cara llena de sangre.

- Mejor vete a bañar o porque no vas a ver como sigue tu hermano, si se entera que estás aquí conmigo, es capaz de levantarse de esa cama y matarte.- intenta persuadirme

- Puede ser, pero tengo una mejor idea, porque no me ayudas mejor tú, cuatro manos son mejores que dos.- hablo maliciosamente, sabiendo que el doctor le dijo que no podía mojarse o sobre esfuerzo por la herida.

Su cara de molestia lo es todo, cuando estoy por levantarme este me carga en su hombro y me lleva a la ducha, de la impresión un grito sale de mí, por más que le ruegue que me baje, ignora mis palabras ¿realmente este hombre está loco?.

Sin previo aviso me baja y empieza a sacarse las prendas quedando como Dios lo trajo al mundo, tan rico y apetecible, conmocionada intento alejarme, pero me pega a su cuerpo.

- A donde piensas irte?.- habla con voz grave.

Instantáneamente, me siento como un maldito ratón a punto de ser cazado, temiendo por mi vida intento huir.

- Estás loco, estás herido, ¿acaso no has oído las indicaciones del médico?.- intento persuadirlo, pero el brillo en sus ojos me afirma que he firmado mi sentencia.

- Esto no me matará, tenlo por seguro.- dice antes de apoderarse de mis labios.

Sin poder resistirme dejo que me hagan lo que quiera conmigo, sentir sus manos deslizándose por mi cuerpo mientras la sangre se escurre con el agua hace vibrar cada rincón de mi ser, solo ruego que mis padres no entren por esa puerta y nos encuentre en esta situación.

...****************...

Como todo en la vida, las malas noticias viene una tras otras.

- Señor, le ha llegado su correspondencia.- entra uno de los ayudantes de mi padre al salón para entregarle una documento.

Mi progenitor al contemplar el símbolo de la carta oscurece su rostro, sabíamos que el consejo no se quedaría con las manos cruzadas por tales actos, pero no pensábamos que actuarían tan rápido, claramente esto no es una petición es una orden en la que si o si debemos entregar a Antonio o si no seremos juzgados por traición.

Sin temor a equivocarme puedo asegura que en esto hay manos de Carlos, el puede ser el único capaz de manipular a su antojo a la junta directiva y él es el más interesado en ver caer mi familia, así tendría la autoridad para hacer lo que quisiese con mi clan y sobre todo conmigo.

Nerviosa, subo las escaleras hasta su cuarto para informarle sobre lo sucedido, pero este solo me dice que me relaje y no me alarme por pequeñeces, un poco más tranquila y preocupada a la vez asiento antes sus palabras para salir de su habitación, ¿supongo que debe de tener un AS oculto bajo su manga?.

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