Capítulo n°15: "Una noche inolvidable".

Minufer.

Ya paso un mes desde el accidente que sufrió Brayden. Continua con el tratamiento de hacer rehabilitación los lunes y jueves, al menos dos horas debe practicar los ejercicios que le recomendaron médica.

No fue necesario ninguna otra operación como nos dijo el médico, pero si tiene que usar una férula en la

rodilla. Su brazo quedo bien, ya lo mueve con más libertad, eso lo pone de buen humor.

Nuestra relación se reforzó gracias a ese accidente, sirvió para conocernos, aunque hubo conflictos, nada graves por suerte. Mi confianza hacia él aumento tanto que ya tengo menos vergüenza de mostrarme tal cual soy delante de sus ojos.

Hoy es un día especial, celebramos nuestro tercer mes juntos, sí no es mucho tiempo, pero para nosotros es

importante. No tuvimos la oportunidad de festejar anteriormente por todo lo que sucedió con él. Sin embargo, hoy lo vamos hacer.

Avanzo por un sendero decorado con flores y luces. Está idea se le ocurrió a él, aunque no lo crean es un

romántico muy detallista. Siempre me regala flores de jazmín, que son mis favoritas, cajas llenas de chocolates y salidas a comer o al cine. Llego a la entrada del restaurant, el guardia me abre la puerta.

-El señor Brayden nos pidió que le vendáramos los ojos – pide el joven y es tentadora la idea.

-Está bien – extiendo la mano para que me dé el pañuelo que tiene entre sus manos.

-El señor ya viene – confirma.

El hombre de traje se retira, unos pasos se acercan y por el olor a perfume, sé que es él

- ¡Hermosa! – besa mi cuello por la espalda – ¿Aún no estas lista?

-No, te estaba esperando – sonrió sin voltearme a verlo.

-Bueno – hace una pausa entrelazando sus manos con la mías. – Ya estoy aquí así que vamos. Pero tienes que taparte los ojos ¿sí?

-Como usted prefiera señor, Brayden Roma.

Sé que sonríe, aunque no lo pueda ver, ya lo conozco de memoria que puedo deducir cuáles son sus gestos al

sentirse contento.

La oscuridad llega a mis ojos, él me toma de la mano, no puedo evitar sonreír por la alegría que siente mi corazón.

-Camina muy despacio – me habla en el oído.

Asiento avanzando en silencio, mis manos comienzan a sudar por su contacto. Él también está nervioso porque mueve sus dedos en la palma de mi mano a todos lados.

- ¿Te sientes bien\, Brayden? – interrogo.

-Claro – nos detenemos – Tu ¿No?

-Por supuesto que sí – contestó con mucha seguridad.

Seguimos el camino que parece ser eterno porque nunca llegamos.

-Hay tres escalones Minufer.

Con mucho cuidado desciendo uno a uno guiada por él. - ¿Falta mucho? – preguntó ansiosa.

-No, ya llegamos a la mesa solo unos pasos más hacia tú derecha.

-Ok.

Me obliga a pararme sujetando mis brazos, desata el nudo que hizo en el pañuelo, debo taparme los ojos con la mano para acostumbrarme a la luz que proviene de las lámparas.

¡Wow wow wow! Repito para mis adentro al ver el lugar lleno de velas, una mesa para dos con mantel blanco

llena de pétalos rojos y globos por todos lados. Las luces merman poco a poco su intensidad tanto que las estrellas brillan a través del cristal brindándonos la mejor vista de la noche. Tapo la boca con las manos en una expresión de sorpresa.

Unas tímidas lágrimas salen sin darme cuenta, las yemas de sus dedos pasan por debajo de mis ojos secando todo rastro de agua. Lo miró fijamente mostrándome una hermosa sonrisa.

-Te mereces esto y mucho más – bajo la mirada.

-Muchas gracias por todo esto.

Beso sus labios fugazmente y me dirige a la mesa para sentarnos a cenar. El mozo trae el vino sirviendo en las

copas, no sé de donde salió, otro trae los platos de entrada. Se van para dejarnos a solas.

Degustamos nuestros platillos enfrascados en una conversación. La fluidez de sus palabras me hace sonrojar.

Entre risas, piropos y comentarios muy calientes comemos el postre.

Unta su dedo con chocolate y lo hace pasar en mi nariz, ríe a carcajadas del enchastre que causo.

- ¡Oye! – exclamo limpiándome con una servilleta. – me la vas a pagar Brayden Roma.

- ¿Ah sí? – dice con un gesto pícaro - ¿Cómo lo vas a hacer?

-Ya lo veras – le guiño el ojo.

Me levanto con la copa en la mano rodeándolo por la espalda tomo un poco de chocolate echándole en una de sus mejillas, riéndome descaradamente chupando mi dedo delante de sus ojos. Él se para de repente, su mirada se profundiza a medida que se acerca, yo retrocedo tropezando con una silla, pero antes de caer al piso unas manos me toman por la cintura.

Me tenso al recomponerme de pie, sus manos suben desde la cintura por la columna vertebral generando un calor en mi cuerpo, su mirada se intensifica acercándose cada vez más a mis labios. Mis piernas tiemblan y debo agarrarme de su camisa rosa para no perder el equilibrio.

- ¿A dónde crees que vas? – acaricia mi rostro delicadamente.

-No crees que ya debemosss irnooss – arrastro las letras porque me pone nerviosa la situación.

-Todavía no ha terminado la noche. Nuestra noche apenas está comenzando.

- ¿Qué quieres decir con eso? – intento sacar sus manos\, pero él es más fuerte que yo.

-Ya lo vas a descubrir.

Camina hasta la mesa tomando el líquido bordo de su copa sin quitarme esa mirada. Me besa como un lobo

hambriento por comerse a su presa, nos separamos buscando aire. Sin decir nada jala de mi mano avanzando por el lado izquierdo, muevo los pies resonando mis zapatos en el piso. Brayden aún renguea al caminar moviéndose delante mío.

Es una habitación pequeña al fondo, la cama bañada de pétalos de jazmín, lo sé porque conozco su aroma, hay muchas velas rojas en formas de corazón desparramadas por todo el piso de madera.

En el centro, la cama es un corazón, mi boca no puede articular una sola palabra, la garganta seca intenta tragar saliva. Una caja blanca hay sobre ella con un lazo negro, quito la cinta abriéndola, son chocolates blancos y negros, pero son letras formadas en dos simples palabras.

- ¡TE AMO!

Me abraza por la espalda apoyando su mentón en mi hombro susurrando en mi oído.

-Hace mucho tiempo que te lo quería decir. No tenía el coraje suficiente para decírtelo.

-No sé qué decirte – las lágrimas de felicidad me ahogan por dentro. – No esperaba semejante confesión.

-Solo di que sientes lo mismo que yo.

-Mi amor por ti es verdadero desde el día en que te conocí.

Amarlo es poco, pensé que este momento nunca llegaría, las mariposas revolotean de felicidad dentro de mí. La noche no podía ser mejor.

Comienza a besarme la parte del cuello lentamente, ya no lo puedo detener más porque hoy lo deseo más que nunca. Giro sobre sus brazos tomando sus labios dentro mi boca, su lengua se envuelve con la mía jugando. El calor empieza a sofocarme, la piel pidiendo mucho más de lo que me ha dado hasta aquí.

Sus dedos buscan la cremallera del vestido que cae a mis pies descubriendo todo el cuerpo, que tan solo quedo con la ropa interior. Desesperadamente desabotono su camisa tocando su torso desnudo y sus pectorales bien marcados, la respiración de los dos es agitada, sus manos pasan por debajo del sostén apretando mis pechos, que comienzan a reaccionar a sus caricias por la excitación que me provoca su tacto.

También se deshace del brasier, mi entrepierna se siente un calor que va aumentando a medida que los besos se vuelven intensos. Besa desde la clavícula bajando hasta mis pechos que los muerdes con hambre y un gemido se escapa de mi boca.

Desabrocho torpemente su pantalón cayendo al suelo quedando solo en bóxer mostrando su prominente masculinidad. Me muerdo los labios al detallarlo con la vista completamente desnudo. Él me obliga a que entrelace mis piernas en su cadera llevándonos a la cama. Los pétalos saltan por mi cabeza al caer en ella. No se detiene sigue acariciando mi piel con sus manos, besa cada rincón que le es

posible.

Vuelve al ataque, primero la boca bajando  hasta mi abdomen que se tensa,  sus dedos acarician cada parte de mi piel de tal forma que lo agarro del cabello. Me cuesta respirar, el palpitar de mi corazón lo tengo en mis oídos.

Se endereza tomando uno de los pies para besar la parte interna de mi muslo, ya no aguanto tanta tortura. Siento que voy a explotar en cualquier momento.

Retira mi última prenda quedando expuesta totalmente a su mirada que me devora.

- ¡Eres hermosa! – toma aire – y perfecta para mí.

-Tú también lo eres – le sonrió entre cerrando los ojos.

Pero quiero que termine lo que inicio así que lo beso desaforadamente, mis dedos juegan con el elástico de su bóxer, cierra sus ojos mordiéndose el labio inferior.

- ¡Eres traviesa! – lo dice de una forma muy seductora.

Eso hace que aumente mis ganas de tocarlo, él me ayuda a quitarle el bóxer. Estira su brazo a la mesa de luz

sacando un paquete pequeño, que rompe con sus dientes, colocándose el preservativo.

Me besa suavemente una y otra vez.

- ¿Esta lista\, preciosa? – pregunta\, sé que necesita de mi aprobación para hacerlo.

Asiento porque en este momento las palabras se fueron. Se coloca en posición entrando suavemente, siento un pequeño dolor cuando está completo dentro de mí. Hace movimientos lentos hasta conseguir un ritmo adecuado para los dos.

Cierro los ojos apretando fuertemente sus brazos, sus movimientos me desarman de placer aumentando la

fricción que tengo que morder su hombro para no gritar.

Escucho los latidos de su corazón y la respiración entre cortada mientras se mueve sin parar. Una, dos, tres y mil veces más tampoco quiero que se detenga, busco su boca y elevo mis piernas dándole más espacio en cada estocada que da.

El fuego dentro mío se convierte en una explosión de estrellas llegando el orgasmo a consumirme apretando mis dientes en su piel. Él sigue con sus movimientos hasta que obtiene el suyo.

Se queda metido recomponiéndose de lo agitado que esta. Me besa saliendo yendo directo al baño, yo intento recuperar el aliento. Regresa acostándose al lado mío besándome la frente, acunándome en su pecho y tapándonos a ambos.

- ¿Te encuentras bien? – lo siento preocupado.

-Mejor que nunca.

Sonreír tontamente es lo mejor que se me da últimamente. He esperado mucho tiempo por este momento y fue mejor de cómo lo imagine.

- ¿Brayden? – tiene un brazo por arriba de mi cabeza.

-Mmmm – dice adormilado.

- ¡Te amo! – sus ojos se abren de repente.

-Te amo más que a mi vida – responde causándome una felicidad que nunca me había atrevido a tener.

Nos fundimos en un beso apretando mis pechos. Fue nuestra primera vez como pareja, aunque muchas están por venir. Sus cálidos brazos me arropan y yo dejo tiernos besos por su pecho.

Acaricio con los dedos su brazo desnudo pensando porque no puedo dormir. Minutos después el cansancio empieza a llegar obligándome a cerrar los ojos que me pierdo en el sueño.

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Al despertar toco a todos lados buscando a Brayden, pero no está. Escucho ruidos que vienen del baño, me

levanto envuelta en la sábana descalza me deslizo para ver que hace. Doy unos golpes en la puerta, él abre de golpe saliendo con una sonrisa.

- ¿Qué pasa? – interroga frunciendo las cejas.

-Nada, solo que no te encontré en la cama y me asusté por eso vine a ver qué hacías.

-Gracias por preocuparte – contesta burlándose de mí.

Alzándome como bolsa de papa y depositándome en la cama busca mis labios mordiéndolos.

-Aún tenemos tiempo de sobra para divertirnos – guiñándome un ojo apaga la luz.

No todo termino ahí porque después continuamos haciendo el amor como dos locos hambrientos.

Este es un momento que jamás olvidare porque por primera vez me siento viva en este mundo. Realmente, fue una noche inolvidable que jamás podré olvidar porque lo amo tanto como él a mí.

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