Minufer.
Llego el día de la fiesta, mi padre celebra su cumpleaños número 60 y lo va a festejar a lo grande. Es así que la
casa está llena de servidumbre por todos lados, muchos invitados y uno que me llama la atención es Brayden. El dueño del hotel “Chocolate Blanco”.
Aún no lo conozco en persona, pero seguramente en la noche sabré quien es. Al mediodía realizamos un mini festejo sorpresa para papá. Lo llene de besos, abrazos y regalos, él se merece eso y mucho más.
Después de comer el pastel me fui a bañarme para descansar un poco antes de comiencen a llegar los invitados. Luz dijo que vendría temprano para que nos arreglemos juntas, es emocionante tener una fiesta, aunque una vez al año.
Abro la llave comenzando a caer el agua, me quiero quedar bajo la ducha. Envolviéndome con una toalla alrededor de mi cuerpo salgo, el pelo gotea en el piso, me pongo unas pantuflas en los pies
para encender el secador de pelo. Ya menos húmedo me visto con un vestido corto acostándome en mi cama.
Doy vueltas porque no puedo pegar un ojo, miró el techo blanco que tiene varias estrellas que yo misma pegue, brillan en la oscuridad. Recorro cada centímetro de mi habitación, una cama matrimonial en el centro, una cómoda y espejo al frente; a la derecha a pasos de la ventana un escritorio con mi ordenador, y la izquierda el vestidor, el baño y un gigantesco espejo de cuerpo completo.
Y me olvidaba comentarles que todo es color violeta claro. Amo este espacio que lo decore como a mí me gusta, muchos cuadros que dibuje. Arriba de mi cabecera hay uno, es un hermoso caballo blanco con una hilera de árboles al fondo.
En fin, busco en el celular el contacto de Luz para llamarla. No pude dormir a lo mejor ella ya viene en
camino o tal vez no. Apretó llamándola, suena varias veces, pero me manda a buzón de voz.
Parezco preocupada al borde de un ataque de nervios, no entiendo lo que me pasa. Todavía falta para la fiesta; camino, descalza de un lado a otro golpeando el aparato en mi mano. Al otro lado de la puerta se escuchan pasos acercándose antes de que toque, abro de golpe, es Luz que se asusta por mi forma de salir de repente. Se detiene justo donde termina la escalera con ojos bien abiertos.
- ¿Qué te pasa? Casi me matas del susto Minufer - dice poniéndose una mano en el pecho.
-Creo que estoy ansiosa por la fiesta.
-Solo intenta mantener la calma, aún es temprano para alistarse.
Inhalo y exhalo varias veces para no perder la compostura, también porque Luz me mira confundida. Pasa delante mío, yo voy detrás de ella arrastrando los pies.
Se acuesta en la cama, hago lo mismo y nos reímos sin parar. No sé qué pasa conmigo, la celebración de papá me ha puesto demasiado nerviosa.
Tamborileo los dedos ya más relajada, Luz juega con su celular. De reojo veo que se ríe viendo la pantalla
seguro que habla con su “amigo-novio”.
De tanto observarla mis parpados los siento pesados, giro quedando de costado colocando una mano debajo de la almohada me quedo dormida.
Para ser realista me he dormido, pero mi amiga me dice que no es así. Estiró un poco mis extremidades, ya menos fastidiosa a pesar que ya es tarde para arreglarme.
-Ya es hora de levantarse dormilona - se pinta los labios en el espejo grande.
- ¿Por qué no me despertaste? – indago sentada en la cama.
-Me pareció que tenías que descansar- guiñándome un ojo se va al baño.
Rápidamente me pongo de pie para ir a bañarme, saco a Luz empujándola y hace puchero ofendida por lo que hice. El agua cae tibia por mi cuerpo. Luz me espera para secarme el pelo, después saco el vestido de la percha poniéndomelo, ella me maquilla de manera muy sencilla.
Se ve espectacular en un vestido azul que se adapta a su prominente cuerpo, zapatos altos en negro y el cabello recogido. Yo elegí uno en color plateado descubierto en la espalda y un escote en el frente, también zapatos con tacón, el pelo ligeramente suelto.
Al estar listas bajamos a la sala, papá lleva puesto un esmoquin azul y pantalón negro, parece sacado de una
revista de modelos. Sus ojos brillan como nunca, se nota que está contento. Es su cumpleaños debería sentirse orgullo de sí mismo, me alegra verlo feliz. Papá nos da toda su atención cuando llegamos al final del último escalón, “nos es para menos estamos muy bellas” me susurra en el oído Luz sonriente como yo.
- ¡Que bellas se ven chicas! – exclama mi padre besándonos en cada mejilla a las dos.
-Muchas gracias papá.
Ya es hora de que empiecen a llegar los invitados, él los recibe afectuosamente. Yo y mi amiga revisamos que todo esté en orden, la música es melodiosa hasta que estén todos en sus lugares. Una cara conocida observo entre la multitud, es Brayden. Y es la persona con cual me tropecé en el ascensor, una casualidad verlo aquí.
Bailo un par de temas con papá, Luz se fue a buscar a su amigo. Luego ella me lleva de la mano a donde se encuentran sentados junto a Brayden, su mirada es intensa poniéndome nerviosa. Ya me había
relajado y ahora me incomoda su presencia. Su amigo Max primero presenta a Luz.
-Brayden - habla Max - ella es Luz.
-Mucho gusto – corresponde al saludo dándole la mano.
-Ella es mi amiga, Minufer - es Luz quien me presenta.
Su rostro es perfecto, penetra sus ojos verdes en mí haciéndome estremecer, y una altura que me gusta. Max nos ofrece algo de tomar, pero yo lo rechazo para ir en busca de papá y darle mi regalo.
Tomándolo del brazo lo aparto para mi sola, es un bello caballo su regalo de cumpleaños, él no puede de tanta emoción, me lo agradece muchas veces. Papá me lleva a la mesa de ese señor, quiere presentarme con él.
-Hija ya sabes, ¿Quién es el señor? – interroga parándose justo en la punta de la mesa.
-Si - contesta él - mi amigo nos presentó.
-Verdad ¿Qué tengo una hija muy hermosa? – mi cara debe ser de muchos colores.
-No se equivoca es bellísima - lo miró sonriéndole porque papá ya me avergonzó.
El locutor da inicio al baile llamando a todos los presentes a la pista.
-La invito a bailar señorita – no me siento cómoda ante sus ojos – perdón mi imprudencia ¿Usted me permite bailar con su hija? – se retracta pidiendo la aprobación de mi padre.
-Si ella quiere, claro.
-Creo que un baile no le puedo negar - y es verdad.
No puedo negarme a su invitación de bailar, él posa sus manos en mis caderas y yo alrededor de su cuello, es un tema lento por eso bailamos pegando un poco el cuerpo uno sobre el otro. No logro sostener su mirada, me intriga saber cómo es, su olor a menta mezclándose con champán y el perfume ingresa por mi nariz. Es un aroma exquisito, huele a agua que me transporta hacia el mar. Parecen minutos eternos bailando sin decir
nada.
Volvemos a la mesa, no están ninguno de los dos, conversamos un rato.
- ¿Estas en pareja? – su pregunta me toma de sorpresa.
-No ¿y tú? – también quiero saber.
-No, pero creo que pronto lo estaré - contesta mirándome directamente mis ojos.
Otra vez me puse colorada como un tomate.
-Con tú permiso voy al baño - me excuso para no atragantarme bebiendo de mi copa.
Él quería saber por mi estado civil, aunque en el fondo la curiosidad de indagar sobre su vida era más fuerte, me contuve de no preguntar algo inapropiado.
Me perdí en el baño de mi cuarto porque el de abajo está lleno. Regresando papá charlaba con Brayden parecen conocerse de toda la vida.
- ¿Cuál es el motivo de su brindis? – mi regreso hace que se queden callados.
-Por la incorporación de un nuevo cliente - habla papá, aunque Brayden no parece muy convencido.
-Entonces, yo también voy a ser partícipe de su festejo.
Fue una noche agradable, papá corto el pastel lleno de felicidad y al finalizar un show de fuegos artificiales que iluminaron todo el lugar.
Despedimos a los invitados que quedaban, sentía calor al verlo de nuevo a ese hombre que me pone nerviosa, me besa en el rostro hablándome al oído para que no escuchen los demás, “nos vemos de nuevo el lunes” y no puedo evitar sonrojarme.
Cuando ya no queda nadie, saludo a mi padre encaminándome hacia mis aposentos, desmaquillo mi rostro antes de ponerme mi pijama. Ya totalmente cómoda hago a un lado la frazada entrando a mi suave cama. Mis pensamientos se dirigen a Brayden, y porque me afecta tanto su mirada. El cansancio gana cerrando segundos después los ojos.
A la una de la tarde, Luz me manda mensajes para que vayamos a una discoteca. Esta mujer nunca se cansa digo para mis adentros, quiero negarme, pero Brayden estará con ellos.
A regañadientes muevo mis piecitos al baño, unas ojeras vislumbran tapándola con un poco de corrector para
disimularlas. Saco del vestidor un vestido plateado, pero más cubierto que el de ayer, solo se ve la espalda.
El silencio inunda la casa, a mi padre no lo he visto en todo el día, le escribo una nota para que no se
preocupe. El timbre suena y es mi amiga que vino a recogerme, miró el reloj que llevo puesto siendo las nueve de la noche. Prácticamente he dormido toda la tarde sin interrupciones.
Coloco una campera por encima de mis hombros y salgo revisando que llevo todo lo necesario en mi cartera de mano. Luz luce muy radiante, alegre y hasta emocionada. No sé qué tipo de relación tiene con Max, creo que ni ella lo sabe, solo espero no verla sufrir.
Su música que sale del estéreo del auto me causa molestia, es demasiada empalagosa. Le bajo un poco el volumen llevándome una mirada asesina de su parte. Es tan lindo ver a las personas enamoradas, Luz aún no se atreve a confirmar ese sentimiento porque no está segura, según yo.
Demoramos media hora en llegar, la casa de papá no es en el centro de la ciudad, en cambio mi departamento si queda cerca del centro. En el cartel al frente de la discoteca dice “Zeus” en color azul, muchas personas hacen cola para entrar. Luz habla con el guardia de seguridad y nos dejan pasar, que poder de persuasión de mi amiga. Vamos al sector vip, los chicos no han llegado todavía.
En el lugar hay muchas personas, minutos después aparecen. Brayden me saluda amablemente, piden algo de tomar, pero yo me niego a beber algo. No quiero cometer un error o hacer el ridículo, el hombre de ojos verdes no deja de mirarme. Nuestros amigos se pierden dejándonos solos y es el momento más incómodo que experimento desde que lo conozco.
Jalándome de la mano me lleva hacia abajo, ya en la pista el dj cambia de música pasando de una bien movida a bachata. ¡Genial! Digo, era lo único que faltaba para estar tan nerviosa. Bailamos un poco distanciados, luego cambia de nuevo a una lenta. Me hace girar abrazándome por la espalda, eso me deja sin aliento, no puedo negar que me gusta. También siento que no le soy indiferente.
Sus manos se posan en mi rostro, su mirada es intensa provocándome escalofríos. Cada vez se acerca más, siento sus labios en mi boca, su olor a menta me embriaga, su lengua se mueve muy suave al principio y yo me niego a resistirme. Empieza a empujar más con su lengua pidiéndome que me deje llevar, con su otra mano me atrae a su cuerpo. La música termina llevándome de nuevo a donde estábamos.
Los chicos no volvieron de su excursión amorosa. Tomamos asiento y otra vez me besa. Pero esta vez es más
demandante sujetándome de la nuca.
Me siento totalmente abrumada con lo que hizo tampoco sé cómo reaccionar. Mi amiga regresa al fin, me pide que vayamos al baño, no me niego. Esa excusa me salva, pienso si salir huyendo sin decir adiós mientras nos dirigimos al sanitario. Tengo una mezcla de alegría y arrepentimiento, porque lo habrá hecho es lo único que ronda en mi cabeza.
Necesito hablar de esto con Luz, pero en un lugar tranquilo, ahora como me voy a comportar con él. Es un
misterio el cual hay que revelar capa por capa, de eso me encargare yo misma.
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Comments
Elvira Fretes
fue muy rápido todo no Minufer❤️
2023-06-10
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