Cap.7 Bendición

...Entregada a la Princesa...

...Cap.7 Bendición...

..."... Todo aquello que se mantuvo a nuestro lado, vuelve al lugar donde fue encontrado… duerme bajo el cielo estrellado, niña lunar, duerme…"...

Palabra por palabra, balbuceantes, puedo escuchar cada una de ellas; distantes a mí, pero muy cerca a la vez, en mi corazón ¿Qué es lo que escucho… más allá de esta cálida oscuridad?.

.......

Este lugar es 100 veces mejor que mi anterior habitación, es mucho más cómodo. El aroma y la suavidad de las sábanas me envuelve ¿Cómo es eso posible?. Doy la vuelta a mi cuerpo y vuelvo a ver el cielo de esta habitación, fijamente, me hace pensar. — Ya ha pasado como una hora desde que esa pequeña arrogante se fue. Pronto será la hora de salir al comedor, será mejor que me apresure en salir… — Tuve un sueño. En el, mi Padre me arrullaba con la canción de la Joven Lunar; así fue como él decidió llamar a los cuentos que me cantaba. Pero creo que más que un sueño, fue un recuerdo, uno muy valioso.

Al levantarme de la cama, escucho 3 toques leves en la puerta. Cubierta por una de las sábanas, decido dirigirme allí y abrir la puerta de abeto, dónde del otro lado había un par de mucamas, quienes entraron sin dudarlo. "La Srta Elizabeth nos envió aquí para alistarla, nos dijo que le pusieramos uno de sus vestidos, nos permite?" habló primero la mayor de ellas. No me opuse, de todos modos no tenía idea de qué llevar para presentarme.

Eran 3 mucamas, 2 de las cuales eran las más jóvenes, más o menos mi edad. Esas dos se encargaban, una de medirme y la otra buscaba la ropa según las instrucciones de la primera. La mayor de ellas las supervisaba y organizaba la ropa que poco a poco se me iba quitando. Obviamente era vergonzoso que extrañas vieran mi cuerpo desnudo, pero por lo menos no lo inspeccionaban a detalle como cierta persona.

"Tch, ¿... Por qué debería yo ayudar a una sucia plebeya que fue encontrada en la calle?. Esto es absurdo…" Murmuraba una de ellas. Reprendida al instante por una de mayor edad que estaba a su lado: "¡Oye, Vyana, no puedes decir algo como eso!" fueron las palabras de su encargada. — Puedo escucharlas… —

Creo que la entiendo, que llegue alguien de la nada de al parecer menor rango y te supere como si nada, sin esfuerzo, sin trabajar por su puesto en ese lugar, alguien privilegiado. Es normal estar celoso, yo también lo estaría si mi padre hubiera conseguido a alguien más que mi madre, así que no puedo reprocharle nada a esta muchacha, tampoco es que me agrade mucho la hipocresía.

Aparte de eso, lo demás transcurrió con total normalidad. Lograron encontrar un vestido que me quedara a la perfección, ya que al ser mayor y más alta que la Princesa era más que notorio que nada de lo que me pusiera de ella me quedaría. Por suerte la encargada de las mucamas, como yo decidí llamarla, encontró algo adecuado.

Después de ayudarme, ellas se retiraron del lugar. Dejándome vestida y lista para asistir a la reunión con la Princesa y el Rey. — Debería ir ahora que ya estoy lista. "... Será mejor que tengas una buena relación con mi Padre, No querrás que no sea así" no quiero saber el porqué de sus palabras — De las pocas cosas que no permití hacer a las mucamas fue maquillarme, no solía hacerlo en casa, así que no estoy acostumbrada a llevarlo puesto.

Caminando hacia la puerta y saliendo de la habitación, una gran presión me acompaña. — Algo que nunca antes había sentido, es peor que cuando salía a hacer las entregas o atender a los comensales — Un aire frío recorre mi espalda mientras camino por los interminables pasillos, de algunas de las habitaciones a cada costado escucho leves susurros, murmullos casi inaudibles de parte de las sirvientas. — Parece que la joven que me ayudó a cambiar de ropa no era la única con ese resentimiento sobre mí — Era de esperarse, son muchas las personas que trabajan aquí, algunas tal vez no se sientan a gusto con el trato que reciben. Sucede en todas partes, entonces, ¿por qué no habría de suceder aquí?

Continúo mi recorrido, mirando al frente, ignorando todo lo demás. De esa forma llegando al fin dónde todo tomará un camino diferente, dependiendo del resultado de nuestra conversación aquí y ahora. — ¡Aquí estás! Ven, siéntate a mi lado — En una gran mesa rectangular, en ella estaba la Princesa, quien me llamo a su lado, y del otro extremo su Padre, el rey. Respiro y decido dejar a un lado mis temores, amarrando mi corazón a la determinación de superar este muro. Tomo asiento a la derecha de la joven arrogante, que emanaba un aura de emociones diversas. Era complicado entenderlas así que decidí ignorarlas. Faltaban unos minutos antes de que trajeran la comida, y el ambiente a penas yo llegué ya empezaba a ponerse algo tenso, a causa de esto fue la Princesa quien expresó primero su oración. — Padre, he escuchado sobre los disturbios que se han estado llevando a cabo en Gazarik, ¿sabes cuál es el objetivo detrás de todo esto? — Inician la conversación con algo de política nacional en la que no estoy interesada, mayormente porque es confusa de entender.

El Rey Varzas, al otro extremo de la gran mesa, bebe un vaso de agua luego de un suspiro, respondiendole así a su hija. — Soy completamente consciente respecto a la situación vivida en Gazarik, no está fuera de nuestras manos el control de la ciudad, no obstante, si eso seguirá así o tomará otro rumbo es algo que puede llegar a verse más adelante — Expresó respuesta a la pregunta de su "mimada hija", según las propias palabras de la Princesa, de forma que no alzó la voz y mucho menos mostrando lo que un disturbio significa en realidad, la desgracia que consigo trae. Evitó el tema contando pocos datos del suceso a su hija y así no involucrarla. Parece no ser mal padre después de todo. — Pero, no es eso de lo que querías hablarme, cierto?. Tenemos aquí a una nueva invitada que nos acompaña en este día, al fin y al cabo — Su mirada, fría como el hielo, y hasta más que eso, se dirigió automáticamente hacia mí. No parecía muy a gusto con mi presencia en el lugar.

El hecho de que el Rey acepte los sentimientos de su hija hacia las Damas no significa necesariamente que acepte a cualquiera que ella presente. Peor aún si la mujer elegida por su hija soy yo, una simple campesina a los ojos de la Nobleza. — ¡Sí! Decidí invitarla con nosotros para que fuera una sorpresa. Me gustaría que afianzaran un acuerdo de no agresión para las dos partes, las malas relaciones familiares desembocan en resultados poco favorecedores — No capté nada de lo que dijo después de mencionar: "Decidí invitarla con nosotros para que fuera una sorpresa" ¿¡Eso quiere decir que el Rey no estaba al tanto de que yo asistiría aquí hoy!? Fue más que obvia su expresión de desagrado la primera vez que nos conocimos, está más que claro que no le caigo bien al Rey. Pero tal parece que la Princesa no fue capaz de captar la expresión de su Padre, y siguió hablando de forma descuidada.

Poco era, aunque interminable, el tiempo que pasaba. La joven arrogante le había contado a Varzas lo que en solo un día había ocurrido, y era de esperarse que la reacción de nuestro líder ante esto no sería para nada favorecedora. Me pregunto ¿Si otras condiciones hubieran sido preestablecidas, actualmente estaría siendo llevada a la guillotina? ¡Por supuesto que sí! ¡El Rey no lo pensaría dos veces antes de llevarme al lugar y ser el mismo quien acabe con mi corta vida! Después de todo, es su "Pequeña hija" la que está involucrada en este lío amoroso, o lo que sea él que piense que es, no soportaría verla caer tan bajo como para estar al lado de una simple niña de campo, por más que eso sea lo que esté sucediendo en realidad.

Hubiera pensado que mi vida estaba a punto de acabar si no fuera por qué una de las encargadas trajo a tiempo la comida. Agradecimos por ella, algo que me sorprendió, y empezamos con el almuerzo. El Rey seguía en discordia. — Aún no puedo entenderlo… ¿Por qué una plebeya, de tantas doncellas hijas de Condes que existen? — Habló con un susurro, bastante audible, para si mismo. Esta vez no recibió respuesta alguna, lo cual hizo que se mantuviera divagando por un rato. — ¿Mis enseñanzas no fueron las correctas…? Talvez, el libre albedrío que te otorgué no era una opción. ¿Qué debería hacer de ahora en adelante, Dianne? — Crash! Uno de los platos se había dejado caer, más específicamente el vaso que la joven Princesa tenía entre manos. "Por favor, no menciones su nombre…" Salió de la boca de la Princesa antes de que esta dejara el salón, sin explicación, solo se fue. Varzas, disgustado por la acción de su hija, no pudo hacer nada más que quedarse en la mesa, creo que el sabía que si la seguía no sería bien recibido por ella. Entonces, se quedó y solo se quejó, dandole poca importancia el que yo siguiera allí. — Hahh… por Libern. Gazarik, con sus renegados insurgentes. Elizabeth, con su imprudencia y rebeldía. Y ahora una discusión con mi hija. Parece que no podré solucionar todos los problemas que nos rodean antes de que yo-... — No detuvo su monólogo hasta que notó mi presencia en el lugar, lo cual le hizo continuar con un: — … es cierto, también está el problema de la campesina — Pero, ¿De qué está hablando esta persona? ¡Lo dice como si venir aquí hubiera sido mi decisión!.

No me pude negar, no tenía otra opción. Condes, Duques, Reyes, Nobles, todos y cada uno de ellos son iguales! No les importa pisotear a alguien más si de esa forma consiguen lo que desean, no puede existir peor persona que eso. ¡No quiero morir! Pero si eso significa vivir bajo los pies de aquellos que se creen por encima de nosotros, entonces, yo- ¡Diré adiós al rostro de mis seres queridos, y moriré con orgullo! ¡BAM! Golpeo fuerte la mesa para de esa manera llamar su atención. — ¡No es como si yo estuviera aquí porque así lo quería o deseaba! No tenía más opciones. Ustedes, malditos Aristócratas, no saben lo que es el dolor de una despedida! Solo son unas simples bestias. Mismas que moldean nuestras esperanzas en su mandato, ¡En primer lugar ninguno de nosotros les importamos! — No sé si ya lo habia mencionado antes, pero soy muy sensible a ciertas situaciones. En los momentos más fuertes emocionalmente cedo ante el llanto. Pasó cuando me despedí de mi Padre, y ahora que no puedo aguantar más este descontento. — ¿Por qué los nobles son así? No es como si nosotros decidieramos ser plebeyos en un principio — Las lágrimas no se detienen, no puedo hacer que paren. Hay tantas cosas que quisiera decir y con las que me gustaría desahogarme, pero ahora ninguna puedo mencionar. Es tan frustrante.

Como era de esperarse, el Rey solo se paró y camino hacia la salida, ignorando mis palabras, antes de irse dijo: — Tú, simplemente… no lo entenderías — Finalizando así nuestro desastroso encuentro.

...[...]...

— Cuando recibí la invitación de la Princesa a esta comida, asumí totalmente que sería un desastre, que por lo menos algo saldría mal. Acerté, y de la peor forma posible — Me encontraba deambulando entre mis pensamientos y el pasillo, esperando no chocar con algún florero caro o alguna sirvienta, recibir más odio de los demás no sería lo mejor para mí ahora. Mi cuerpo estaba tenso, sudado y, por si fuera poco, me sentía enferma; mareada más bien. — La Joven arrogante, cabello de zanahoria, huyó tras escuchar el nombre de nuestra difunta Reina, Dianne, creo que era así?. Y el Rey me odia por estar con su hija. Los Varzas son personas impredecibles y de temer, estoy exhausta solo por haber estado en la misma sala con dos de esa familia — Mirando a través de uno de los grandes ventanales, veo un extenso bosque lleno de árboles y aves, más allá de ese lugar encontrándose la ciudad. Extendí una de mis manos al horizonte que marcaba aquel cielo azul. Aunque no lo esperaba, las grandiosas vistas que tenía frente a mí lograron hacerme sentir bien. Es de las pocas cosas buenas que tiene este castillo.

— Aunque apenas esté llegando la tarde, quiero ir a dormir. Así como hoy, desconozco qué pueda ocurrir mañana. Si descanso correctamente, tal vez pueda aligerar la carga mental que requiere estar al lado de la Princesa — Con eso dicho, me apresuré en llegar a mi habitación, para así con la misma velocidad cambiarme y dormirme. Algo en mí decía que cosas inesperadas se harían presentes los días siguientes, más me valía estar preparada para ello.

.......

...La joven adulta de cabellera castaña duerme plácidamente ¿Qué acecha entre sus sueños y pesadillas?...

...Continuará…...

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