El deseo se apoderaba de sus cuerpos, la cordura iba y venía.
- Espera... yo... no... te amo... - su voz entre cortada.
- Sé que lo haces, solo déjate llevar - la sigue besando.
- Pero yo... No la deja hablar.
- Diremos que son las hormonas del embarazo - la carga y la lleva hasta la habitación contigua.
Sin dejar de besarla le susurraba.
- Tu cuerpo arde cariño, nos pedimos a gritos.
Entre besos y caricias ese amor que empezaba a nacer era profundizado y marcado en el corazón.
Las sábanas de seda desalineada enmarcaba la esbelta figura de la joven dama.
- Cariño, vamos, despierta - Le pasa una rosa por la espalda. Debes comer algo.
- Mmmmm - aún somnolienta. Que hora es..
- Son las 7 de la noche, vamos, debes comer algo. - le vuelve a insistir.
- Carajo, todo es tu culpa "malditas hormonas" - pensó al final. Me muero de hambre.
Después de una relajante ducha se alista y baja a cenar, todos con una sonrisa le sirven sin mencionar una palabra.
- Por qué todos están raros hoy? - pregunta en voz baja.
- Tú que crees corazón mío - le da una mirada feliz.
Llena de vergüenza toma la cuchara y se dispone a comer.
- Tu tarde fue muy relajante, deberías comer más por el bien de mi sobrino - en sus palabras había una pizca de burla, al igual que en su sonrisa.
Atorándose con la comida toma el vaso de agua y lo bebe.
- Tanto así fue? - vuelve a preguntar en voz baja.
- para la próxima te coloco una mordaza, eso sería un nuevo método - se burla de ella.
Recibiendo un codazo deja de sonreír.
- Cuñado... seguiremos tu consejo - Frotándose las costillas.
- No, no, de echo es bueno para el embarazo, pero sobre todo es bueno para su matrimonio, eso quiere decir que por fin será una familia de verdad - se alegra de que por fin hayan disfrutado de su momento.
Avergonzada hasta las orejas, con el ardor en su cara, se levanta y se disculpa para salir huyendo hasta su habitación.
- Tómalo con calma hermana que todos tenemos oídos sordos - le grita.
- No te preocupes, sé que me ama y por fin me acepto - emocionado.
Pues bien cierto era, su esposa se había enamorado de él, pero un castigo no era tan malo.
Mientras tanto Amanda acostada en su cama recuerda lo increíble que había sido volver hacer el amor con ese hombre, pues había sido muy delicado, estaba segura que ese sentimiento que empezó crecer hoy había florecido, se sentía como una niña mimada.
"Me enamoré sin querer, este es un sentimiento que no había sentido jamás, ni siquiera por Ángel, ¿será amor?" - se preguntaba.
Peros sus pensamientos fueron interrumpidos por su amado esposo.
- Cariño ¿Puedo pasar? - pregunta abriendo la puerta.
- Si ya estás adentro ¿Qué necesidad tienes de preguntar? - pone los ojos en blanco.
- Te traje algo de comer, ya que no terminaste tu cena - la sienta a que coma.
- De verdad soy tan ruidosa? - pregunta avergonzada.
- Claro que no cariño - La abraza.
- Todos deben saber lo que hicimos, no tengo cara para verlos - se sentía muy apenada.
- no deberías sentir pena, eres la señora de esta casa, eres mi esposa, es algo normal que estas cosas pasen entre esposos, además no tienes de que preocuparte, nadie escucho nada, todos se habían ido - la consuela.
- A que te refieres con que se habían ido? - se sorprende.
- Así como lo escuchas, cuando Petric te dio el helado, lo envié por cosas para la habitación de nuestro hijo junto con Sarah y obviamente Felipe no se quería perder un solo detalle de las compras así que todo el tiempo estuvimos solos - le cuenta tranquilamente.
- Entonces como supo que habíamos echo... - se calla.
- Por qué mi esposa es tan obvia y no fue muy difícil adivinarlo - le pellizca la nariz.
- ¿Obvia? - le pregunto.
- Pensaste que caminar como un pato es algo tan natural? - se le burla.
"Malditas hormonas" - Se volvió a decir ella misma.
- Esta noche... ¿Puedo quedarme contigo? - pregunta sondeando.
- No, ve a tu habitación. - sin dudarlo le responde y se pone de pie.
- Por favor cariño - la abraza por detrás. No me vuelvas a castigar, ya aprendí la lección - le suplica y le besa la oreja haciendo que se vuelva a estremecer.
- No... Tu castigo sigue en marcha... No pienso ceder tan fácil. - se zafa de su abrazo temiendo que pueda volver a caer en la tentación.
- Entonces hagamos un trato ¿te parece? - le propone.
Al escucharlo, enseguida se interesa por saber cuál sería ese trato que le quiere proponer.
- ¿Así? Y que ganaría yo con escuchar tu brillante idea - se da la vuelta y lo mira a los ojos.
- Claro que saldríamos ganando los dos, es un beneficio muy entretenido y gratificante - Se le acerca. En el transcurso del día soy tu esclavo de la manera en que tú la quieras, pero en la noche serás mía - la toma por la cintura y la besa sin darle tiempo a dar su respuesta.
Haciendo que el beso suba de nivel hasta saber en el punto que está, le vuelve a preguntar.
- Aceptas mi trato? - la aprieta más contra él.
- Mmmm - perdida en el deseo de las "hormonas". Acepto.
La noche era larga, excitante y maravillosa para los amantes que solo desean consumar su amor y ser un solo cuerpo, una sola alma.
A la mañana siguiente el ruido de los golpes en la puerta, despiertan a la pareja de esposos.
Acostada en su pecho abre los ojos para encontrarse con la mirada tierna de su esposo.
- Buenos días cariño ¿Dormiste bien? - Le sonríe y le besa la frente.
- Buenos días - Le sonríe. Será mejor que vaya a ver quien está golpeando la puerta - se levanta, dejando ver su hermosa figura y su pequeña barriguita.
- Te ves hermosa - la toma por la cintura y le besa la barriga- Buenos días cariño - le dice a su pequeño hijo.
Al instante suena el teléfono arruinando ese momento único para los dos esposos.
- ¿Qué sucede Lorenzo? - al otro lado de la línea. ¿Qué? Ok, ya veo, ahora mismo nos arreglamos.
- ¿Sucede algo? - alarmada.
- Mi padre está aquí, por lo que asumo que la persona que golpeo la puerta es mi madre, démonos prisa - corren a seguir con el engaño.
Ya listos vuelve la actuación, lentamente abre la puerta encontrándose con los ojos furiosos de su suegra.
- ¿Cómo te atreves a ser tan irrespetuosa y dejarnos esperando tanto tiempo? - molesta.
- Buenos para usted también señora - Saluda disimulando el disgusto. Me imagino que usted es el padre de Rafael, mucho gusto soy Amanda Baroncello - lo saluda y amablemente le extiende la mano, la cual es correspondida.
Solo unas palabras bastaron para ver la inocencia de su nuera.
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Comments
Zaidymar 🌠
Todo iba tan bien
2024-06-05
2
C Matacruz
necesito saber cómo se dieron cuenta que ya podía caminar 😔😡😞😊🤔😃😱😕😜😮😉😀😄😛🙃😆😯😝🙂😏🤪☺️😁
2024-05-29
0
Julia Peres
,me dormí y me perdí de algo? ahora por lo que leo sólo son recuerdos , lastima
2023-10-18
6