Desafortunadamente para la nueva pareja; el encargado de revisar las cámaras de seguridad en el cuarto de control inmediatamente le habló a Edgar en cuánto vió todo arreglado y decorado, pensó que al magnate le alegraría mucho ver el gran gesto que tuvo el italiano con su hija
Al enterarse Édgar se negó, sentía que eso era invadir la privacidad de su hija pero siendo honestos la curiosidad le ganó y como dice el dicho: "La curiosidad mató al gato" El empresario sólo planeaba echarle un vistazo a la pantalla pero cuando estaba a punto de irse escuchó que Valeria comenzó a contarle una historia acerca de su vida a Niccolò
No era su intención ser entrometido pero el casi no conocía a su hija menor, no fuera del ámbito laboral, y saber un poco más de ella no le pareció una mala idea, ¡Pero vaya que lo fué! Lo que escuchó a continuación fue como una metralleta disparándole directo al corazón y cada bala le enterraba diferentes palabras como "culpa" "decepcionante" "maI padre" "fallaste" "Y tú, ¿dónde estabas?"
Todas esas palabras terminaron por impactar fuertemente a Édgar que de la nada comenzó a sentirse indispuesto, le faltaba el aire, comenzó a ver todo negro, para ese momento Valeria y Niccolò salían felices del octavo piso en dirección al décimo pues las sorpresas aún no terminaban, Niccolò le había dejado un oso gigante hecho de puras rosas en tonos durazno y melocotón en su oficina
Iban de camino cuando comenzaron a ver gente corriendo en dirección a la oficina de Édgar, Valeria detuvo inmediatamente a Linda que también iba hacia la oficina de su jefe, llevaba la cara con evidente angustia por lo que Valeria no dudó en interceptarla
—Linda detente— Dijo Valeria en un tono demasiado autoritario que más de uno de los que estaban cerca se sorprendieron —¡Quiero que me digas inmediatamente qué está pasando! ¿Por qué hay gente corriendo hacia la oficina de mi padre, hablé con él en la mañana y me dijo que llegaría temprano y después iría con Elena a su cita con el ginecólogo, a ésta hora apenas deben estar en consulta— Dijo mirando la hora en el reloj de su mano. —Así que nuevamente te pregunto... Dime, ¿Por qué hay gente entrando y saliendo de la oficina de mi padre cuando él está ausente, que yo sepa las únicas que tienen llaves de su oficina somos tu y yo, y evidentemente yo no les abrí... ¡Habla!—
—¡Oh rayos! La señora Elena debe estar pensando que al señor se le olvidó acompañarla, va estar muy molesta y ¡Lo peor! no puedo hablarle y decirle la verdad porque en su estado es peligroso podría tener al bebé antes de tiempo— Linda entró en pánico y comenzó a hablar más para sí misma que para la persona que la cuestionaba, olvidando completamente que se trataba de Valeria, la hija de su jefe y técnicamente también su jefa
—¡Disculpa! ¿Estás diciendo que mi padre no se ha ido?— Valeria no necesitó preguntar más para saber que algo no andaba bien, dejó a Linda sumida en su angustia y corrió a ver a su papá; al llegar vió a Edgar recostado en el sofá tenía puesto suero y su cara estaba totalmente desencajada, la joven corrió y se arrodilló a un lado de su padre, tomó su mano y preguntó
—Papá, ¿Estás bien?¿Qué te ha pasado? En la mañana que hablamos por teléfono te oías muy bien, ¿Qué cambio?— Valeria estaba tan angustiada que no se dió cuenta que su padre no podía verla a la cara, Edgar estaba tan mal emocionalmente que sentía que con sólo verla se quebraría en llanto así que sólo pudo articular las siguientes palabras
—Valeria háblale a tu madre y dile que venga de inmediato, no importa dónde esté, con quién o lo que esté haciendo, la quiero aquí cuanto antes y más le vale no hacerme esperar porque ya estoy bastante molesto y eso sería muy malo para ella—
Valeria no entendía lo que estaba pasando, pero nunca había visto a su padre así, ni oírlo expresarse de esa manera hacía su mamá por lo que comenzó a preocuparse aunque eso no la detuvo de hablarle a Samantha y decirle las palabras exactas de Édgar o al menos esa era su intención pero el celular de su madre la mandó a buzón por lo que no le quedó de otra que hablarle a Raul
Por otro lado Samantha se encontraba felizmente entre los brazos de su amado, habían tenido un desayuno delicioso y tranquilo, ahora estaban viendo una película en la casa; poco después de que Melissa se fuera a Italia, no tenía caso seguir en dos casas, Adrián vivía en su departamento de soltero y Valeria conocía todos los detalles de su relación con el cubano, así que se habían mudado a la casa de Raúl, después cuando Valeria cumplió la mayoría de edad se fue a vivir a su actual casa, dejando a la pareja sólo con Odalys y Nathaniel que pocas veces estaban presentes; la llamada de Valeria Interrumpió su momento de romance pero ni Samantha ni Raúl le negaban nunca nada a la joven así que contestó de inmediato y puso el altavoz
—Vale mi niña, ¿cómo estás?¿A qué debemos tu llamada? Sabes que ésta también es tu casa y puedes venir cuando quieras, no es necesario que llames antes— Contestó el cubano que sí bien en el bajo mundo era aterrador, con sus tres mujeres era un amor
—Hola Raúl, lamento molestarte a ésta hora pero llamé a mi madre y no contesta, puedes decirle que me urge hablar con ella por favor—
—Aquí estoy mi princesa, ¿Qué sucede?— Preguntó rápidamente Samantha que ya se encontraba alarmada por el tono de Valeria pues a pesar de que trató de sonar tranquila se escuchaba preocupada
—Mamá que bueno que te encuentro, perdón que los interrumpa pero necesito que vengas de inmediato al restaurante, es papá, algo le pasó y no se que es pero me pidió, no más bien, me exigió que te dijera que vengas de inmediato, no importa dónde estés, con quién o lo que estés haciendo, te quiere aquí cuanto antes y dice que más te vale no hacerlo esperar porque ya esta bastante molesto y eso sería muy malo para tí, no sé que signifique pero nunca lo había visto así—
Raúl se puso rojo, morado y azul de la ira al saber cómo le hablaba Édgar a Samantha, tenía ganas de arrancarle la cabeza pero se repetía mentalmente que Édgar es el padre de Valeria y sí lo desaparece o lo daña aún que sea un poco su pequeña sufriría, lo cual es inaceptable así que sólo trató de calmarse mientras respiraba profundamente y apretaba sus grandes puños
Samantha no sabía que Édgar conocía la verdad de lo que pasó hace años pero comenzaba a sospecharlo; aunque no entendía cómo se enteró eso sería lo único que haría que su exesposo reaccionara de tal manera, pues en dieciocho años de matrimonio jamás le habló de esa forma, comenzó a angustiarse pensando en que podría intentar quitarle a su pequeña por no ser una buena madre, pero al mirar a su hija volvió a la realidad, Valeria ya es un adulto y nadie se la puede quitar porque ya se independizó, eso la tranquilizó, tomó un poco de aire y se despidió de Raúl con un beso y un abrazo que fue muy reconfortante para ella.
Raúl discretamente le encargó a uno de sus guardaespaldas que siguieran a su esposa ya que a pesar de no estar casados ellos se consideran marido y mujer, el cubano estaba preocupado y sí no fuera por evitarle otro disgusto a Samantha iría con ella y pondría en su lugar a Édgar
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