capitulo 19

Samantha se dió cuenta de lo que estaba pasando por la mente de Niccolò y lo tomó del brazo, discretamente lo sacó de la oficina, y le dijo:

—Sé lo que está pasando por esa cabecita tuya y de una vez te digo que borres esos malos pensamientos, Edgar es su padre y la ama, pero a veces no sabemos lidiar con los sentimientos sobre todo con el dolor y la culpa, Valeria pasó por lo que tuvo que pasar por culpa de gente mala, si, Edgar y yo fallamos mucho y descuidamos a nuestros hijos pero también los amamos y sí hubiéramos podido haber hecho algo para evitarlo ten por seguro que lo hubiéramos hecho, no culpes a Edgar, todo ésto era una bomba de tiempo que tarde o temprano tenía que explotar, Valeria y yo lo sabíamos desde el principio, ahora los que me preocupa como reaccionen cuando se enteren son Adrián y Melissa—

—Ahora sé de dónde lo sacó— Niccolò habló sin pensar o más bien dijo lo que estaba pensando sin darse cuenta y eso confundió a Samantha

—¿De dónde sacó, qué, quién?— Preguntó intrigada Samanta —Niccolò, ¿Sí estás escuchando todo lo que te dije?— Dijo la mujer con mirada reprobatoria y los brazos cruzados

—¡Claro que sí! ¡Lo siento! Es sólo que me parece increíble que Valeria y usted puedan leer la mente de las personas— Dijo Niccolò a lo que Samantha comenzó a reír y añadió:

—¿Eso te dijo Valeria? ¡Jaja! ¿Cómo creés que vamos a leer las mentes?— Samantha no solía reír tan naturalmente estando fuera de su casa pero lo que Niccolò le dijo le pareció muy divertido. —Escucha, lo que pasa es que cuando Raúl y yo decidimos estar juntos nos dió un entrenamiento psicológico, ambas tomamos clases para aprender acerca del comportamiento humano, gestos, movimientos, tonos de voz; por eso para nosotras es muy sencillo deducir lo que están pensando las personas a nuestro al rededor, Valeria es mejor que yo en esa área en particular, después del segundo secuestro fué que tomamos el entrenamiento físico y déjame decirte que cuando la veas en acción te vas a sorprender—

—Ahora todo está claro, no Valeria no me dijo que leen las mentes, de hecho ya me había comentado algo parecido a lo que usted acaba de decirme pero fueron varios momentos en los que llegué a contemplar la posibilidad de que Valeria pueda hacerlo— Dijo honestamente Niccolò, rascándose la nuca y tratando de relajarse ya que se sentía bastante avergonzado, una cosa es pensarlo pero al decirlo en voz alta se dió cuenta que se oye bastante ridículo

—En cuanto a Edgar, tomaré en cuenta sus palabras y olvidaré lo que estaba pensando, de todos modos lo único que importa es que Valeria esté bien y sea feliz—

—Es correcto, me doy cuenta que Edgar te pidió que lo tuteés, así que yo te pido lo mismo, las personas dentro de nuestro círculo de confianza lo hacen y tú ya estás adentro— Dijo la elegante mujer

—Muy bien Samantha, ha sido un verdadero placer conocerte— Dijo Niccolò sintiendo calidez en la mirada de Samantha a lo cual ella le contestó del mismo modo

—El placer a sido mío, me alegra que mi pequeña esté con alguien como tú—

En ese momento Edgar y Valeria salieron de la oficina de Niccolò y se reunieron con ellos

—Muy bien, ya que todos estamos en la misma sintonía ¡Vámonos a comer!— Dijo Samantha muy positiva

—Lo siento, en verdad me gustaría acompañarlos pero Elena terminó yendo sola a la consulta y en éste momento debe estar furiosa, cómo sabrán en su estado eso es peligroso y no queremos que el pequeño Victor llegue antes de tiempo— Dijo Edgar angustiado por su actual pareja y madre de su cuarto hijo

—Claro pa, no te preocupes ve con ella, en otra ocasión comeremos todos juntos— Dijo Valeria

—Muchas gracias, tengan buen día y provecho a todos— Dijo Edgar pero antes de marcharse por completo, se giró y añadió: —Por cierto Niccolò tu y yo tendremos una conversación de hombre a hombre mañana en mi oficina— le dijo al joven que rápidamente se puso pálido

Edgar siguió su camino mientras se reía del pobre Niccolò, se dió cuenta que cuando está relajado puede tutearlo pero en cuanto se pone nervioso inconscientemente le habla de usted y eso le causaba mucha satisfacción y diversión al mexicano, la cuál justo en éste momento necesita para sobrellevar la tormenta que lo esperaba en casa; cuando conoció a Elena era una mujer noble, comprensiva, y cariñosa, pero cuando se fueron a vivir juntos se dió cuenta que también tiene un carácter muy fuerte y ahora con el embarazo y todo eso de las hormonas alborotadas, la pobre mujer ha incrementado su mal humor.

Por otro lado los jóvenes junto con Samantha iban llegando a la fortaleza, rápidamente Raúl salió a recibirlos puesto que ya había sido notificado con antelación por su hombre de confianza

Cuando Niccolò observo quién era el querido padrastro de su novia casi se va para atrás, ya que no lo conocía por su nombre de pila pero si por su apodo en el bajo mundo "El Colocador" Era un mafioso muy conocido, dedicado al tráfico de armas, su fama y apodo se debe a qué a diferencia de otros mafiosos no suele usar los clásicos métodos de tortura,

Es un hombre impaciente e implacable, conoce perfectamente el cuerpo humano, cada nervio y tendón, por eso es tan temido, pues sabe dónde "colocar" una bala causando mucho dolor pero ningún peligro, se rumora que en una ocasión agujeró a un capo venezolano en una disputa personal, el hombre estaba vivo y aparentemente bien pues no había dañado ningún órgano vital pero le había colocado muchas balas en el cuerpo así que el venezolano prefirió morir camino al hospital pues el dolor era inmenso; por esa historia y muchas otras que Niccolò ha escuchado, el color no podía regresar a su rostro, y fue peor cuando el cubano se acercó a saludarlo pues el aura fría y la mirada asesina que le dedicó hicieron del italiano un niño indefenso

—Ya basta Raúl, lo estás espantando— Dijo Samantha con tono reprobatorio y mágicamente el rostro de Raúl se suavizó, algo que Niccolò agradeció grandemente

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