Después de un rato Elías entró al cuarto de Sandra, la vio pensativa mirando por la ventana y se acercó y la abrazó por la espalda, ella sintió que ese abrazo la hacía sentir segura, pero de el no lo sabía.
ELÍAS: Sé que valoras tu independencia, pero yo puedo cuidar de ti y de Lían, y quiero hacerlo Sandra.
Lían es el hijo de mi hermano y tú eres su madre, si me dejas, podría ofrecerles tantas cosas, viajes por todo el mundo, incluso tu propia casa, si la quieres. Podría abrirte puertas, presentarte a gente…
SANDRA: por favor ¿No olvidas algo? Cristian seguiría vivo si no fuera por mí, pero murió porque era mi cumpleaños y quería estar conmigo. Y, por si eso no fuera suficiente, mantuve al hijo de él escondido de su familia durante casi seis años.
A veces, me odio a mí misma, y por eso no puedo aceptar nada de ti.
ELÍAS: ¿pero por qué te empeñas en culparte? ¡tú no tienes nada que ver por favor!
Él no podía soportar el brillo de tristeza que había visto en sus ojos.
Quería decirle todo, pero la cuestión no era si debía contárselo, si no ¿cuándo iba a constárselo y cómo?. Llevaba seis años viviendo una mentira y tarde o temprano tendría que enfrentarse con ella.
Tenía derecho a saber por qué Cristian había
chocado en la lancha, solo él conocía toda la historia y tendría que contársela. Pero aún no, no hasta que Lían fuera nombrado heredero de su hermano, no podía arriesgarse a que se lo llevara de allí.
SANDRA: solo yo no me culpo, también tu madre, la nana y... tú.
ELÍAS: Sandra yo no te culpo ya te lo he dicho.
SANDRA: por favor Elías, déjame sola.
Elías salió y pensó en pedirle al notario que
empezará a redactar el cambio en los documentos del fideicomiso, e incluso tal vez podría convencer a su madre para que los firmara.
Sandra se quedó ida pensando en su futuro, cuanto más tiempo siguiera allí viviendo de la caridad de Elías, más difícil sería llevar a cabo esos objetivos de tener su propia microempresa.
Después de un rato bajo a jugar con su hijo, le dijo que ya iba para el colegio la próxima semana, él se emocionó porque iba a tener amigos.
Por la noche cenaron y cada uno se fue a su cuarto, Sandra volvió con la incertidumbre y se
quedó dormida después de darle muchas vueltas a la situación.
Cuando despertó a la mañana siguiente vio que alguien dejado una nota bajo la puerta que decía
"Voy a estar en Barranquilla, pero tienes el número de mi celular. Estaremos en contacto"
Después de tirar la nota a la papelera, Sandra fue a despertar a su hijo. Afortunadamente, ella tenía sus propios planes y tal vez podría olvidarse de Elías durante unas horas, aunque ella sabía que era imposible.
Después de desayunar y jugar un rato con Rudy, Sandra se fue con Lían en el carro a pasear al castillo san Felipe.
Almorzaron y despues continuaron con su paseo hacia las murallas.
A las seis de la tarde la ciudad ya estaban iluminada y Lian le encantó, lo disfruto al máximo, encanto más por el mar.
Sandra estaba agotada, Lían no le gusto cuando le dijo que volvían a casa, pero se animó cuando prometió comprarle una hamburguesa.
Cuando iban por el carro un hombre la saludó, ella lo miró y se dio cuenta que era José el amigo
de Cristián que la había acorralado en la fiesta de Elías.
SANDRA: hola José.
JOSÉ: hola Sandra, te debo una disculpa, la última vez que nos vimos había tomado unas copa de más y creo que te hice sentir incómoda.
SANDRA: tranquilo José, espero que vuelva a suceder.
JOSÉ: no tranquila ¿este es tu hijo?. Se parece mucho a Cristian.
SANDRA: si todo el mundo me lo dice, bueno nosotros nos vamos iremos a comer algo a...
JOSÉ:¿Por qué no comemos juntos? Tengo una mesa reservada en un restaurante cerca y me gustaría invitaros.
SANDRA: te agradezco la invitación, pero no tienes por qué...
JOSE: vamos, para compensarte por lo del otro día.
SANDRA: bueno vamos.
Cuando llegaron cada uno tomó su lugar y les dieron el menú.
LÍAN: Yo quiero una hamburguesa.
JOSÉ: tú no alcanzas a cometer una hamburguesa solo, son muy grandes.
SANDRA: la compartiremos.
En ese momento entro Elías en compañía de su madre al mismo restaurante.Elias había visto a Sandra y Lían junto a José, pero abrió su menú haciendo lo imposible por ignorarlos. No había razón para enojarse con ella, Sandra podía salir con quien quisiera.
Elías había llevado a Míriam a su restaurante favorito con la esperanza de convencerla para que acepte a Sandra y a Lían, pero si la veía con
otro hombre empezaría a desconfiar y eso era lo último que necesitaba.
Elías pensaba mientras veía el menú ¿Habría llamado a José en cuanto se vio libre de mí? Sí, seguramente. Pero ¿por qué había llevado a Lian?
Esas preguntas lo estaban volviendo loco, no tenía derecho a estar celoso, Sandra había dormido con él, no, no tenían nada serio además, él no era celoso.
Él se acordó haber sentido celos en un momento de su vida, cuando su hermano se comprometió con Sandra. Pero entonces había controlado sus emociones y también podía hacerlo en
aquel momento.
Cuado llego el pedido de Lían apartó su plato y dijo en voz alta.
LÍAN: ¡esta no es mi hamburguesa! La que quiero viene en una cajita feliz.
SANDRA: ¡hijo por favor! ¿Cómo sabes que no te gusta si no la has probado?
LÍAN: ¡Yo quiero la hamburguesa de la cajita feliz!
La gente de las mesas cercanas solo miraban las pataletas que el niño hacía.
SANDRA: Lían, ¡ya está bien! Vamos a comprar la de la cajita feliz.
Sandra se disculpó con José para salir, pero él dijo que pagaba y los acompaña; Cuando iban de salida se encontraron de frente con la mesa donde estaba Elías con su madre observando todo lo que ellos hacían.
Sandra palideció, nunca espero verlo allí. Saludo con un BUENAS NOCHES y Lían corrió a los brazos de su tío.
Ella lo tomó de la mano y salió con el niño junto a José.
Ya fuera Sandra le dijo a José que lo mejor era que ellos se fueran, a Lían le compraría o le prepararía algo en casa.
Así se despidieron y cada uno subió a su carro, los tres había salido del restaurante sin probar la comida.
Sandra llamó a su prima y le dijo que iba para su casa.
Cuando llegaron Raquel les brindo comida, Sandra le prometió a Lían comprarle la hamburguesa de la cajita feliz al día siguiente.
Raquel se llevó a Sandra al balcón para hablar mientas los niños jugaba.
Sandra le contó todo lo que pasó en el restaurante a su prima.
SANDRA: Elías va a pensar que estoy saliendo con José.
RAQUEL: y ¿por qué te preocupa? Si tú no tienes nada con él ¡o! ¿No me digas que ha vuelto a pasar algo entre ustedes?
SANDRA: si, en repetidas ocasiones.
RAQUEL: ¿Se puede saber qué estás haciendo?
¿Estás enamorada de él?
SANDRA: no lo sé, por eso estoy aquí, no es fácil amar a un hombre como Elías.
RAQUEL: ¿Pero él te quiere a ti?
SANDRA: nunca me lo ha dicho, sé que siente un gran afecto por Lían y ha dicho que quiere cuidar de mí, pero no lo sé, tal vez siente por mi atracción sexual.
RAQUEL: no creo que sea atracción sexual, por lo que me cuentas creo que te quiere, bueno eso solo lo sabes tú, pero aclara las cosas con Elías, porque vas a salir lastimada.
SANDRA: si, lo voy hacer.
A las diez de la noche llegó Sandra a la mansión, subió con Lian para cambiarlo y acostarlo; después fue se fue a su cuarto pensando en lo que hablo con su prima.
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Comments
Lucia Alexandra López
felicidades, me gusta mucho porque le incluyes varias imágenes o minivideos qué hace más interactiva la lectura, me gusta mucho esta historia
2024-06-17
3
Lesly Argumelo
que lio se armara a hora
2024-06-14
1
Ivonne Aguilar (Lale Eagle)
No vuelva a pasar
2024-01-24
1