SILECIO CON BESO

Elias me dijo que estarían aquí esta noche.

JOSE: si claro se alegrarán de verte pero tal vez más tarde tú y yo…

SANDRA: mas tarde tengo que cuidar de un niño de tres años, el único hombre de mi vida por el momento.

Elias vio a Sandra charlando con José y se le encogió el corazón. Al principio le había parecido que necesitaba ayuda, pero estaba claro que José se había ganado su confianza.

Parecía contenta y estaba muy sexy.

Lili le estaba pasando las uñas por la manga de la

camisa para llamar su atención. La rubia tenía su encanto, pero su insistencia en ser el centro de atención empezaba a cansarlo, de modo que intentó concentrarse en su charla con umo de sus invitados, el abogado de la empresa.

–No me lo has pedido, pero mi consejo es que te tomes un tiempo. Antes de hacer algo, asegúrate de que el niño es realmente hijo de Cristián la madre podría habérselo inventado para aprovecharse de tu familia.

ELIAS: ¿Aprovecharse? Sandra ni siquiera se puso en contacto conmigo. He tenido que buscarla yo. Y cuando lo hice, me puso de patitas en la calle. Solo, aceptó venir a la mansión después de una pelea a tiros frente de su casa ¿A eso lo llamas aprovecharse?

–Entiendo que sientas compasión por ella, ¿pero no deberías pedir al menos una prueba de ADN?

ELIAS: ¿Para que, para demostrar lo que ya sé?

–No te vendría mal estar seguro del todo.

Elias pensó en Sandra y en cuánto le dolería que le pidiese una prueba de ADN.

ELIAS: estoy seguro de que el niño es hijo de mi hermano, Lian es un Villa.

–¿Y qué dice tu madre de todo esto?

ELIAS: no lo sé, porque no se lo dicho.

Tarde o temprano tendría que hablar con su madre.

La salud de ella se había deteriorado con el paso del tiempo, pero su cerebro seguía tan agudo como siempre y seguía siendo la cabeza de

familia. El futuro dependía de que aceptara a Lian como nieto.

Y como se había jurado a sí mismo evitarle la verdad de esa trágica noche, estaría caminando por la cuerda floja.

Ese era el problema de los secretos, que siempre aparecían cuando podían hacer más daño.

Necesito un cóctel. Tengo una sed terrible la voz ronca del abogado interrumpió sus pensamientos, pero en esta ocasión Elias agradeció la interrupción.

Mientras llevaba al abogado al bar vio a Sandra charlando con un grupo de amigos. Sabía que estaba nerviosa, pero disimulaba bien.

El vio cuando Jose le había puesto una mano en la espalda a Sandra, era una mujer adulta y él no tenía derecho a decirle lo que debía hacer

con su vida.

Lili esperaba quedarse a dormir allí esa noche pero a Elias no le apetecía en absoluto.

Sandra se habia escapado para ver a su hijo y despertó, sobresaltada. Después de un instante de confusión, se dio cuenta de que estaba en el cuarto donde su hijo habia estado viendo películas, y cuando miró su reloj vio que era más de medianoche.

Entonces recordó que había salido de la fiesta a las diez para ver si Carlos se había llevado a Lian a la cama. Encontró el cuarto a oscuras, la televisión apagada.

Después de una larga noche sobre los tacones, sus cansados pies exigían un poco de descanso, de modo que se había quitado los zapatos para tumbarse un momento en el sofá. Pensaba volver a la fiesta en unos minutos, pero se había quedado dormida.

Suspirando, Sandra tomó los zapatos y salió del cuarto.

La fiesta había terminado, la casa estaba oscura y silenciosa, la única señal de vida era una lucecita en el pasillo que llevaba al dormitorio

principal que era el de Elias.

Cruzó el salón de puntillas para no molestarlo y estaba llegando a la escalera cuando escuchó la enfadada voz de una mujer en el pasillo:

LILI: ¡Esto no es por nosotros Elias, es por ella! ¡He estado vigilándote y no podías apartar los ojos de esa mujer!

Sandra se quedó helada, intuyendo que hablaba de ella.

ELIAS: baja la voz Lili, Sandra no tiene nada

que ver con esto. Estoy intentando cumplir con mi obligación hacia el hijo de mi hermano, eso es todo.

LILI: ¡Ja ja ja! no me creas estúpida, te he oído defenderla cuando hablabas con tu abogado. Pensé que ibas a darle un puñetazo cuando

se atrevió a sugerir que le pidieras una prueba de ADN para comprobar si el niño era hijo de Cristan o no. Esa casa fortuna te ha enamorado, como

hizo con tu hermano.

Ya está bien escuchó que decía Elias enojado.

ELIAS:Te aconsejo que no sigas por ahí Lili.

LILI: muy bien, me voy y no volveré nunca. Pero estás completamente ciego. ¡Esa mujer te destruirá, como destruyó a Cristian!

Tras esa despedida, Lili se dirigió a la puerta y Sandra se escondió mientras la rubia pasaba a su lado hecha una furia. Unos segundos después, escuchó el motor de un carro.

No sabía qué pensar, sabía que Elias se sentía atraído por ella, eso estaba claro, pero la tal Lili había dado a entender que estaba interesado por ella, que la había defendido porque le importaba

más allá de su papel como madre de Lian.

¿Sería cierto?

Angustiada, decidió subir a su cuarto y cuando subió tres escalones escuchó la voz de Elías.

ELIAS: ¿Sandra?

Ella se asustó, pero se dio la vuelta para mirarlo, Elías estaba al pie de la escalera, pálido y le preguntó:

ELÍAS: ¿Has escuchado la conversación?

Ella asintió con la cabeza, deseando que se la tragara la tierra y la escupiera en otro planeta.

SANDRA: ¡te juro que no quería! Me quedé dormida en el cuarto de televisión y ya me iba a mi cuarto. En fin, tal vez podríamos fingir que ha sido un mal sueño.

Ven aquí le dijo, pero ella hizo un esfuerzo para

bajar los escalones; estaba muy asustada, cuando bajo quedaron uno frente al otro al pie de la escalera. Incluso en la oscuridad, Elías podía ver un brillo de lágrimas en sus ojos y ella fue la primera en hablar y le dijo:

SANDRA: todo esto es culpa mía, no debí haber venido.

ELÍAS: nada de lo que ha pasado es culpa tuya, Lili yo no teníamos nada serio. Íbamos a terminar con eso en cualquier momento.

SANDRA: pero las cosas que ha dicho… que yo te destruiría como destruí a Cristian…

Ella decía todo llorando, Elías tuvo que luchar contra el impulso de envolverla en sus brazos.

ELÍAS: tú no destruiste a Cristian, Sandra no fuiste tú quien provocó el accidente.

SANDRA: pero podría haber terminado mi relación con él. Nunca hubiese aceptado dinero, pero si hubiera terminado la relación no me habría interpuesto entre él y su familia.

Habría hecho cualquier cosa para

salvarlo.

ELÍAS: tú no podías saber lo que iba a pasar, ninguno de nosotros lo sabía.

ELÍAS: sintió una fría punzada de culpabilidad Sandra no tenía la culpa de nada. Solo él era el culpable de lo que pasó.

Elías al ver como ella lloraba se le hizo un nudo en la garganta y, murmurando una mala palabra, la abrazó.

En aquel momento la necesitaba y algo le decía que ella sentía lo mismo, Sandra apoyó la cabeza en su pecho como una niña buscando consuelo, después de una pesadilla.

Él se dio cuenta que llevaba la misma colonia que

recordaba de aquella noche de Año Nuevo, la noche que lo cambió todo.

Había deseado a Sandra desde la primera vez que la vio con su hermano. La había deseado esa noche y, todavía seguía deseándola.

Era imposible que ella no notara lo que le estaba haciendo, pero aunque temblaba, no se apartó. Y cuanto más cerca estaban, más pensaba él dónde quería estar de verdad, enterrado en ella hasta el fondo, cuando ella dijo en susurro mirándolo a los ojos.

SANDRA: Elías necesito…

Él la silenció con un beso apasionado y ella se puso de puntillas para corresponderle, las caderas de ella quedaban a la altura de su erección.

Elías notó que dejaba caer al suelo los zapatos que llevaba en la mano mientras él le apretaba las nalgas.

Esa noche de año nuevo consiguió parar antes de que las cosas llegara más lejos, pero ahora no había forma de parar, ambos querían y más por estar ebrios.

Sandra enredó sus piernas en la cintura de él mientras la cargaba llevándola por el pasillo a su cuarto, a ella la cabeza le daba vueltas, y los latidos de su corazón ahogaban las protestas de su sentido común.

Deseaba a aquel hombre, deseaba hacer el

amor con él.

Elías apartó a un lado el brasier, el roce de las manos de él sobre su piel desnuda hizo que no pudiera pensar. Solo sabía que estaba desabrochando su camisa con dedos frenéticos, los botones cayendo al suelo, arrancados de la tela por la desesperación.

Cuando llegaron a la cama, Elías la dejó en el

suelo y le quitó el vestido y el brasier al mismo tiempo. Sandra levantó los pies para liberarse de las prendas, la tomó de nuevo por la cintura para tumbarla sobre la cama; Sandra lo vio quitarse la ropa, revelando un torso ancho y musculoso.

Luego tiró de sus calzoncillos, liberando una erección dura, ninguno de los dos dijo una palabra. Elías parecía saber que cualquier palabra complicaría la situación, y ella también sentía lo mismo.

Sandra tembló cuando él se colocó encima de ella, Elías era mucho más experto que ella y parecía tan seguro de sí mismo. Ella tenía miedo de hacer el ridículo, pero sus brazos, como por decisión propia ya estaban levantándose para rodearle el cuello.

Él enterró la cara entre sus pechos respirando su aroma, besando sus pezones con un ansia que aumentó aún más el deseo dentro de ella. Curiosamente, la idea de que Elías necesita a alguien no se le había ocurrido nunca hasta ese

momento.

¿Pero cómo no iba a creer que la necesitaba tanto como lo necesitaba ella?

Sandra cerró los ojos mientras Elías pasaba las manos por su estómago para quitarle la panti. Luego deslizó la palma de la mano sobre su va*ina, ella gim*ó por el roce levantando las caderas, queriendo que la siguiera acariciando allí.

Ella tiró la cabeza de él hacia abajo para que siguiera allí, él entendió lo que quería, Elías

empezó a besarle el estómago, deslizándose hacia abajo calentándola con su aliento. Cuando separó los pliegues con la lengua, lamiendo el escondido capullo en el centro, el útero se le

contrajo y terminó en unos segundos en la boca de él.

Ella lo miró con ojos lujuriosos dándole a entender que lo quería dentro, Elías se levantó un momento para buscar un preservativo que

se puso a toda prisa y luego entró en ella con una embes*ida.

Cuando la llenó de su m*embro, Sandra se olvidó de respirar, sorprendida por lo que estaba pasando, Elías la persona que la odiaba estaba dentro de ella haciéndole el amor… aunque aquello no era amor.

Sandra no se hacía ilusiones sobre eso, tal vez le importaba más de lo que había esperado, pero aquello no tenía nada que ver con el amor sino con el deseo puro.

Dejó de pensar cuando él empezó a moverse, la fricción le despertaba nuevas sensaciones, Sandra le clavó las uñas en los hombros mientras él empujaba cada vez con más fuerza.

Sandra gem*a diciendo el nombre de Elías, eso lo excito más a él que se enterraba hasta llegando al clímax.

Él rio suavemente en la oscuridad, después darle un beso en los labios cerró los ojos y se quedó dormido.

Más populares

Comments

Aida Silva Gomez

Aida Silva Gomez

ajaj y ahí está la vaina,, después a llorar al rio/Facepalm//Facepalm//Grin//Grin/

2024-07-15

2

Lesly Argumelo

Lesly Argumelo

ademas yo pienso wue Cristhian no le era del todo fiel a ella

2024-06-14

1

Beda Lourdes

Beda Lourdes

era de esperar jóvenes ya conocidos deseándose todo el tiempo y tenía que pasar en algún momento que pasara mañana ¿que hemos hecho Elías ?

2024-03-05

2

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play