Lian miró a su tio Elias y sacudió la cabeza.
ELIAS: ¿Qué pasa, no te gusta? tu mismo lo pediste.
LIAN: mamá me ayuda con mis comidas.
Elias suspiró.
Elias empezó a dar el desayuno a Lian y dijo:
ELIAS: no me puedo creer que esté haciendo esto
Estaba empezando a darse cuenta de cómo el niño, y la madre del niño, iban a afectar a su ordenada vida; tenerlos allí no sería fácil, pero si así podía pagar la deuda que tenía con su familia lo iba hacer.
¡Lian Contreras! ¿Dónde te habías metido?
Sandra apareció en la puerta de la cocina, en pijama, descalza, despeinada y asustada.
A Elias se le ocurrieron dos cosas al mismo tiempo: la primera, que a esa hora de la mañana Sandra estaba hermosa. La segunda, que no le había dado a su hijo el apellido Villa, pero tarde o temprano, quisiera ella o no, ese asunto tendría
que resolverlo.
LIAN: mami el tío Elias me ha hecho el desayuno
SANDRA: ah vaya no tenías que hacerlo Elias. Llevo años haciéndole el desayuno a mi hijo y no hay razón para que eso cambie.
ELIAS: yo estaba aquí y Lian me dijo que tenía hambre Siéntate y haré desayuno para ti también.
SANDRA: solo dame café, yo me haré eldesayuno.
ELIAS: ¿Le has dicho a Lucas que vamos a montar a caballo?
¡Como los vaqueros! exclamó el niño, siempre los veo en la televisión y por fin los voy a montar.
SANDRA: tal vez! primero toma el desayuno, después vas a lavarte los dientes, haz tu cama y Luego ya veremos.
LIAN: ¡Seré tan rápido como el rayo, ya lo verás!
Lian limpió su plato y salió corriendo de la cocina Riendo.
Sandra fue tras él y Elias la siguió con la mirada. Era una buena madre, cariñosa y protectora, pero firme. Había educado bien a Lian, pero el niño era
un Villa y Cristian hubiera querido que heredará la mansión y el dinero que le correspondía.
Aunque estaba empezando a darse cuenta de lo que había hecho, aquel no era un arreglo temporal. El hijo de Cristan era menor de edad y, por el momento, Sandra tenía la custodia, de modo que podría marcharse al día siguiente y llevárselo donde quisiera, incluso podría casarse y darle el apellido de otro hombre.
Pero él no dejaría que eso pasara.
No podía devolverle la vida a Cristian o cambiar los trágicos eventos que él había puesto en marcha sin querer, pero hacer que el hijo de su hermano formara parte de la familia Villa sería una forma de redención.
Necesitaría un buen abogado para asegurar el lugar de Lian enla familia, y el proceso legal podría durar algún tiempo, especialmente
si Sandra no quería saber nada de los Villa; por el momento dependía de que tanto Sandra como el niño fuesen felices allí.
A las nueve habían tomado el camino, la dócil yegua de Sandra se movía despacio y Lian reía encantado.
El camino rodeado de árboles, bajaba hasta una laguna.
Sandra sabía que a lo lejos el camino se
estrecharía, terminando en una laguna.
Había estado allí con Cristian más de una vez y, después de nadar un rato, habían hecho el amor sobre una manta, disfrutando del aire libre.
Elias iba delante de ella con Lian sobre su caballo, que solía ser el favorito de su hermano.
Sintió que le ardía la cara al recordar la noche anterior, cuando Elias había tocado la pierna.
La intensidad de su repuesta la había asustado. Intentaba decirse a sí misma que era por su parecido con Cristian, pero esa no era una respuesta aceptable. Cristian había muerto y tras ese rostro tan querido había una persona completamente diferente.
Sandra llevaba, un Jean gastados, una camisa de cuadros y un viejo sombrero.
Elias parecía más relajado que nunca.
Lían no dejaba de hacer preguntas a las que él respondía con paciencia.
LIAN: ¿Eres un vaquero de verdad tío Elias?
ELIAS: no, yo solo juego a ser vaquero, pero aqui hay vaqueros de verdad. Trabajan aquí, cuidando.
LIAN: ¿Yo también puedo ser un vaquero?
ELIAS: Puedes jugar a serlo, como yo.
LIAN: ¿Y puedo tener un caballo?
Lian dijo Sandra, con tono de advertencia no debes pedirle tantas cosas a tu tío.
Elias miró a Sandra para después contestarle a Lían.
ELIAS: Para tener un caballo propio debes ser lo bastante alto como para montar y cuidar de él. Pero eres lo bastante mayor como para
tener un perro.
¡Un perro! dijo el niño, emocionado.
ELIAS: si solo si a tu madre le parece bien, por supuesto.
SANDRA: hablaremos de esob más tarde.
Sandra pesó que por su hijo, vivirían bajo el mismo techo e incluso se mostraría amable con él, pero no iba a dejarse engañar por esa fachada del tío bueno y cariñoso.
Elias seguía teniendo intenciones ocultas, como siempre.
Ellos pasearon y se divirtieron mucho hasta que llegó la hora del almuerzo.
Habían colocado una manta sobre el pasto y organizaron todo para alcanzar, después comer lo que les había preparado la nana.
Lían se quedó dormido después de comer, al parecer estaba cansado.
SANDRA: Parece que vamos a estar aquí un buen. Rato.
ELÍAS: sí, que duerma debe estar cantadito.
Su sonrisa, tan parecida a la de Cristian, hizo que Sandra tragara saliva.
SANDRA: sobre el perro… Deberías haberlo comentado antes conmigo Elías. Dejar que Lían se haga ilusiones es injusto para él, si digo que no, yo seré la mala.
ELÍAS: ¿Y por qué ibas a decir que no? El niño necesita jugar y un perro sería bueno para él.
SANDRA: tal vez, pero no eres tú quien debe tomar esa decisión, por eso antes de darle algo debes hablarle conmigo primero.
Yo soy su madre y yo decidiré cuándo hacer o comprar algo para él.
ELÍAS: él también es hijo de mi hermano, es mi sobrino.
SANDRA: si es hijo de tu hermano, es verdad, pero tú solo lo conoces desde hace unos días.
¿Cómo vas a saber lo que es bueno para él?
Ella tuvo que hacer un esfuerzo para controlar las lágrimas.
ELÍAS: Sandra, solo he sugerido que podría tener un perro eso fue todo por favor.
SANDRA: si! Y ahora se ha hecho ilusiones. Deberías haber hablado antes conmigo y yo te habría dicho que esperases un poco.
ELÍAS: ¿Por qué esperar? Un perro ayudaría a acostumbrarse a esta inmensa mansión, jugar con él le aria bien para que tenga con que distraerse.
Sandra miró a su hijo con mucho amor.
SANDRA: él no parece tener ningún problema para acostumbrarse. ¿Pero y si no nos quedásemos aquí? ¿Tú sabes lo difícil que es alquilar un apartamento cuando tienes un perro? Si tuviéramos que dejarlo aquí, Lian se llevaría un disgusto tremendo.
ELIAS: Y por quê no se van a quedar aqui?
SANDRA: no lo sé… es difícil para mí, tampoco lo puedo dejar.
ELÍAS: te he dicho que esta es tu casa, tuya y de Lían.
SANDRA: puede que te parezca egoísta, pero si encuentro una oportunidad que me lleve a otro sitio, no pienso desperdiciarla. Y no voy a dejar aquí a mi hijo.
ELÍAS: ¿Pero por qué eres terca? No hay ninguna razón para que busques oportunidades en
otro sitio, nadie ha dicho que tengas que dejar de
trabajar. Tendrás tu propio carro y podrás salir cuando quieras, podrás trabajar, conocer gente… de hecho, he decidido organizar una fiesta este fin de semana.
SANDRA: ¿Y tú?
Le pregunto ella, sin dejarlo hablar. Tú te podrías volver a casarte y tener hijos y entonces seríamos una carga, tu mujer no nos querría aquí.
ELÍAS: ¿Por qué tienes que hacerlo todo tan difícil? ¿Porque no entiendes que quiero brindarles lo mejor.
Elías había levantado la voz sin darse cuenta y Lían se despertó mirando a su madre y tío.
LÍAN: ¿Ya es hora de ir a casa?
ELÍAS: Cuando tú digas, pequeño.
LÍAN: ¿Puedo ir en tu caballo otra ves?
¡ELIAS: eso depende de tu madre!
Me parece bien dijo ella, apartándose para que no vieran que estaba rabiosa.
De nuevo, si decía que no quedaría como la mala. Parecía hacerlo a propósito.
Elías subió a Lucas a la silla y se sentó tras él, la sonrisa del niño le iluminaba toda la cara y Sandra suspiró porque estaba perdiendo la batalla, pero tenía que proteger a su hijo de aquel manipulador,
aquel hombre que podría romperle el corazón.
Elías pensaba ¿Qué había pasado? Había intentado ser amable, pero Sandra estaba rabiosa y, al final, él había respondido del mismo
modo.
Si Lían no hubiera despertado habrían terminado peleándose y no tenía nada que ver con el perro sino con Cristian.
El recuerdo apareció en su mente de nuevo: el golpe de Cristian, si hubiera sabido lo que iba a pasar después.
Pero no podía cambiar el pasado, solo podía intentar construir un futuro de la mejor manera posible, por eso necesitaba a Lían.
Tal vez debería sincerarse con Sandra, contarle toda la historia, pero no sería buena idea.
Si supiera la verdad sobre la muerte de
Cristian, y su propio papel en la tragedia, no volvería a dirigirle la palabra, se llevaría a Lían y no volvería a verlo.
Era casi la una de la madrugada cuando Sandra bajó a la cocina con una bandeja.
Encendió la luz y lavo los platos para guardarlos,
Luego, a oscuras salió al patio.
Un suspiro escapó mientras se sentaba en uno de las sillas, no había montado a caballo en mucho tiempo y le dolía todo el cuerpo.
Ella miraba lo hermoso que se veía el cielo iluminado por las estrellas, cuando escucho la voz de Elías se asustó.
ELÍAS: Precioso, ¿verdad?
SANDRA: me asustaste, y sí, es muy bonito se ve hermoso iluminado de tantas estrellas.
ELÍAS: no quería asustarte disculpa, he visto luz en la cocina. ¿Necesitas algo?
SANDRA:no, gracias estoy bien
ELÍAS: te he echado de menos durante la cena. Además, pensaba pedirte disculpas por haber hablado del perro con el niño sin consultarte.
Ella enseguida pensó: ¿Elías disculpándose? El instinto le dijo que se mantuviese alerta.
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Comments
Adriana Padron De Parra
En esta relación debe haber pasado algo más que un beso y un toqueteo, esa desconfianza y esa manera de responderle a Elías es un indicativo fuerte 🤔🙄
2024-09-26
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quelir68
haria
2024-08-11
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quelir68
la de esta foto no es la misma que la del primer capitulo
2024-08-11
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