Capitulo 8

-¡Noah! ¡Mira! Finalmente encontramos un pueblo.

Habló Beatrice mientras se daba vuelta para ver a Noah, quien estaba analizando el sitio que le era desconocido, que por mucho tiempo parecía que no tenía casas renovadas ni siquiera de un material fuerte como el mármol, tan solo de eran de madera, piedra y hasta algunas hechas de paja.

Noah inclinó la cabeza en descontento por el entusiasmo de Beatrice y quiso meter una mano en sus bolsillos de su abrigo, pero estos estaban rotos, generándole un sentimiento de mal estar y un poco ansioso.

Todo este tiempo estuvo aguantando al mal estar de tener sus ropajes en un horrible estado, incluso teniendo un aroma mal oliente. Se quitó su abrigo y lo arrojó al suelo, disgustado por que era su favorito.

“No solo tengo que aguantar esto, ¿también me trajo a la tierra de nadie? Incluso ella insistió en no ir por el camino de piedra.”

Hace treinta minutos atrás, ambos habían encontrado un camino de piedras que seguramente llevaba hacia alguna aldea grande.

Noah tuvo una conversación difícil con Beatrice porque ella insistía que era mejor seguir hacia adelante, dejando de lado el camino de piedra. Había vuelto a enfadarse por esa insistencia, y cuando estuvo a punto de continuar solo por el sendero, Beatrice dejó de estar fastidiosa y explicó parcialmente la razón de por qué quería ir por otro lado, él tan solo suspiró y la siguió.

Caminaron nuevamente por el bosque, del otro lado del camino de piedra, adentrándose hasta donde Noah ya no podía distinguir por donde vinieron.

Apresurando su paso, Beatrice dejó atrás a Noah. Evidentemente él se encontraba más molesto con ella, hasta que habían llegado a ese sitio.

-Aldea Rulca...

Noah habló en voz alta, leyendo un cartel en tan mal estado que tenía moho por todos lados, con el nombre de la aldea.

-Parece un pueblo abandonado…

-Pequeños detalles, Noah. ¡Ahora vamos, o no llegaremos nunca!

Ella volvió a apresurarse, dejándolo nuevamente atrás. Él miró con un suspiro a su “compañera” mientras aumentaba el ritmo de su caminata para alcanzarla.

-…

Algo estaba alarmando a Noah, sin dudas algo no estaba bien para él, no lograba percibir la vida en ninguna parte, ni siquiera de los pájaros. Miró a sus alrededores disimuladamente, notando que el césped estaba alto y sin deformidades, como dando indicios de que nadie pasó por aquí en un tiempo, pero…encontró manchas negras y grumosas que le hacían sentirse más inseguro sobre el lugar.

Entre más se acercaba, comenzó a sentir que el ambiente estaba pesado, con un ligero aroma a putrefacción que erizaba la piel.

-No me gusta este lugar… - Le dijo a Beatrice, quien no paraba de caminar.

-Será rápido a lo que vinimos a hacer, será mejor que te vayas preparando.

Ella sin voltearse, hizo un gesto con sus manos y las ropas de Noah se estaban restaurando, incluso el abrigo de antes que había arrojado estaba en su torso de nuevo.

Dejó un sentimiento de confusión en Noah, acompañado de interés.

-¿Qué fue lo… hiciste?

-Puedo restaurar la materia inorgánica que esté en posesión de mi Guerrero. Muy útil, ¿verdad?

-Si.

Ambos siguieron adentrándose en la lúgubre aldea, avanzaron hasta en lo más profundo y escucharon un extraño ruido, como un extraño sonido de algo ardiendo en una hoguera…Más adelante, las abrasadoras llamas generaron una columna de humo que traspasaban los cielos.

El olor a carne quemada, el sollozar de algún ser viviente, el sonido crujiente de la leña consumiéndose.

-¿Esto es…?

Los ojos de Noah se abrieron en par en par al contemplar esa bizarra imagen, igualmente su voz se escuchó con una leve agitación, y tragó saliva.

La criatura que veían en frente no tenía rostro, era fácil decir que era más una máscara blanca con tonos negros, sin ojos o boca, simplemente eran agujeros negros que chorreaban algún líquido oscuro completamente desconocido, sus vestiduras eran negras, garras en sus manos, que no tenían carne ni huesos, parecían ser ramas muy finas y filosas, púas en la punta de su cabeza y dos largas astas.

-¡¡¡……!!!

Ese sollozo era muy chirriante, como el de una barra de metal chocando constantemente contra una lámina de acero, sintiéndose como si penetrara tu carne, tus huesos, hasta llegar a tu alma.

Un terrible escalofrío recorrió la espalda de Noah al escuchar ese sollozo, seguido de una sensación nauseabunda que le provocó un malestar estomacal.

Quería vomitar pero se contuvo.

-¿Qué clase…de criatura es esta?

-Los Portadores de la Muerte son abominaciones creadas por los Nigromantes.

-¿Cómo un Nigromante puede crear tal cosa?

-Ellos no conocen las barreras entre la vida y la muerte, hacen tratos con Demonios del inframundo, para arrebatarle la vitalidad a la gente y crear estas monstruosidades.

-Son monstruos en piel humana…Pero estas cosas parecen ser fuertes. ¿Quién pudo hacer esto?

-Yo fui.

Respondiendo casi al acto, señalando con su dedo anular hacia adelante, donde estaba una copia exacta de ella misma.

Noah se sorprendió por ver un clon de Beatrice, quien en pocos instantes después desapareció en llamas.

-Nunca pensé que serías capaz de usar un Clon de Fuego.

-Soy una Espíritu de Fuego, es sencillo para mí.

Beatrice ya se estaba alejando a unos metros, dejando a Noah atrás nuevamente, quien todavía miraba al Portador consumiéndose por las llamas. Volvió a tragar saliva con una ría sensación recorriendo su cuerpo.

No era algo que él pudiera derrotar con las manos desnudas, ni siquiera sabía si alguna de sus técnicas con el Ki funcionaría contra tal abominación.

“El fuego es útil en estas cosas”

Pensando profundamente sobre como matar a esas cosas, se dispuso a seguir a Beatrice. Inmediatamente cuando el dio la espalda al Portador de la Muerte, este rugió de una forma muy bizarra, que parecía estar pidiendo ayuda.

-¡…!

El sonido de las brasas llameantes y el Portador rugiendo estaban siendo opacados por el ruido de correr por el suelo y de incontables sollozos unificados tronador contra los tímpanos de Noah.

Al instante miró por sus alrededores para ver que a lo lejos a varias bestias bizarras acercándose a paso rápido.

-Tienen que estar bromeando…

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