Capitulo 5

...Y eso fue lo que sucedió esa noche.

Noah se le vinieron los recuerdos todo de golpe en los recuerdos de sus amigos, de su misión, de sus pérdidas y del dolor inmenso que sintió en ese momento…y que ahora estaba volviendo a sentir…No puede ser…Todos ellos…han muerto ahora mismo.

Sus rodillas perdieron las fuerzas para estar de pie, cayó el sueldo con una expresión de dolor, de ira, de impotencia.

Un leve recuerdo se le vino a la mente, de Mary, abrazándolo con firmeza con unas lágrimas en sus ojos diciéndole que estaba feliz de haber salido de la vida que su padre quería para ella.

¿Por qué tuvo que pasar eso?

-Doloroso, ¿verdad? –en un tono compasivo habló Beatrice.

-…

-Lo comprendo bien, Noah. Ese dolor de perder a los más quieres y…también de que mueran por tu mano.

De repente, Beatrice expresó una verdad que el propio Noah conoce y teme.

En el instante en que las palabras entraron a sus oídos, una sacudida de compresión corrió por todo el cuerpo de Noah. Era como todo sus sentidos se desorientados. Algo que no se podía poner en palabras estalló dentro de su pecho.

-… ¿Qué puedes comprender tú?

-…

-¡Tú...no puedes comprender eso!

Noah apretó sus dientes, levantándose otra vez con resentimiento ante una tranquila Beatrice.

-¡No lo sabes, no hay manera que lo entiendas, que lo captes, que lo comprendas el verdadero dolor que es todo eso!

La garganta de Noah temblaba por las emociones insoportablemente oscuras que explotaban dentro de él.

Sin mostrar ninguna pizca de sorpresa por el arrebato de Noah, que incluso hasta a un adulto sabio podría ocasionarle un cambio de expresión.

Ella sólo soltó un suspiro y habló…

-Molina Graham y Elios Oukenheart, conozco muy bien todo lo que hicieron.

-…

¿Cómo…ella sabe…tanto?

Algo que no debería de saberse, nombres que no tendrían que ser pronunciados, verdades que aún no han salido de la boca de Beatrice, pero que no son necesarias ser dichas porque Noah ya las conoce.

La tristeza, la ira, la necesidad de simplemente dejar de estar en frente a Beatrice a Noah se le hacían tan tentadora con esa mezcla de sentimientos negativos.

-¿Cómo…sabes tanto? – Noah preguntó en un tono apagado.

-Ya te lo dije, puedo ver las memorias de la gente. Vi toda tu vida, Elios, ¿O tal vez quieras que te llame mejor Noah?

-…Como quieras…Husmear en las memorias ajenas no es algo que apruebe, mucho menos si lo sacas a la luz.

-Cierto, cierto… Tienes serios problemas para conllevarlo por lo que veo, Noah.

Dio en el clavo, de sólo pensar en esos viejos nombres, a Noah le causaba un gran dolor en su pecho. No era algo que quisiera decir.

-Y sobre todo…Aun tienes un anhelo de acabar con la raíz del problema, ¿verdad?

-…

-Marshall aún está suelto sin saber dónde se encuentra y lo has buscado durante los últimos 10 años.

-…

-Te propongo un acuerdo, Noah. Si me ayudas en lo que yo quiero, te ayudaré a encontrar a Marshall.

Al hombre que en la infancia de Noah hizo muchas cosas con él, de enseñarle tantas ideologías malvadas, hasta llevar a su cuerpo al límite, de obligarle a hacer actos terribles, la raíz del problema…que ahora resurgió en Noah por las palabras de Beatrice.

Él había intentado por fin superar su odio antes de partir a la misión, con la ayuda de Mary…pero ella ahora no está al lado de Noah, no está para darle unas cálidas palabras de aliento ni una agradable atmosfera.

Simplemente Noah llegó a un punto muerto ahora en su mente.

-Está bien…Quiero matar a ese desgraciado.

-Felicidades, Mi Guerrero de la Ira. Esteremos juntos un largo tiempo.

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