Cita incómoda

Ese hombre voltea a verme y queda deslumbrado, se levanta y se acerca a mí, toma mi mano y le da un pequeño beso que me pone más incómoda, Fernanda se aleja de nosotros y se acerca a su cita.

—Es un placer conocerte al fin, Sara, anhelaba mucho verte—dice Steven con amabilidad, sin saber que decir me quedo callada y lo observo detenidamente, su cabello es rizado y marrón, al igual que sus ojos, sus labios gruesos y rosados.

—¿Te comió la lengua el gato hermosura?—inquiere de manera burlona, me mira de arriba abajo repetidas veces con una sonrisa ladeada.

—Lo siento, a mí también me da gusto conocerte—miento con tono seco, él se ríe y frunzo el ceño, <<¿Acaso dije una broma o a este que le pico?>>.

—Ven, siéntate conmigo—toma mi brazo y me jala hasta unos asientos vacíos, él se sienta primero y me vuelve a jalar obligándome a sentarme en sus piernas, yo me suelto de su agarre y me aparto, me siento a su lado y él aprovecha para rodear mi cuello por detrás con su brazo.

<<¿Qué le pasa a este tipo que invade mi espacio personal como si para él no existiera?, llevamos unos minutos de conocernos y ya me parece un fastidio, hubiera preferido ver a mi amiga con su pareja besándose a estar con este tipo>>. Mi amiga dulce y su pareja se suben a la limusina después de tantos besos y cariños que se daban, todos se acomodan en sus lugares y la limusina arranca.

Nos lleva directo a un restaurante lujoso, ¿Cómo lo sé?, por la decoración que tienen afuera y por las personas que van llegando vestidos muy elegantes, todos nos bajamos de la limusina y entramos.

—Hola, buenos días, ¿Tienen reservación?—inquiere la mujer con amabilidad.

—Sí, soy Leonel Gurswell—responde, la mujer revisa el cuaderno detenidamente y señala un nombre.

—Ya lo encontré, síganme, por favor—dice, nos lleva a la mesa grande y todos nos sentamos junto a nuestras citas, aunque yo quería estar lo más lejos posible de él, me toca aguantar hasta que todo termine.

Nos deja las cartas en la mesa y la chica se retira, todos empezamos a ver las cartas y elegir minuciosamente, aunque yo no puedo concentrarme por la mirada fulminante que siento sobre mí. Miro de reojo a Steven y confirmo que es él, el que me está mirando de esa manera.

Pongo la carta a mi lado cubriéndome solo la cara de su vista, sin embargo, no sirve de nada porque aún la siento y me pone más incómoda de lo que ya estoy.

—¿Ya todos saben lo que van a ordenar?—inquiere Leonel, todos asienten y dejan la carta sobre la mesa, yo hago lo mismo y miro a todas las personas que están a mi alrededor.

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Un camarero se acerca a la mesa y todos le decimos lo que vamos a ordenar mientras él lo escribe en su libreta, Steven es el único que le habla con desprecio al camarero y todos lo miran como si lo estuvieran regañando con la mirada.

—Podrías por una vez en tu vida tratar bien a los demás—recrimina Bryan.

—No, yo no trato a cualquiera como si estuvieran a mi nivel—responde Steven de mala gana.

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—Como digas—dice Bryan con frustración.

—Puedes traernos whisky y un vaso de agua, gracias—añade Leonel, el camarero asiente y se retira, Steven acerco más su silla a la mía y para mi mala suerte, yo no podía alejarme porque no tenía mucho espacio.

Todos empezamos a hablar del pasado y de los momentos memorables que tuvimos juntos, el único que no decía nada es Steven, él solo me seguía mirando y cada vez se ponía más inquieto, no entiendo la razón y no me interesa saberlo.

El camarero se acercó con vasos y los dejo en la mesa, le entrego el vaso de agua a dulce, sirvió el whisky en cada vaso y cada uno de nosotros agarro uno, el mesero dejo la botella de whisky en la mesa y se retiró, todos empezamos a tomarlo mientras esperamos pacientemente la comida. <>.

—¿Te gustó, Sara?—inquiere Leonel con una sonrisa, asiento y todos aplauden menos Steven que no entiende lo que está pasando.

—Bienvenida al club—bromea Sebastián, todos nos reímos menos Steven.

La plática fue agradable con todos menos con Steven que solo se queda callado mirando a todos con indiferencia y cada vez está mucho más inquieto. Después de unos minutos el camarero nos entregó la comida y se fue rápidamente, todos comemos en silencio. De repente siento un aliento caliente en mi oído y volteó, Steven está muy cerca de mí y no me percate cuando se acercó.

—¿Alguna vez te han dicho que tienes un cuerpo hermoso y un rostro de ángel?—susurra con tono coqueto, niego con la cabeza y acerca más su rostro al mío, yo retrocedo lo más que puedo.

—Entonces soy el primero—sonríe ladeado—me parece extraño que nadie haya apreciado tu belleza, pero me siento feliz de ser el único que lo hizo; eso quiere decir que vas a ser solo para mí.

<<¿Qué acaba de decir?, primero mi acosador y ahora este tipo, ¿Qué tan mala suerte debo tener para toparme con hombres como ellos?, tan siquiera que ponga a un hombre bueno que no me vea como un objeto de su propiedad, solamente pido eso. No lo pido para que sea mi pareja, lo quiero para que sea mi amigo>>.

—Sigue soñando—solté con desdén, él se rio en tono bajo y yo ruedo los ojos, <<¿Cuánto falta para que esta cita termine?, espero que poco porque este tipo me va a hacer perder la poca cordura que me queda>>.

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