Capítulo 6: ¿Cómo Amigos?*

Angélica se quedó en shock, el principe heredero estaba enfrente suyo, el era un chico muy atractivo, sus rasgos eran tan finos y bien parecidos prácticamente parecía un ángel con la unica diferencia de sus ojos rojizos.

-Señorita usted se encuentra bien??- *Preocupado*

-Eh si majestad, solo que usted es muy lindo- *Dijo Angélica hipnotizada con su belleza*

-Oh muchas gracias por su cumplido señorita..- *El principe no termino de hablar ya que no sabía su nombre*

-Yo me llamo Angélica, tengo 7 años- *Dijo Angélica apuntando 7 dedos con sus manitas*

Esto al príncipe le pareció tan tierno, la mirada de esa niña era capaz de derretir hasta el corazón más frío del mundo, algo que hizo con el ya que solo la vio de paso, pero al verla tan decidida a tener una Flor Del Deseo la quiso ayudar sin imaginarse que ella flechara su frío corazón, talvez el decir que no tiene sentimientos sea algo exagerado, pero era verdad, su padre se habían encargado de destruir sus sueños, deseos y la felicidad que caracterizaba a un niño.

Pero en ese momento parecía que todo lo que ha vivido solo es falso, Angélica le hacía olvidar sus penas con su encantadora inocencia.

- Majestad se encuentra bien??- *Le hablo Angélica algo avergonzada pues el príncipe no dejaba de mirarla*

- ¿¡¡Eh!!? Lo siento señorita Angélica solo me distraje en otro asunto - *Tosiendo*

- Mi padre dice que para mejorar la mente, necesitas comer algo dulce, así que toma majestad - *Le da una bolsita con galletas de chocolate y vainilla*

Angélica noto un fuerte sonrojo en las mejillas del príncipe, ya que en ese mundo el que una señorita le regale algo a un hombre es señal de amor y que quiere estar a su lado para toda la vida, el príncipe aún es joven tiene 10 años a lo mucho por lo que aún tiene un poco de ingenuidad en su persona.

El príncipe tomo la bolsita de galletas sonriendo, algo que hizo que Angélica se pusiera nerviosa, pero fue entonces que sintió como el príncipe colocaba la flor que en un momento corto para ella, en su oreja haciéndola sonrojar por ello.

-Ni la belleza de la flor se compara con la de tu sonrisa - *Dijo el príncipe como última palabra para después darse la vuelta e irse*

Ella vio como el se iba del lugar, pero no podía dejarlo ir tan rápido necesitaba hacer que ella le agradará al príncipe así podría influenciarlo y hacerlo su amigo para que en el futuro no le hiciera algo malo o la viera como amenaza, así que corrió hasta el, logrando detenerlo al tomar su mano.

- Majestad pero nunca me dijo su nombre - *Angélica decía desesperada*

- Bueno no sé lo digo a todo el mundo solo a mi familia - *Nervioso*

- Entonces puedo ser su amiga - *Ojos suplicantes*

Angélica esperaba la respuesta del príncipe pues no sabía cómo reaccionaría, pero fue entonces que sintió como una mano acariciaba gentilmente su cabello esto hizo que ella levantara la mirada y vio como el príncipe le sonreía y con una voz tan dulce y amable le dijo:

- Claro me encantaría que tú seas mi primera amiga, mi nombre es Marcelo- *Dijo como último para después marcharse*

Angélica no entendía que estaba pasando muy por dentro de ella sentía como si hubiera mariposas en su estómago y era extraño pues se supone que apenas era una niña de 7 años aunque obviamente tenía la mentalidad de una adulta esto la vergüenzava demasiado.

De pronto vio como el Duque se acercaba a ella tenía una mirada bastante preocupada así que solo le extendió la mano ella lo tomo, pero él estaba mucho peor de lo que pensaba.

- Cariño quiero que me prometas algo - *El Duque miro hacia otro lado, ella no pudo ver su rostro, pero antes de que hablará el volteo a verla directo a los ojos*

- Nunca intentes acercarte o tener alguna relación por alguien de la familia Imperial tú no los conoces hija pero ellos no son buenas personas - *Su mirada que tenía era tan tensa que daba un escalofrío*

-Si, padre - *Angélica agacho la cabeza*

Ella entendía la preocupación del Duque y si era muy verdad tanto el Emperador como el príncipe heredero eran unas personas horribles o por lo menos el príncipe lo fue cuándo se convirtió en un adulto, eso tampoco evita que su hermana sea sí ya que ella junto con su madre fueron las mujeres más manipuladoras y ambiciosas, o eso eran los rumores que circulaban a esa familia, por ello es que la familia Imperial no tiene muy buena reputación, pero aún así nadie puede ganarles por lo tanto no pueden ser destronados del trono y las personas tienen que vivir a merced de esas personas.

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El príncipe heredero iba caminando por los pasillos del enorme palacio, pero detuvo su andar al verse de frente a frente con su padre el emperador.

-Príncipe Marcelo cuánto tiempo sin verte querido hijo- *Sonrío con malicia*

-Si un gusto volver a verte padre- *Marcelo solo le decía padre porque era su deber más sin embargo no sentía nada por ese hombre tan horrendo*

-Vaya siempre tan frío y egoísta como siempre afortunadamente tengo planes para ti de lo contrario no me serías nada útil y te tiraría como la vil basura que fue tu madre- *Hablo con rudeza*

Marcelo se quedó callado y bajo un poco la mirada apretando sus puños por la rabia detestaba tanto a su padre gracias a el su madre había muerto la mandó a decapitar en cuanto supo que tenía una aventura, pero en realidad su madre le fue fiel y solo invento pruebas falsas en contra de su madre para acabar con su vida.

-Qué es lo que su Majestad quiere que haga esta vez- *Dijo tragándose su rabia*

-Descuida solo es una cosa simple, lo único que quiero es que te metas en el corazón de la hija del Duque, esa pobre y estúpida niña es la debilidad del Duque y ese maldito desgraciado es lo único que se interpone entre mi, para poder gobernar por completo este asqueroso imperio- *Hablo con la voz tan fría*

Marcelo sabía que no tenía otra opción tenía que hacer lo que su padre decía sí o sí, algunas veces deseaba morirse, pero no podía hacerlo, él quería cambiar el gobierno de esa nación, quería ser mejor que él y salvar a la gente, pero con su padre que recibe apoyo de muchos Nobles y Condes corruptos, prácticamente está amarrado como un perro no puede hacer gran cosa así que solo asiento mientras se muerde los labios.

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