Capítulo 8: Cartas*

5 Años Después....

El sonido de unos zapatos resonaba por todos los pasillos de la mansión Leinot, eran unos tacones bajos, pequeños para las señoritas de la sociedad, esa señorita era Angélica la cual tenía 13 años exactamente el tiempo pasaba volando ahora estaba en una etapa un poco más madura pero también alerta,ya que el principe heredero estaba más gentil y posesivo que nunca.

Ahora mismo estaba en la biblioteca practicando algo de magia, había olvidado que ese mundo también contiene magia, pero solamente lo puedes obtener si decides despertar tus poderes o alguien tu familia también lleva magia en el o ella.

Afortunadamente para ella su padre podía utilizar magia desde que era un adolescente por lo tanto había heredado el don de su padre solo que es muy diferente la magia que tiene su padre que la de ella.

Cada tipo de magia es única en total existen 10 tipos de magia, pero sólo se obtienen de acuerdo al color de tus ojos que nosotros significan cómo es tu persona sino que también el don que llevas dentro de ti.

No recuerda muy bien cuántos tipos hay, lo único que sabe es que su poder es el de la creación de uno de los poderes más fuertes que hay en el imperio.

Ahora necesitan practicar demasiado para poder mejorar en su poder la antigua Angélica desde que era una niña muy pequeña comenzó a practicar haciendo de que todos las miraban por ello por algo fue una mujer bastante ambiciosa y seria pues no quería que los hombres se le acercaran solo por eso, aunque de nada sirvió ya que al comprometerse con el príncipe heredero supo de que él también poseía un poder bastante fuerte, este era el poder de la destrucción lo puesto a lo que ella poseía, pues el emperador quería un nuevo linaje en su familia y lo tuvo, los dos hijos que ella tuvo con Marcelo nacieron con ambos poderes podrían destruir y crear a pequeña escala, pero sabía que cuando fueran grandes y tuvieron la oportunidad esos poderes serían tan fuertes que provocaría una destrucción catastrófica.

Sus clases se vieron interrumpidas por su doncella, por fin después de tanto tiempo supo que su nombre era Rebeca, ella le informo que Leonard y Marcelo habían venido a verla y la esperaban en el jardín.

Ella fue lo más rápido que pudo, al llegar los vio y si que era un ambiente incómodo, ellos se miraban de las manera más sombría posible el tiempo no los ayudo para mejorar su relación, Leonard lo miraba muy serio y con odio mientras el principe tenía una sonrisa aterradora algo que la puso nerviosa.

-Leonard, Marcelo me alegra verlos otras vez - *Sonrió muy nerviosa*

Rápidamente Leonard y Marcelo cambiaron sus expresiones, sonriendo de la manera más dulce, solo por ella.

-Quería Angélica Mi mejor amiga de la infancia, yo vine a entregarte una carta que te envío mi madre, ya que al ser la hija de quién fue su mejor amiga, quería hablar contigo y almorzar contigo - *Leonard le entregó un sobre y sonrió muy gentil.

-Oh la Duquesa Schell, hace mucho tiempo que no, nos vemos, le enviaré una carta para informarle que estaré ahí-*Angélica le sonrió y le acaricio el cabello a Leonard*

Leonard se sonrojo y apartó la mirada ocultando su sonrojó.

Mientras el principe apretó la mandíbula de la rabia, pero sabía que no era momento de molestarse así que solo lo aparto de ella y le sonrió gentil.

-Angélica yo vine a entregarte esto- *Le entregó otra carta*

Ella lo tomo entre sus manos y lo abrió, se quedó sorprendida al ver que era una invitación para el debut de mayoría de edad del principe y su coronación como el nuevo monarca del imperio.

-Me gustaría que fueras a mi debut y coronación como el nuevo Emperador del imperio- *Marcelo se inclino ante ella tomó una de sus manos y le dio un suave beso sobre ella*

Angélica se sonrojo por ese acto no sabía que decir pues las palabras se la habían ido, mientras que Leonard apretaba los puños de la ira.

Sin duda alguna ellos se había vuelto rivales no entendía el motivo era la mejor amiga de ambos pero estos no parecían sentir o pensar lo mismo.

-Claro que estaré ahí Marcelo, pero no creo que fuera necesario tal atrevimiento- *Dijo Angélica muy apenada por lo sucedido*

-Opino lo mismo no era necesario que le dieras un beso en su mano, mucho menos entregarle la carta personalmente eso es totalmente inapropiado- *Leonard lo miro muy molesto*

-Yo te diría lo mismo la Duquesa pudo haberle entregado la carta por medio de un mensajero no hacer que su hijo le entregara la carta a una señorita que está sola en su casa- *Dijo Marcelo sonriendo triunfante*

-Además ella es mi mejor amiga y quiero que esté ahí ya que será un momento importante para mí, mientras tú sí vas o no, no me interesa - *Marcelo lo miro muy serio*

En ese momento llego el padre de Angélica, el Duque Isaac que miro de mala manera ambos hombres.

-¡¡Padre!!- *Angélica fue corriendo hasta su padre muy emocionada*

Durante los años que pasaron logro tener un cariño especial por ese hombre, además que sería su salvación para evadir la furia de esos dos perros rabiosos.

-Buenas tardes Duque Isaac Leinot -*Ambos hicieron una reverencia ante la presencia del Duque*

-Buenas tardes a ambos-*Hace una reverencia también, pero ve a Angélica y le dice* - Angélica cariño, por favor ve adentro de la mansión, tengo algo importante que decirte iré en un momento - *Le sonríe dulcemente*

-Si padre- *Asiente mira a Leonard y Marcelo y se despide de ellos*

Angélica se fue caminando con total elegancia algo caracterico de ella, por lo que su padre estaba feliz de su hija, pero a la vez asustado porque con esas cualidades los hombres vendrían por ella para hacerla su esposa, el no estaba preparado para ello y menos al ver que dos hombres están discutiendo solo por la atención de ella.

-Príncipe Marcelo, futuro Duque Leonard, seré claro con ustedes dos, quiero que se alejen de mi hija ella aún es muy pequeña para el compromiso - *Los ve molestos*

-Usted majestad está próximo a cumplir los 18 años y el joven Leonard usted tiene 15 años, no me parece apropiado que ambos estén en un dilema por una niña de 13 años, así que vayanse está es la última vez que se los advierto- *Dijo por última vez el Duque, así que se fue caminando de lo más normal posible.

Mientras que Marcelo y Leonard se quedaron quietos en sus lugares, pues ellos creían que el motivo de sus peleas era por la atención de Angélica, pero tal vez era por su cariño, la cuestión era que ahora estaban muy confundidos...

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