Capítulo 19: Maldición*

¿Que pasó, cómo es posible que Angélica haya terminado en este estado y además que hacían ustedes dos juntos?? - *Dijo el Duque con su mirada llena de odio ante Marcelo*

- Ella fue a buscarme para hablar con el Sumo Sacerdote, le pedimos a que el le ayudará con sus poderes, el asedio así que nos fuimos, pero en el momento en el que veníamos de regreso... - *Marcelo se quedó callado y agachando la cabeza, pues Angélica había terminado de ese modo por el*

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...Tiempo Atrás...

- Majestad lo lamento mucho por estarlo preocupando, pero necesitaba hablar personalmente con el Sumo Sacerdote para convencerlo en ayudarnos - *Dijo Angélica algo avergonzada por lo que hizo*

- Lo se y se lo agradezco mucho señorita Angélica, pero seguramente su padre debe estar muy preocupado por usted - *Dijo Marcelo mientras hacía correr más rápido a su caballo*

- Pero ahora todo salió bien - *Dijo Angélica sonriendo*

- Si pero...- *Marcelo hiba hablar pero sus escoltas lo detuvieron*

- Majestad detenganse hay alguien por aquí cerca, puedo sentir su Maná - *Dijo el asistente, pues el era muy bueno en leer el ambiente*

Marcelo hizo que el caballo parará y así pudo sentir aquel Maná que se sentía muy pesado y agresivo.

- Todos tomen sus espadas y estén preparados para combatir si es necesario - *Dijo Marcelo sacando también su espada*

~ Pero claro majestad, hay que proteger a esa señorita que puede limpiar el Imperio de todos nuestros pecados ~ *Dijo una suave voz que susurra con el viento*

- ¡¡¡QUIEN ERES, MUESTRATE ANTES QUE ACABEMOS CONTIGO!!! - *Grito el secretario Emiliano para a aquel ser supiera que no estaban bromeando con atacar*

~ ¡¡¡JAJAJAJA PERO SI SOLO QUIERO QUE ESTE MUNDO SE HUNDA MÁS EN EL CAOS, ELLA ES UN PELIGRO PARA TODOS NOSOTROS Y UNA COSA MÁS USTEDES ACABARÁN CON USTEDES MISMOS!!! ~ *Grito aquel ser*

De repente un humo en tono rojo oscuro se puso sobre los árboles, para después impactarse en la cara de los 12 caballeros que escoltaban a el principe Marcelo y a la señorita Angélica.

Marcelo utilizando su magia creo una ranura de protección lo que hizo que aquel humo no los afectará, pero los demás caballeros no corrieron con la misma suerte.

El humo comenzó a envolverlos de piezas a cabeza, dejando así solo el humo y unos gritos desesperados, pues aquel humo los hacía delirar, sentir un dolor insoportable tanto que sangre escurría de sus bocas y ojos los cuales se tornaron completamente oscuros, dando a entender que habían sido poseídos por aquel mal.

- ¡¡¡JAJAJAJA MUY BIEN AHORA USTEDES ME OBEDECEN Y LES ORDENO QUE MATEN AL PRINCIPE Y A LA SEÑORITA ANGÉLICA!!! - *Grito aquella cosa para luego desaparecer con la ayuda del aire*

Mientras que los caballos comenzaron a atacar a Marcelo y Angélica, todos querían matar primero Angélica pero Marcelo comenzó a luchar utilizando su espada la cual manejaba a la perfección, pero Angélica no se iba a quedar sin hacer nada, así comenzó a liberar una pequeña cantidad de poder que comenzó a pintar los cielos de un verde esmeralda, todos se quedaron impactados y maravillados con ese color.

- ¡¡¡MAJESTAD CORRA!!! - *Grito Angélica*

El no lo entendió, pero lo hizo corrió hasta ella y de la nada logro ver qué aquella nube que se poso en el cielo pintandolo de verdad, ahora se había convertido en unas filosas espinas las cuales dejó caer con mucha fuerza al suelo, haciendo que estás atravesaran los cuerpos de los caballeros.

No cabe duda que los poderes de Angélica no eran un chiste, ella era sin duda alguna la persona que podría hacerle frente al inmenso poder de su padre, dando a entender que la necesitaba si o si para acabar con ese mounstro.

Pero de pronto aquel extraño ser se les volvió a aparecer en frente de ellos no se podía ver su rostro, pero con su complexión física se podía notar de que estaba muy molesto por lo que estaban haciendo.

- Vaya sin duda alguna ustedes son muy fuertes, aunque para su desgracia he acabado con personas mucho más poderosas - *Dijo para después hablar en un susurro e invocar un hechizo*

Aquel hechizo que había dicho el extraño ser, Marcelo y Angélica no lo lograron entender pues las palabras estaban dichas en una antigua lengua que prácticamente ya estaba muerta nadie reconocería aquel idioma, las pocas personas que lo hablaban morían de maneras muy dolorosas ya que se tenía la creencia que esa lengua contenía una maldición.

Ambos quedaron confundidos, pero de pronto la tierra se comenzó abrir y de aquella grieta, unas especies de raíces con muchas espinas salieron y comenzaron a atacarlos, sus hechizos no eran efectivos contras esas raíces y justo en ese momento una de ellas tomo a Angélica del tobillo y la comenzó a arrastrar para devorarla, pero Marcelo logro que aquella cosa soltará a Angélica, aunque el precio por ello fue que las raíces lo atraparon envolviendolo por completo.

Marcelo trataba de salir pero solo recibió una descarga eléctrica por todo su cuerpo, entendiendo que las raíces se alimentan de la magia de sus prisioneros y que lenta y dolorosamente les drenaba las magia para alimentarse y justo eso era lo que le estaban haciendo.

Angélica estaba practicando en shock, la fuerza de su cuerpo se iba lentamente y sobre todo no recordaba aquel ser que hace un momento estaban combatiendo, así que en un momento de desesperación concentro todo su poder y coloco sus manos en forma de rezo para liberar sus poderes talvez por última vez ya que la cantidad que usaría sería demaciado para su cuerpo.

Alrededor de ella un aura de luz comenzó a rodearla y en un simple susurro hizo que aquella luz a su alrededor explotará en una inmensa explosión celestial que logró acabar con las raíces que estaban matando a Marcelo logrando liberarlo y aquel ser extraño lo dejo herido pero tan pronto como se apareció se marchó.

Marcelo salió de aquella grieta, quedó horrorizado al ver Angélica prácticamente bañada en su propia sangre, pues la explosión estallo justo en su cuerpo.

- ¡¡Ahg!! Angélica, ven hay que irnos rápido - *Dijo Marcelo totalmente herido*

- Si ya vámonos - *Dijo Angélica muy herida y con su cuerpo temblando por el dolor*

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