Preparativos Para Algo Forzado.

Sigo mirando al hombre, que sigue abrazado a mi cintura. Y sólo ahora se ha dado cuenta y me ha dejado ir.

Miré a la silla mientras me levantaba y le dije: Señor, no sé su nombre y no necesito saberlo. ¡Pero lo que estaba haciendo aquí no era robar!

Hablo mientras levanto la silla y le ayudo a sentarse en ella. Y ahora después de ayudarle le digo; Muchas gracias por salvarme de una caída que podría hacerme daño, y respondiendo a tu pregunta no necesito dinero para comprar unas manzanas.

Cojo las manzanas que he cogido del suelo y le explico a él, que permanece en silencio escuchándome y observándome: "He cogido algunas del árbol porque me gusta la comida fresca, pero puedes estar seguro de que iré al pastor y le preguntaré si puedo llevármelas".

-Gael- ¡No sigas trepando árboles por ahí! Podrías romperte un brazo o una pierna... ¡Incluso te golpeas mal en la cabeza! ¡Así que lo que hagas no es asunto mío!

Se va en su silla, dándome la espalda. ¡No voy a discutir! Estoy a punto de perder mi bendición por culpa de un extraño... ¡No vale la pena! Después de llevarle las manzanas al pastor y de que éste me permitiera llevármelas, me voy a casa de mi tía.

Debido a la hora decido dejar la tarta para hacerla por la mañana. Voy a mi habitación, me doy una ducha y me pongo el pijama de unicornio. Mientras estoy tumbado en la cama me vienen a la mente algunas preguntas sobre el desconocido.

Al mismo tiempo que parecía un buen hombre, estaba amargado como la hiel. Era hermoso como Lucifer, una verdadera tentación. Pero su forma de hablar era fea, tenía la frialdad de Alaska en sus palabras.

Debe tener algún monstruo en su corazón y en su mente. Creo que necesita dejar que Dios entre completamente en su vida para que la luz pueda entrar en esa densa oscuridad que observé en los ojos azules más intensos que he visto nunca.

Duermo pensando en el desconocido, acabo soñando con él. En mi sueño él está de pie y su mano está extendida hacia mí, en su hermoso rostro una hermosa sonrisa. Estamos en la playa... Nunca he estado en la playa. Me despierto con ganas de seguir soñando, pero tengo que levantarme.

Me ducho, me lavo los dientes, me pongo un vestido floreado de hermosas rosas. Bajo emocionada a hacer mi tarta, me encuentro con Tia en la cocina y me dice;

-Diana- ¡Sólo tú, chica, para hacerme madrugar tanto todos los días! ¿Con qué necesitas ayuda hoy?

Te lo dije, ¡no necesitas levantarte tan temprano como yo! Puedo hacerlo todo yo solo... Puedes volver a la cama si quieres.

-Diana- A decir verdad, me gusta madrugar... Y quedarme contigo me recuerda a mi hija. Está en Inglaterra, casada y tiene familia allí. Sólo veo a mis nietos por videollamada y fotos.

¿Pero no tienes vacaciones? ¿Mi tía no te da vacaciones?

-Diana- Soy la cocinera de la casa, la única en quien confía la señora Sugg para hacer la comida. No tengo vacaciones, como mucho un tiempo libre que cuando se produce tanto la señora Sugg como su hija comen en restaurantes de lujo.

A veces encuentro la vida aquí un poco inútil. Diana y yo empezamos a preparar el desayuno, mientras yo hago la tarta de manzana ella hace las otras cosas.

Cuando realmente nos detuvimos eran cerca de las 8 de la mañana y decidimos poner la mesa del desayuno. Puse algunas cestas sobre la mesa.

Unos con fruta, otros con pan, tostadas, después de la mesa puesta veo a mi prima y a mi tía bajando las escaleras y mi prima dice;

-Livia- ¡Un aroma a tarta de manzana fresca me despertó en mi habitación! ¡Y vine siguiendo este increíble aroma hasta aquí!

-Mariah- Esta mesa está preciosa y esa tarta de ahí, ¡supongo que la habrás hecho tú, mi preciosa sobrina!

¡Sabes que la cocina es mi pasión, tía! Ahora vamos a comer... Los tres nos sentamos a la mesa y cada uno corta un enorme trozo de tarta. Mi prima lo prueba y dice;

-Livia- ¡Por tu culpa prima, tendré que enfrentarme a dos horas de cinta en el gimnasio antes de ir a la oficina! ¡Esto es delicioso y voy a tener que comer otro pedazo!

Dice que mientras ponía sirope de fresa en la tarta, también hice este sirope. Mi tía Mariah, en cambio, añade sirope de chocolate negro derretido y dice;

-Mariah- ¡Es mi hija, tendré que acompañarte! ¡Tu prima quiere hacernos engordar!

El desayuno iba muy bien, hasta que mi tía decide hablar de la boda y los preparativos.

No sabía que se había preparado hoy, todo el día, para arreglar las cosas para esta boda. Hasta hace un minuto lo había olvidado, había olvidado que le propuse matrimonio a un desconocido sólo para salvar el negocio de mi tía.

Y ahora estoy aquí escuchándola hablar de vestidos de novia y ramos. Me mira y me pregunta qué colores quiero para la boda.

Sólo le digo: Tía, tengo que ser sincero, ¡ésta no es la boda de mis sueños! No es la boda con la que he soñado toda mi vida.... Por lo tanto, le dejaré a usted la elección de todo.

-Mariah- Sobrina mía, ¡acabas de hacer lo correcto en tu vida! Porque te daré la boda de tus sueños, aunque no sea la boda de tus sueños... ¡Sigo queriendo que este día sea muy especial para ti!

Gracias... ¡Tía! Me mira y me sonríe, después de desayunar mi primo se fue a la empresa y mi tía me arrastró de la mano por toda la ciudad.

Pasamos por tantas tiendas con vestidos de novia... No le gustaba ninguno. Hasta que en la última por fin le gustó un vestido.

Dijo que combinaría con la decoración de la fiesta y con todo el tema de la boda.

Luego me llevó a ver el ramo... Y ese fue mi día. Ser arrastrado de un lado a otro para probar pasteles, probar vestidos de novia.... Hoy me he probado tantas cosas que al final del día sólo quería la cama.

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