La Niñera

Vanessa en sus tiempos libres cuidaba a niños de su barrio por el simple hecho de tener un poquito de plata para comprarse las cosas típicas que una jovencita de 25 años quería. Hoy sábado, a pesar de haber sido invitada a una fiesta, su compromiso de cuidar a unos vecinitos ya había sido pactado con anterioridad, por lo que Vanesa rechazo la invitación y dirigió a la casa de los Ojeda.

-¡Vane! ¡Vane! Gritaron al unísono los niños al verla entrar a la casa.

-¡Hola niños! ¿Están listos para divertirse? Pregunto ella sonriente.

-¡Siii!

-Niños antes de jugar vayan a bañarse, o si no Vane, se irá de aquí. Dijo la madre de los niños mirándolos con seriedad.

Los niños corrieron escaleras arriba jugando quien se bañaría primero, logrando hacer reír a Vanessa.

-Gracias por venir Vane, de verdad que esta vez te pagaremos el doble. Dijo la madre de los niños

-No, señora Ojeda, siendo honesta hoy no tenía planes así que, quédese tranquila y disfrute la salida con su esposo

-Ay niña, por favor no me diga señora Ojeda, ese es mi apellido de casada. Ja, ja, ja, tú solo dime Bety.

Vanessa rio un poco avergonzada y asintió. Bety siguió hablando con la chica sobre algunas cosas,y su marido,Pablo,apareció en la sala, vestido de manera muy formal, pero que le acentuaba de maravilla. Por supuesto que Vanessa lo saludo de forma educada, no permitiría que sus hormonas de adolescente le arruinen el trabajo.

-Bueno vane, tienes mi número por cualquier cosa me llamas ¿Si? Decía Bety mientras su marido le ayudaba a ponerse el largo abrigo.

-Si seño... Si Bety, como usted diga. Pero para que se quede más tranquila tendremos una maratón de películas, pero prometo hacerlos dormir temprano.

-Gracias Vane. Nos vamos, cuídate.

Bety beso la mejilla de la niñera y salió, y, en cambio, el hombre tomó la mano de la chica y la besó, haciendo que ella se sonrojara de inmediato. Una vez sola, pudo suspirar y abanicar su rostro que ardía por ese contacto que tuvo con Pablo, el padre de los niños y esposo de Betty.

-¡Vane, vane! ¡Ya estamos listos! Gritaron los mellizos.

Vanessa miró a los pequeños Tomy y Elías y los llevo al sofá para empezar con la maratón de películas de terror. Minutos más tarde al pequeño Tomy comenzó a darle sueño y Vanesa lo llevó a su habitación para que durmiera, en cambio, Elías, quiso seguir viendo películas con su niñera y la chica acepto encantada. En mitad de la película, sonó el teléfono fijo y Vanessa corrió a atenderlo.

-¿Hola? ¿Hola? ¿Hay alguien ahí?

Cuando la joven iba a colgar el teléfono escucho una voz escalofriante

-Vanessa, estoy a cinco cuadras de la casa de los Ojeda, me vas a atender, o tengo que entrar por la fuerza? Ja, ja, ja

La llamada terminó con esa risa que heló el cuerpo de Vanessa.

-¿Vane? ¿Estás bien? Pregunto Elías desde su lugar.

-Sí... Está todo bien, pequeño tranquilo. Son las típicas bromas que hacen algunos tontos al ser casi noche de Halloween.

-Ah, ja, ja, ja ¿Puedes creer que mami nos compró disfraces de vegetales? Yo seré un tomate y Tomy va a ser una zanahoria

Vanessa olvidó su miedo y lo reemplazo por una carcajada al imaginar a los niños disfrazados de esa manera.

-Elías, vas a hacer el tomate más lindo de todo el universo dijo ella acariciando el cabello del niño

-Lo sé, mi mami dice que soy guapo.

Los dos continuaron con otra película, pero no transcurrieron ni dos minutos que el teléfono volvió a sonar y Vanessa nuevamente fue a atender.

-¿Hola? ¿Con quién hablo? Mire... Si no va a hablar, voy a colgar ahora mismo...

Segundos transcurrieron hasta que la persona del otro lado dijo

¿Ya has ido a revisar al otro niño si duerme? Ja, ja, ja

Era la misma voz, Vanessa comenzó a temblar y producto del miedo soltó el teléfono haciéndolo caer al suelo.

-¿Vane, que ocurre estás bien? Pregunto Elías

-Sí... Solo me asusté porque había un insecto en mi cabello

Vanessa se agachó a recoger el teléfono y escucho la respiración agitada de un hombre. Colgó la llamada y corrió hacia la puerta principal para asegurarse de que el seguro esté colocado. Suspiro al comprobar que nadie podía entrar. Por seguridad corrió las cortinas y tapó las ventanas.

-¿Vane, que ocurre? Me estoy asustando.

Vanessa corrió hasta el niño y lo tomó de la mano para decir

-Iremos a ver a tu hermanito ¿Si? Tranquilo estas conmigo, nada va a pasar.

Antes de subir por las escaleras, Vanessa tomó el teléfono, al niño entre sus brazos y corrió hasta la habitación de los mellizos.

Abrió la puerta y la ventana de la habitación estaba abierta y sentado en la cama en medio de la oscuridad había un hombre acariciando al niño que dormía

Hasta que por fin apareces, Vanessa...

Vanessa sostuvo a Elías entre sus brazos como si su vida dependiera de ella, se armó de valor para decir.

-No toques al niño, habla conmigo y dime que es lo que haces aquí

El misterioso hombre río y se levantó de la cama lentamente girando su rostro hacia ella. El pequeño Elías estiró su bracito y encendió la luz para poder ver al sujeto misterioso, con su camisa ensangrentada. Vanessa y Elías se asustaron al ver de quien se trataba.

-¿Señor Ojeda?

-¿Papi?

Vanessa comenzó a retroceder lento y despacio, sabía que ese hombre estaba allí con maliciosas intenciones su camisa con sangre lo delataba, pero el pequeño Tomy todavía seguía en la habitación, por lo tanto, no podía hacer movimientos bruscos

-¿Qué es lo que quiere señor Ojeda?

¿Por que me llamas de esa forma Vanessa? ¿Te has olvidado lo de aquella noche?

-Señor Ojeda, lo que paso esa noche fue hace bastante tiempo y ya le dije que no sé repetirá nunca más. Usted ahora es un hombre casado y yo no me meteré en su matrimonio.

Vanessa no he podido olvidar esa noche, nunca. A pesar de que llevo algunos años casados, no puedo sacar de mi cabeza, nuestra noche de pasión juntos, ¿Has contado cuantas veces te corriste gritando mi nombre? Yo si,4.¡Te he dado 4 malditos orgasmos y cada vez que me ves me das vuelta la cara!

Elías al escuchar gritar a su padre se tapó los oídos, sabía que cuando se enojaba era muy difícil de que se tranquilizara. Tomy salto de la cama al escucharlo y recién ahí capto la escena en la que su padre tenía su camisa ensangrentada. Vanessa lo miro fijamente y con un gesto le pidió a Tomy que se acercara a ella.

-Mire, señor Ojeda. Eso fue hace mucho tiempo, usted aun todavía no estaba casado cuando sucedió y si admito que lo he pasado de maravilla, pero ya he madurado y si digo que no quiero nada con usted, debe respetar mi decisión.

Vanessa tenía a Elías colgado de uno de sus brazos, y con su brazo libre agarro la manita de Elías y los tres salieron de la habitación, pero no contaron con que Pablo saliera hecho una fiera detrás de ellos y atrapará a Vanessa de su larga cabellera haciéndola gritar de dolor.

Tomy corrió hacia su padre y comenzó a darle pequeñas patadas, y Vanessa protegía a Elías de las trompadas que Pablo le daba en su cara. Por fortuna, Elías pudo soltarse e intentó ayudar a Vanessa propinado varios golpes en la canilla a su padre. Pablo se enfureció al ver como esos bastardos defendían a esa zorra, así que de un fuerte empujón lanzó a los niños contra la pared, dejándolos inconscientes, Vanessa tirada en el suelo solo pudo decir.

-No... Por favor... No le hagas daño... solamente son unos niños... ¡Son sus hijos señor Ojeda!

Pablo rio y volvió a tomar a Vanessa de su cabellera. Por supuesto que la chica gritaba y el hombre entre tantas risas dijo

Mi matrimonio con Beatriz ha terminado... Ella se fue a "dormir" a otro lado. ¿Sabes por qué? Hoy en nuestra "Cena" Me he enterado por ella, que esos pequeños bastardos no hijos míos...

Vanessa únicamente podía escuchar y tratar de que su cabello no le doliera al ser arrastrada con ferocidad. El hombre la tomó como si fuera un saco de papas y la arrojo a la cama. Vanessa no podía ver de un ojo debido a que los puñetazos recibidos le afecto

Pablo aseguró la puerta y comenzó a desnudarse frente a la asustada Vanessa.

-¡Papi, no le hagas daño! ¡Papi, por favor abre la puerta!

Gritaban los niños desde el otro lado de la puerta, Vanessa temía que algo le sucediera a los niños, por eso, intentó tener la atención de Pablo diciendo

-Por favor no le haga daño a los niños, si quiere desquítese conmigo no con ellos...

Jamás te haría daño, Vane. ¿A caso me temes? ¿Por qué? No deberías hacerlo, sigo siendo aquel hombre que te devoro toda la noche ¿No te gusto?

Pablo se subió arriba de Vanessa y sin piedad le arranco la ropa de un tirón, dejándola solamente con su sostén.

-¡No! ¡No señor Ojeda no lo haga!

Plaf.

Pablo le propino una trompada y dijo

Esta noche haremos nuestros propios hijos

Pablo mientras se hundía dentro de Vanessa le propinaba trompadas que impedían que la chica pudiera defenderse, pero ella aún gritaba por ayuda.

¡Ya Cállate y disfruta! ¡Maldita sea! ¡Grita mi nombre!

De pronto del otro lado de la puerta se escuchó un estruendo y un pequeño agujero se formó. Pablo que estaba en plena faena se detuvo debido al ardor que sintió en su espalda. Vanessa que había recuperado sus sentidos unos segundos le pego una trompada a Pablo en su estómago. El hombre al sentir esto salió dentro de ella y se retorció de dolor en la cama.

Vanessa en su estado corrió hasta la puerta allí abrió. Elías y Tomy lloraban, y taparon sus ojitos para no ver a su querida Vane semidesnuda. La joven se agachó y suavemente dijo

-Pequeño Elías dame el arma, y tomen sus cosas. Nos iremos enseguida.

Vanessa tomó el arma y espero a que los niños se largaran de allí, era hora de comenzar con el plan. Cerro la puerta y vio al cobarde retorciéndose de dolor.

-Vaya, vaya. ¿Con qué no eres tan machito ahora verdad?

Plaf un disparo fue directo al muslo de Pablo, él gimió de dolor Vanessa sonrió maliciosa. Ese hombre era demasiado cobarde, pero ella se cobraría una por una todo el daño que le causaron.

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