Capitulo 15

Mientras tanto Gian Luca fue hacia el galpón donde salían los camiones repletos de mercancía. Estaba lleno de odio, solo quería encontrar al culpable y hacerlo pagar, en la tarde le entra una llamada alertando que habían encontrado el camión, pidió la dirección y junto a sus hombres condujo hasta allí.

Al llegar corrió hacia el camión y uno de sus hombres se acercó a él.

-Señor, falta mercancía, pero está casi todo allí.-Dijo el empleado que estaba detrás de la espalda de Gian.

-¿Cuánto falta?

-Faltan 10 kilogramos, señor.

-Nadie se robaría un camión para quedarse simplemente con 10 kilogramos.

-Talvez es un novato...

-O talvez quiere jugar conmigo.

-Señor debería estar tranquilo.-Le dijo mientras le tocaba la espalda.

-¿Puedo estar tranquilo?-Objetó.

-Disculpe señor.-Contestó alejándose mirando hacia abajo.

-Quiero la cabeza de ese hombre aquí.-Contestó apuntando a su mano mientras apretaba su puño.

-No se preocupe que nos encargaremos.-Al escuchar esta última palabra Gian Luca solo giró y volvió a su camioneta, prefería aguardar en su casa las noticias antes que quedarse allí.

Llego la noche y Alice continuaba en la casa preocupada por Gian, ya que no había recibido noticias sobre él. Casi en la madrugada escucho que alguien llegaba, se acercó a la escalera para ver si quien había llegado era Gian , pero al entrar se dio cuenta de que él no estaba solo, con él entraba una mujer muy animada con un vestido largo color vino y unos hermosos tacones; aunque solo pudo verla por unos segundos no pudo pasar desapercibida la gran belleza que tenía, sus ojos celestes cielo y su hermoso cabello negro, su rostro angelical y su esbelta figura, entendió el porqué Gian Luca estaba enamorado de esa mujer.

A los tropiezos fueron subiendo la escalera, habían bebido demasiado y eran muy eufóricos, no podían parar de reír. Gian la llevó directo a su habitación, mientras que Alice que estaba en la habitación contigua podía escuchar los golpes en las paredes, viró sus ojos por la rabia que sentía al tener que escuchar toda esa escena.

No tardo mucho en oír el movimiento de la cama y los gemidos de esa mujer , que no disimulaba para nada el placer que estaba sintiendo. Alice Suspiro y tomó la almohada cubriendo su cabeza, ya no quería escuchar a esa mujer. Tan solo pensar que durante meses sería de esa manera le daba repulsión, escuchar los gritos De placer y sus golpes en la pared le haría muy mal.

En la mañana, unos golpes en la puerta de su habitación la despertaron, era Gian, Alice abrió la puerta refregando sus ojos, ya que se sentía somnolienta al no poder dormir bien por todo lo sucedió entre Mara y Gian, aunque él cuando ella abrió la puerta era todo lo contrario, se lo veía fresco y feliz.

-¿Qué sucede Gian?-

-Ya es hora de que te levantes, pronto llegarán las empleadas...-Ordenó Gian. Alice se giró y con dificultad y lentitud intentó tender su cama mientras Gian la observaba desde la puerta, pero al verla tan lenta se acercó quitándole la frazada de las manos. -¡No puedes ser tan lenta!-Exclamo Gian y comenzó a tender la cama.

-No pude dormir bien anoche...-Contestó bostezando.

-¡Oh si! Talvez mi novia te ha incomodado un poco, ella a veces es un poco eufórica.-Contestó con una sonrisa mientras que Alice solo viraba sus ojos.-Si quieres puedes dormir en mi habitación...

-¿En tu cama?-Pregunto ella un poco molesta.

-¡Ja! No, gracias.-Contesto irónicamente.

-Mis sábanas no están sucias para tu información.-Arremetió.

-¿No? ¿Y toda la fricción? -Le discutió.

- Por esa razón el día que te toque dormir en mi habitación ni siquiera tocaras mi cama.- Amenazó.

-Prefiero dormir en el suelo antes que en tu cama, no te preocupes... -Contestó ella y se dirigió al baño para asearse.

-Pues en el suelo dormirás.- Gritaba Gian mientras ella se alejaba.

-¡Qué confortable! Ironizaba Alice contestándole a los gritos.

Gian terminó de acomodar la habitación y bajo a la cocina para preparar el desayuno, justo antes de terminar de preparar el café la señora Silvia llegó y por detrás su madre Francesca, él se sorprendió al verla allí no pensó que vendría a visitarlo tan rápido.

-¡Hola mamá! No esperaba tu visita...-Exclamo Gian acercándose para saludarla.

-Si hijo, es que estos días no recibí ninguna noticia tuya y mucho menos de mi nuera.-Contestó la mujer con seriedad.-¿Ella está aquí? -Preguntó mientras ojeaba la casa.

-Si mamá, se está duchando...-Contestó señalando hacia arriba.

-¡Oh bien! Iré a buscarla.-Contestó su madre dirigiéndose hacia las habitaciones, Gian caminaba tras ella con intención de disuadirla.

-¿Pero por qué quieres ver a Alice mamá? Ella se está bañando...

-Pues la esperaré en tu habitación...

-¿En mi habitación? ¿Por qué mamá?

-Porque debo hablar con ella.- Contestaba sin relajar el paso. Al llegar a la habitación Gian se puso frente a la puerta negándole el paso, esto hizo sospechar aún más a su madre quien solo lo miró fijamente a los ojos y quito su brazo de la puerta, Gian no podía negarle el paso así que simplemente Suspiro y con la mirada hacia abajo la dejo pasar.

Al ingresar en la habitación se encontró con un panorama diferente al que ella creía encontrar, la cama estaba totalmente destendida, había ropa en el suelo y avanzando unos pasos más encontró ropa interior femenina. La mujer observaba todo y Gian cada vez se sentía más avergonzado, al llegar a la mesita de luz Francesca encontró unos preservativos y miró a Gian con decepción. Gian alcanzó a ver a Alice saliendo en bata del baño, y con disimulo le hizo seña para que ella se acercara, ella sin saber el porqué se acercó y quedó parada en la puerta de la habitación sin entender el desorden y el porqué la señora Francesca estaba allí. Francesca al escuchar la voz de Alice giró hacia ella tomando los preservativos en sus manos.

-Yo quiero nietos querida, deberías olvidarte de esto.-Dijo Francesca mostrándole la caja, Alice se sentía tan avergonzada que se puso roja. Ella quedó paralizada parada junto a la puerta mientras que la señora Francesca salía de la habitación, Alice no quería mirarla sentía tanta vergüenza, pero Francesca no sentía ni un poco de pudor en decirle las cosas, salió directamente hacia Gian mirándolo a la cara con admiración, mientras que él tampoco quería mirarla.

-No esperaba menos de ti...-Le dijo con orgullo. Ella bajo por las escaleras y se encontró con la señora Silvia. -Espero que no vuelvas a traerme por este tipo de cosas.-Le advirtió, esto enojo mucho a Gian porque no esperaba que Silvia fuera capaz de traerla a su madre para que verifique que ambos durmieran juntos, fue una decepción para él.

Alice fue hacia su habitación para cambiarse, mientras que Gian acompañaba a su madre a la salida, una vez que su madre cerró la puerta este le clavo la mirada a Silvia quien no sabía para dónde mirar.

-La próxima vez que te metas en mi intimidad no me va a importar la cantidad de años que has trabajado aquí. ¿Has entendido?-Se le acercó amenazándola.

-Lo siento mucho señor Gian, su madre me pidió que…

-¿Te pidió que?-La Interrumpió. -Has avergonzado a mi esposa, a ti no debe importarte como dormimos o lo que hacemos, solo debes hacer tu maldito trabajo. -Le grito con enojo. -Una más Silvia, una más y te vas de aquí. Ahora vete que no quiero ver tu rostro.-La echo mientras que ella salía casi corriendo de allí. Gian quedó muy enojado con la actitud de su madre y de su empleada, pero a su vez sintió pena por Alice por tener que hacerse cargo de esa situación.

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