Capitulo 14

Gian Luca se dio un chapuzón en la piscina mientras que Alice lo contemplaba escondida detrás de la cortina, y aunque se sentía terrible por tener esa reacción, no podía negarse a admirar ese torso tan definido.

Alice se dispuso a ordenar su habitación, ya que no tenía otra cosa que hacer, mientras movía uno de los muebles la voz de una mujer la alertó.

-¡Señorita! ¿Qué está haciendo?-Exclamo una de las empleadas.

-Estoy acomodando aquí. -Contestó Alice haciendo un gesto con su mano.

-No señora, lo que usted necesite debe pedírmelo.-Dijo acercándose a ella para ayudar a levantarse.

-No puedo estar todo el día sin hacer nada.

-Disculpe si la hice enojar señora, pero este es mi trabajo.

-Entiendo, pero necesito hacer algo o me volveré loca...-Tomándose la cabeza.

-Bueno, entonces si quiere haré de cuenta que no he visto nada. ¿Qué dice?

-Esta bien, gracias... -Haciendo un gesto con su mano intentando descifrar su nombre.

-Soy Andrea señora...

-Bien Andrea, muchas gracias.-Contestó con una sonrisa. La empleada se marchó de la habitación mientras que Alice continuaba con el aseo, tiempo después fue en busca de unos repasadores. Al bajar por las escaleras chocó de frente con Gian Luca quien estaba a punto de recibir a un hombre, ella lo siguió con la mirada, pero el ni siquiera le presto atención, se lo veía muy enojado y su única intención era llegar a ese hombre.

Una vez juntos Gian lo guio a su despacho y cerró la puerta, Alice sabía que algo malo estaba sucediendo y decidió pararse tras la puerta para escuchar, desde allí podía escuchar los gritos

De Gian.

-¡Quiero que encuentres a ese maldito y me lo traigas aquí! Lo quiero frente a mí….Grito totalmente enojado.

-Si señor Rinaldi, estamos haciendo todo lo posible por encontrarlo.

-Esto lo quiero solucionado hoy.-Ordeno.

-Señor es difícil que encontremos el camión hoy mismo. - Cuestiono mientras que Gian le dirigía la mirada con odio.

-¿Cómo puede ser que se pierda un camión con tanta mercancía? A ver dímelo...- Dijo golpeando la mesa.

-No lo sé señor, lo siento mucho. Toda nuestra gente se está encargando de esto y en cuanto tengamos novedades le prometo que se lo haré saber.-Contestó el empleado con su mirada hacia el suelo.

-Es alguien que quiere perjudicar mi negocio.-Contestó caminando de un lado hacia el otro.

-¿Pero quién se atrevería señor?

-No lo sé, pero él que haya tenido las agallas para hacerme esto lo pagará...

-Nadie con dos dedos de frente se atrevería a enfrentarlo.

-¡No me importa! -Hizo un grito que retumbó en toda la casa. -No quiero saber si es inteligente o no, lo único que quiero es que me lo traigas aquí. Así que ve a hacer tu trabajo. -Lo echo Gian hacia afuera, al escuchar esto Alice salió corriendo intentando no hacer ruido y se escondió para luego irse a su habitación.

Pudo ver como Gian salió de prisa de su despacho y se fue hacia el garaje, "seguramente saldría a buscar a esa persona que le robo el camión del que hablaba", pensó Alice, pero en estos momentos prefería no cruzarlo para no ser víctima de su furia.

Al subir a su habitación tomó su teléfono celular y encontró una llamada perdida de Pedro, se refregó los ojos para no engañarse, pero sí, era una llamada de Pedro. Su rostro se iluminó y rápido devolvió la llamada, no lo podía creer.

-Hola ¿Pedro?

-Hola Alice. ¿Cómo estás?

-¡Bien! Me encontré tu llamada perdida. ¿Te has equivocado o realmente querías llamarme?-Preguntó ansiosa por su respuesta.

-Pues sí, quería hablarte.

-Dime... ¿Qué sucede?

-Anoche me ha llamado el hombre con quien estás casada.

-¿Gian te ha llamado?-Pregunto sorprendida.

-¡Si! Y me ha explicado sobre el trato que han hecho, realmente me ha cambiado de opinión sobre todo cariño y quiero que sepas que yo también te amo.

-¡Ay no puedo creerlo! Él me ha dicho que no te llamaría, sabía que aún quedaba un poco de bondad en su corazón.-Mientras saltaba de alegría como una niña.

-Si, pero me ha llamado. Me ha dicho que podremos vernos y lo he pensado mucho Alice y creo que si nuestro amor es verdadero debemos luchar por ello.

-¡Ay si Pedro! Me siento tan bien al escucharte decir eso.-Suspiró.

-Si quieres podemos comenzar de a poco.

-¿Comenzar de a poco?-Pregunto desconcertada con el seño fruncido.

-Si Alice, es que todo lo que ha sucedido estos días me ha hecho mal. No puedo decirte que puedo perdonarte todo lo ocurrido en tan solo un momento.

-¿Perdonarme? Pero si sabes bien que fue lo que sucedió.-Arremetió enojada.

-¿Piensas que es fácil para mí Alice? Estoy intentando comprender todo esto, solo debes darme algo de tiempo para acostumbrarme. ¿Puede ser?

-Tienes razón, disculpa. Yo intento hacer que entiendas, pero todo es tan complejo.

-No te preocupes. ¿Si? Desde ahora quiero hablar contigo todos los días.

-Gracias Pedro... ¡Te amo! Te amo como nunca ame a nadie en mi vida.-Contestó con sentimiento.

-Y yo a ti mi Alice... Debo dejarte, pero no olvides que te amo.

-¡Eso jamás!

-Adiós princesa te amo. -Se despidió Pedro dejándole una sensación de tranquilidad dentro de su cuerpo, toda esta situación solo le había causado estrés y dolor, pero poco a poco todo se iba solucionando. Alice luego de cortar la llamada se tiró sobre la cama y se quedó allí pensando en Pedro.

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