Capitulo 13

Al día siguiente Alice despertó con sus ojos totalmente hinchados y con mucho dolor de cabeza, se sentía destruida porque todas las esperanzas que tenía se desvanecieron. Se levantó y fue directo a la ducha, talvez un baño de agua tibia relaje su cuerpo y alivie el dolor en su cabeza.

Bajo a la cocina y preparo café, al parecer Gian aún no se había levantado por lo que decidió desayunar sola . Luego de desayunar se dirigió a su habitación nuevamente para acomodar su cama y vestirse, minutos después escucho el ruido de la puerta de entrada abriéndose así bajo rápido las escaleras para recibirla.

-Buenos días, señora Rinaldi.-Dijo la señora Silvia al ver bajar a Alice.

-Buenos días, señora Silvia. ¿Cómo ha amanecido? -Contestó tocando su sien por el dolor de cabeza.

-Bien señora, gracias por preguntar. Al parecer usted no se encuentra tan bien.

-No señora, en verdad me duele mucho la cabeza.-Contestó con un gesto de dolor.

-¿Quiere una aspirina?

-¡Si! Por favor...

-Acompáñame a la cocina.- Alice la siguió hacia la cocina esperando que esa aspirina alivie su dolor.

La señora Silvia sacó de una caja las aspirinas y sirvió un vaso de agua para ella, Alice rápido tomó el vaso y bebió el agua junto a la pastilla.

-¿Ya desayuno señora Rinaldi?

-Si, pero por favor no me diga señora, puede llamarme Alice...

-Usted es la señora Rinaldi, debería sentirse orgullosa por eso.-Objetó

-Claro que me siento orgullosa, yo solo lo digo porque si nos veremos todos los días talvez no sea necesario tanta cordialidad.-Intentó explicarle.

-¡Yo lo prefiero así!- Exclamo con seriedad haciendo que Alice se sintiera un poco intimidada.

-Bueno, me voy.-Suspiró retirándose de la cocina mientras que la señora Silvia se daba cuenta de que había sido un tanto ruda al contestarle de esa manera.

-Disculpe señora Alice si la he hecho sentir incómoda. -Se disculpó Silvia.

-No se preocupe...-Contestó sin mirarla y se fue de la cocina.

Sin saber que hacer se fue hacia su habitación y se recostó en la cama, esta vida ya se estaba haciendo un tanto aburrida, no había nada que hacer, con quien hablar y mucho menos en quien confiar, esto la entristecía; se giró hacia un costado y comenzó a llorar, ya nada le daba sentido a su vida. De repente escuchó que golpeaban la puerta de la habitación se levantó rápido y seco sus lágrimas, sin dar respuesta la puerta de todos modos se abrió dejando ver a la señora Silvia.

-Disculpe señora, nunca fue mi intención ponerla de esa manera, a veces no me doy cuenta de como me comporto. -Le dijo acercándose a la cama.

-No se preocupe, últimamente estoy de este modo.-Contestó Alice sentándose en la cama, la señora Silvia también se sentó junto a ella y observó la habitación.

-¿Qué hace aquí señora?

-Me gusta esta habitación...-Intentando despistarla.

-Su ropa está en el armario al igual que sus cosas...

-Es que a Gian no le agrada que desordene su habitación, así que decidí hacer una para mí.

-Pero ustedes son pareja, deben dormir juntos...

-Dormimos juntos, pero esta habitación es mi armario y donde me siento en paz.

-No debería ser así, pero supongo que debe darle un tiempo a Gian para que olvide a Mara.

-¿Usted conoce a Mara? -Pregunto sorprendida.

-Claro que si! Era el gran amor de Gian, pero ahora usted está aquí y debe hacer valer su lugar.

-Es un tanto difícil borrar huellas...

-Usted es más bonita que ella y al verla puedo ver que es sincera y pura, esa joven es un tanto oscura. Sé que talvez es lo que Gian quería, pero realmente no necesitaba alguien que solo lo manipule.

-¿La señora Francesca no la quería?

-La odiaba... Siempre hacia algo para que Gian esté en contra de sus padres o para beneficiar a su padre a costa de Gian.

-¿Y como beneficiaria a su padre?

-Ella también es hija de una familia muy poderosa, y gracias a Gian tuvieron acuerdos, eso enojo mucho al señor Rinaldi y por esa razón decidió eliminarla...

-¿La asesino? -Pregunto tocando su pecho con sorpresa.

-No, no. Apareciste tú.- Se retractó.

-Ahhh- Suspiro mientras continuaba con su mano en el pecho.

-La vida siempre nos pone en el lugar donde debemos estar, si hoy está aquí es por una razón y puede hacerlo muy feliz al señor Gian.

-Espero que si, ahora que me hablo de Mara, lo veo un poco imposible…

-No se preocupe, usted tiene el anillo. -Le contestó tomando su mano, Alice sonrió y la señora Silvia se levantó de la cama para dejarla sola. -Si necesita ayuda para decorar esta habitación, no dude en pedírmelo.

-¡Muchas gracias!-Contestó Alice con una sonrisa, ya se encontraba un poco más aliviada.

Una vez que la dejó sola , Alice salió al balcón y al verlo un poco desarreglado decidió limpiarlo. Fue hacia el cuarto de limpieza y busco productos para limpiar, para su sorpresa mientras limpiaba Gian Luca salía al jardín, allí se le ocurrió una pequeña maldad y tomando la escoba con jabón, mojó a Gian y continuo limpiando haciendo como si no lo hubiese visto.

-¡Hey! ¿Acaso no ves que estoy pasando?-Grito Gian enojado.

-Ay disculpa, no te he visto.-Fingió Alice con una sonrisa.Gian no quiso seguirle el juego, pero sabía que luego encontraría la manera de vengarse.

Una vez que Gian se giró, Alice lo observo sintiéndose atraída por su físico, ya que se encontraba con su torso desnudo. Tan concentrada estaba en su torso que no se percató que Gian la estaba mirando.

-¿Puedes dejar de mirarme de ese modo? -Le dijo Gian con una sonrisa.

Alice sacudió su cabeza e intentó persuadirlo. -Yo no estaba mirándote.-Negó- Yo solo estaba pensando en otra cosa.

-Mjm intentaré creerte, eres muy mala mintiendo.

Alice se ruborizo y al no saber que contestar, dejo todo tirado y se fue a su habitación cohibida por lo que le había dicho Gian, sentía mucha vergüenza por haber admirado de esa manera el torso de el.

Gian quedó con una sonrisa satisfactoria por haber avergonzado a Alice aunque se sentía orgulloso por causar esa impresión.

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