Ep 6: La comida del Búho

Emma Brandt. ♣︎

Por fuera era hermosa, pero por dentro era completamente diferente a cualquier cosa que haya visto en la vida.

Sus muebles eran antiguos y estaban en un excelente estado, sus muros estaban cubiertos por hermosos relojes, casi como los relojes del tatuaje de Conejo. Fue como haber regresado en el tiempo o haber conocido otro mundo.

—Me presento, adorable damisela.—El chico rubio y de ojos verdes hizo una reverencia como en las películas de las princesas de Disney.—Me llamo William Williams.—Sonrió y yo sonreí con él.

...Su nombre es extraño y pegajoso....

—Más conocido como el Búho de Camelot.—Habló Conejo mientras dejaba la gran bolsa negra en la enorme mesa del comedor.

—¿Por qué te dicen Búho?.—Le pregunté a William.

—Porque duermo de día y trabajo de noche.—Señaló un reloj marcando las 3 a.m en punto.—Sacaría a patadas a Cety si viniera en mis horas de sueño.

—¿Cety?.—Fije mi mirada en Conejo.

—Odio mi nombre, ¿lo recuerdas?.—Respondió este.—Al final ellos se decidieron por Cety, aunque también lo odio.

...¿Ellos?...

—Dejando de lado las presentaciones.—Aplaudió el Búho para llamar nuestra atención.—Viendo la enorme bolsa que esta arriba de mi mesa, ¿debo suponer que nuestro lunático amigo finalmente encontró a su sacrificio?.—Preguntó viendo a Conejo.

Ambos parecían tener la misma edad, pero William Williams era solo un poquito más alto, mientras Conejo era más atractivo.

Uno con cabello rubio y el otro de cabellera negra, tal vez no sea la gran cosa esa diferencia, pero dudo que ellos sean hermanos.

—Estás suponiendo bien.—Habló Conejo.

—¡¡Es una niña!!.—Explotó William.—Enfermo y depravado, no lo esperaba de ti.

—Me vio matar a su abuelo.—Sé encogió de hombros.—Era matarla o hacerla mi presa.

—Oh..—El rubio recorrió mi cuerpo con la mirada y luego la fijó nuevamente en su amigo.—¿Cuál fue su prueba?

—Le hice matar a su abuela.—Contestó Conejo con demasiada sinceridad.

William Williams nuevamente fijó su mirada en mí y dio tres pasos lejos de nosotros.

—Es una niña y ha logrado cumplir con una de tus enfermas peticiones, eso es demasiado sorprendente y aterrador.—Afirmó él.—Imaginó que será el perfecto sacrificio una vez que su cuerpo se desarrolle al completo.

—Eso creo.—Aceptó Conejo.

William y Cesc hablan de cosas que no logro entender bien, pero me basta con seguir viviendo e intentaré seguir sus reglas para cumplir con mi objetivo. Aunque eso signifique comer la carne de la abuela Catherine.

—De acuerdo, entonces empezaré con la especialidad del Búho de Camelot.—Habló el Búho con sus ánimos recompuestos.—Pueden esperar en la sala mientras corto el cuerpo.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando le escuché decir aquellas palabras con demasiada serenidad.

—Vamos conejita.—Conejo me guió hacia la sala de estar.—No será un buen recuerdo ver a tu abuela siendo cortada por pequeños pedazos.

No lo había visto, pero ahora lo había imaginado y me dio náuseas pensar que debo comer de su carne para sobrevivir en este lugar.

—¿El Búho también debe buscar un sacrificio?.—Pregunté para no estar demasiado consciente de que en unos pocos metros están cortando el cuerpo de la abuela Catherine.

—No, él ya está unido con su presa.—Respondió mientras tomaba asiento en el sofá de la sala.

—¿Unido?

—Eres demasiado curiosa, ¿no es así?.—Sonrió.

—Solo quiero entender mi situación.

—Tú situación es complicada.—Respondió.—Nuestro Clan necesita la carne humana para sobrevivir, pero podemos dejarla atrás si nuestro sacrificio nos entrega un placer más grande que comer.

—¿Qué tipo de placer sería ese?.—Me atreví a preguntar aun cuando mi joven mente no deseaba saberlo.

—La pareja vinculada debe descubrirlo.—Dio un suave suspiro.—Algunos desean comerse a su presa, otros prefieren suprimir sus impulsos con sexo y conozco un tipo que logró dejar el canibalismo para reemplazarlo con la sangre de su sacrificio.

—¿Qué hay de tí?.—Pregunté con cautela.

—Tendré que descubrirlo.

—Pero..

—Voy a permitir que regreses con tu madre, no te preocupes.—Anunció.—Pero debes regresar cuando estés lista para cumplir con tu papel, no puedes dejar a un hombre lobo sin su sacrificio o este podría caer en la locura.—Advirtió con gracia.

...¿Hombre lobo?...

Hay demasiadas cosas que no entiendo en su historia, todas suenan muy surrealistas, pero no siento que este mintiendo.

...Tic Tac.....

...Tic Tac.....

...Tic Tac.....

...Tic Tac.....

Mantuve la boca cerrada durante las próximas dos horas para evitar ser engañada por estos extraños hombres.

...Conejo y Búho podrían estar locos....

Sería peligroso intentar contradecir sus palabras y ahora mi única salvación es seguir con este enfermizo juego. Él prometió entregarme a mamá cuando sea el momento de hacerlo y sé que es demasiado ingenuo de mi parte, pero quiero creer en esta única posibilidad de regresar a casa.

—La comida esta terminada.—Avisó el Búho.—Pueden ir tomar asiento para completar con la tradición.

Conejo se levantó del sofá y yo le seguí hasta el otro cuarto donde se encontraba la enorme mesa con dos platillos en ella. La comida tenía un aspecto delicioso y su olor no se quedaba atrás.

El trozo de carne es mi abuela, me recordé para no disfrutar del alimento que debo consumir.

—Voy a esperar 10 años.—Habló Conejo mientras tomaba asiento.—Tendrás que volver para ese entonces o yo tendré que ir a buscarte.—Avisó con seriedad.—No es un juego conejita, dejarte con vida fue una apuesta con mi futuro y no esta en mis planes caer en la locura por una niña.—Tomo el tenedor y lo enterró en pequeño pedazo de carne.—Has la promesa.—Pidió cuando llevó ese mismo tenedor hacia mí, para darme de comer la carne que sostenía este.

—¿Qué promesa?.—Pregunté antes de llevar ese alimento a mi boca.

—Tú vida me pertenece y mi cordura esta en tus manos.—Respondió.

Abrí mi boca para recibir el bocado de carne, la mastique y me sorprendió el exquisito sabor que poseía este. Búho sabía como cocinar y no podía negar que su platillo estaba delicioso.

—Mi vida te pertenece y tu cordura esta en mis manos.—Dije una vez que trague la carne.—Voy a volver, lo prometo.

Al tragar la carne de la abuela Catherine, sentí que todo a mi alrededor estaba cambiando. Mi corazón latía con fuerza con la simple presencia de Conejo y por alguna extraña razón deseaba quedarme para siempre.

Perdí la conciencia con el deseo de no apartarme de su lado, como si algo hubiera despertado en mí cuando nuestro vínculo fue sellado.

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