Emma Brandt. ♣︎
No sabía cuánto lo extrañaba hasta que lo vi, con su cabello oscuro como el carbón, sus ojos azules siguen teniendo esa intensidad que creí olvidar. Su hermoso tatuaje que ruega ser tocado por mis manos. Me es imposible creer que estos sentimientos no nacieron a causa del vínculo, porque antes de conocer a Conejo se suponía que yo era normal.
—Me hicieron creer que no eras real.—Intenté aclarar.—Pensé que estaba loca porque no había nada que demostrara lo contrario.
...Pasaron los 10 años y no volví a Camelot....
No cumplí con mi palabra, pero él sí lo hizo y vino a buscarme para llevarme de regreso al lugar que desde un principio nunca debí haber abandonado.
—Sin excusas conejita.—Llevó su pulgar hacia mis labios, rozando estos con demasiada gentileza.—Fue difícil encontrarte, pero ahora que lo hice, no podrás escapar fácilmente.
No quiero escapar, he pasado los últimos años sufriendo porque creí que no estabas aquí. No importa si estos sentimientos fueron creados por el vínculo, es real para mí y con eso basta.
—Te has convertido es una hermosa mujer, pequeña Emma.—Habló la voz de otro hombre detrás de mí.
Me di la vuelta y vi su cabello rubio, con una reciente barba aún sin cortar y fueron sus ojos verdes los que terminaron de confirmar su identidad.
—Eres el Búho.—Fue más afirmación que una pregunta.
Este me dedicó una cálida sonrisa asintiendo con la cabeza y luego abandonó mi mirada para enfocarse en Conejo.
—No fue difícil encargarse de ellos, pero el idiota de ojos grises es más fuerte de lo que parece.—Le informó a su amigo.—Pude amarrarlo y dejarlo en la furgoneta, pero en compensación por recibir un par de golpes, exijo que no seas suave con él.
...¿Ojos grises?...
—¿Están hablando de Henry?.—Pregunté hacia el Búho y luego me giré hacia Conejo cuando no recibí una respuesta.—¿Qué está ocurriendo?
Los sentimientos que tengo por mi pareja vinculada son abrumadores, siento como si finalmente pudiera ser mi verdadera yo, aún así, realmente no quiero dejar salir mi verdadera naturaleza.
—Tendremos una pequeña celebración por nuestro reencuentro.—Anunció este mientras ponía sus manos en los bolsillos del largo abrigo negro.—Tu familia y amigos estarán presentes, incluido tu novio.
Algo en su voz demasiado serena hace que tenga escalofríos ante su próximo movimiento, es mi culpa por salir con Henry cuando mis sentimientos por él no era lo suficientemente fuertes y ahora no puedo excusarme ante Conejo.
—¿Qué harás con ellos?.—Decidí preguntar con cierto miedo a recibir su respuesta.
—Que haremos con ellos sería la pregunta correcta.—Respondió dando un último paso hacia mí y ahora me vi con la obligación de levantar la mirada para verle.—Creo que te lo dije una vez.—Aceptó su rostro al mío y mi corazón golpeó contra mi pecho con demasiada fuerza.—No dejes a un hombre lobo sin su sacrificio o este podría caer en la locura.—Me recordó.—Conejita, dejaste caer mi cordura y ahora recibirás un castigo por tu descuido.
Sus labios estaban a solo un centímetro de los míos y hubiera entregado cada parte de mi alma por sentirlos con los míos, pero no sería el momento todavía, se alejó de mí y me hizo girar para mostrarme a la distancia una furgoneta blanca estacionada entre las oscuridad de la noche.
Conejo no había cambiado tanto como en ese entonces, su rostro aun me indicaba que era demasiado joven como para pasar los 30.
Siempre me equivoco cuando se trata de él, pero si tuviera que adivinar su edad, podría asegurar que ronda entre los 25 a 28 años como máximo.
—Dejé el canibalismo atrás gracias a mi presa, pero no voy a rechazar el festín de esta noche.—Mencionó Búho cuando estábamos a pocos centímetros de la furgoneta.—Será mi pago por acompañarte hasta aquí, Cety.
Odio haber dejado pasar la mención del canibalismo para sonreír por su adorable apodo. Ahora lo recuerdo, Conejo se llama Cesc Albrecht y odia su nombre tanto como el apodo de Cety.
También recuerdo haber escuchado el nombre de Búho y ese nombre solo podría ser William Williams, sigue gustándome su rara combinación.
Perdida en el recuerdo de aquella noche y abrumada por los sentimientos que solo puedo sentir en compañía de Conejo, me di cuenta de la horrible escena que me esperaba cuando Búho abrió la puerta trasera de la furgoneta.
—Estos son los últimos invitados.—Habló Conejo a un lado mío, mostrando a mis amigos amarrados y golpeados con una horrible expresión de horror en sus rostros.
Diana estaba llorando y un pañuelo en su boca le evitaba pronunciar alguna palabra o grito que pudiera ayudarla para pedir ayuda, a su lado estaba Adrien, demasiado borracho como para entender su situación, pero amarrado de pies y manos para dejarle indefenso. Por último y no menos importante, estaba Henry viéndome a los ojos con una expresión que nunca antes había visto en su rostro.
Él se encontraba atado de manos y pies, con un pañuelo en su boca al igual como Diana y en frente de ellos se encontraba un chico con una pistola en sus manos.
—Veo que ya encontraron a la chica.—Mencionó este, viéndome de pies a cabeza.—¿Ahora podemos regresar a Camelot?.—Su mirada viajo hacia William.
—Nos iremos después de la fiesta amor.—Le dio un guiñó de ojo.—Ahora preséntate con Emma de buena manera.
El chico dio un suspiro de agotamiento y fijo su ojos marrones en los míos.
—Me llamo Fabrizio Hann.—Extendió su mano hacia mí y la recibí para aceptar su apretón de manos.—Solo llámame Hann, soy el novio de William.—Declaró.—O sacrificio, da igual como quieras interpretarlo, solo no quiero verte demasiado cerca de él, puedo ser algo celoso.
—¿Solo algo?.—Se burló William y Hann simplemente le ignoró.
—Si quieres hacer preguntas, Hann es el indicado para responderlas.—Recomendó Conejo.—Ahora sube a la furgoneta conejita, no hagamos esperar al resto.
Di otro vistazo a mis amigos y sin dar resistencia alguna, decidí obedecer a las palabras de mi pareja vinculada.
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