Dígame Sami

Me quedé sola en la sala observando todo a mi alrededor, estaba maravillada de tanto lujo mi vista estaba en cada rincón y me detuve cuando vi 5 fotos grandes que estaban en la parte superior  de una pared creo que al entrar no me di cuenta de ellos y a lo mejor soy curiosa pero esas fotos me llamaron mi atención al señor Estefan y su esposa si los reconocí pero los que estaban en la parte inferior de ellos no, no sabía quién eran demonios hice una investigación para poder entrevistar a Darío pero nunca investigue a sus antepasados, seguí observando a cada uno de ellos hasta que la señora Antonio me sacó de mis pensamientos, sin darme cuenta ya estaba parada detrás de mí.

-          Disculpe señorita, le gustaría pasar a cenar o prefiere que le lleven la cena a su habitación. – volteé a verla y sin entenderla la observé hasta que ella volvió hablarme.

-          Señorita – le corté la palabra.

-          Sami

-          Perdón

-          Mi nombre es Samantha, pero puede decirme Sami.

-          No señorita eso está prohibido, no puedo hablarle de tú, porque es la invitada del señor Darío

-          Claro que puede, además solo estaré unos días usted puede hablarme como quiera. – ella me observo hasta que me volvió a preguntar

-          ¿Dónde le gustaría cenar en su cuarto o en el comedor?

-          Darío donde cenara.

-          Él está durmiendo, no quiere que lo molesten supongo que hoy no cenara.

-          Bien, cenaré con usted en la cocina – ella me miró sorprendida

-          Lo siento señorita pero eso no se puede porque su lugar es en el comedor el señor Darío se molestara, el fue preciso con sus órdenes y me dijo que tiene que ser tratada como si fuera de la familia.

-          Bueno entonces hágame caso y déjeme comer con usted, no me gusta comer sola y menos en una mesa tan grande. – ella asintió con la cabeza.

-          Bueno entonces sígame

-          Bueno antes de salir, le podría hacer una pregunta, sé que soy muy entrometida, pero he visto esos cuadros, usted ya me mencionó quien son las personas que están la parte superior pero los de abajo ¿Quiénes son,? – ella hizo una leve sonrisa.

-          Ellos son los hijos del señor Stefan y su esposa.

-          El Ángel, la leyenda de Ángel – ella asintió con la cabeza, el es una leyenda en el mundo de los negocios, su historia es conocida y supongo que ella es Anastasia.

-          Así es. A la señora Anastasia la conocí cuando era una niña, ella era la madre de Leandro y a él lo conocí cuando tenía 17 años.

-          Pero la niña no se quien sea.

-          Ella se llamaba Lili ella fue la segunda hija de los señores murió cuando era una niña, mi madre me contó una historia sobre ella. Según mi madre Ángel cada año en su aniversario luctuoso lanzaba globos de cantoya para recordarla, dice que ese día del año toda su familia se reunía. Y cuando el murió lo hizo su hermana Anastasia después se volvió una tradición en su familia.

-          Eso es hermoso

-          Mi mamá entró a trabajar siendo muy joven, y logró conocer al señor Ángel, ella me decía que era un hombre astuto imponente, y muy frío pero ayudaba a quien lo necesitaba.

-          Y en todas sus propiedades tienen fotos a si como en esta.

-          Si, al norte del país está la hacienda de la señora Alexandra y en ella se encuentran las fotos del señor Víctor, su esposa la señora Estefany y su hija Sofía al oriente del país esta la hacienda del señor Darío y en ella están las fotos de la señora Diana su esposo el señor Dante y sus hijas las gemelas Dayana y Dana y un cuadro de una paloma que significa el bebé que perdió la señora. – estaba asombrada por todo lo que lo decía – esta hacienda pertenece a la señorita Alondra ella es descendiente del señor Estefan.

-          La historia de esta familia es fascinante, pero no entiendo por qué me cuenta todo esto, usted no me conoce.

-          No, pero me doy cuenta cuando una persona es buena y tu lo eres, estas ayudando al señor Darío, eso te lo voy agradecer siempre. – le hice una leve sonrisa y le hice una señal para que fuéramos a la cocina.

Cene con ella y me fui al cuarto que me habían asignado, quería entrar y tirarme en la cama para descansar, el día había sido un poco pesado por lo que pasé, y quería dormir.

Pero al entrar vi a Darío sentado en uno de los sillones, en total oscuridad.

-          Pensé que no vendrías a dormir. – me susto y di un grito.

-          Me asustaste que haces aquí

-          Que no es obvio te estoy esperando. – se levantó y prendió la luz y volvió a sentarse, y yo hice lo mismo me senté en la cama– gracias – lo observe por unos segundos y le conteste.

-          Por qué

-          Pensé que dirías todo lo que te conté.

-          No, además ya no tengo como probarlo, me quitaron todo.

-          Lose he hablado con Alexandra y ella te regresara tu grabadora y tus papeles.

-          Bien, ella me da miedo que te los de a ti y tu me las entregas.

-          Te da miedo, Alexandra – hizo un gesto de burla – ella no es mala, solo que su carácter es muy fuerte, y si tiene algo que intimida.

-          Hoy en la audiencia me dijo que tu le perteneces y quiere que me aleje de ti. ¿Ella te ama?

-          Puede ser, ¿por que?

-          En sus ojos había rabia, en su voy celos, estaba insegura.

-          Si es ella, siempre ha sentido celos hasta del perro que pasa, no le hagas caso.

-          Tu la amas no tendría que estar insegura de mi.

-          No le hagas caso. – lo mire y me atreví a preguntarle por mi hermana.

-          Y si amas Alexandra por que estas con mi hermana

-          Tu hermana es violeta, si la había olvidado. Ella no me interesa empecé una relación para vengarme de Alexandra pero nunca la he tomado enserió- esas palabras me enfadaron por que al fin de cuentas es mi hermana.

-          Ella no es un juguete, no puedes ilusionarla y después botarla, eres un – el me levanto un poco la voz.

-          Un que, un perro, si, si lo soy, tu hermana no es tan santa como crees, ella era amiga de Alexandra y se me tío en mi cama, sabiendo que estaba con Ale, ella busco la manera de meterse conmigo, y aun cuando empecé una relación con ella se acostó Arcadio mi mejor amigo y mano derecha.

-          Violeta hizo eso.

-          Estas sorda,  tu hermana es una ambiciosa, piensa que puede manipularme, esta loca, solo me sirve por que quiero hacer enojar Alexandra.

-          Aun con lo que ella supuestamente te hizo no tienes porque utilizarla. Déjala si no la quieres.

-          Haber Samantha – se levantó y empezó a caminar-  te lo dije yo no hago nada sin ninguna razón, ella empezó y si no quería ser usada no debió haberse metido conmigo.

Salió dejándome como tonta, como siempre. Fui al baño me bañe me puse una de mis pijamas me seque el cabello y me fui directo a la cama.

Darío

Al escuchar que ella iba a dar testimonio en él juicio sentí una presión en mi corazón pero al escucharla me tranquilice, no pensé que me ayudaría y se que ahora por mi culpa tiene que pasar por esto. Es por eso que le di indicaciones a mi nana que tenia que ser tratada como si fuera de la familia no quiero que la pase mal mientras que este en esta casa.

Cuando hable con ella no me acordaba en absoluto de su hermana, estupida Violeta, me esta cansando he visto a personas hipócritas pero ella se gana un premio, ni una sola maldita vez me fue a verme al penal y de la nada ya quiere seguir conmigo, al demonio la terminaré y haré que se aleje de mi lo antes posible, ella ya no me sirve Alexandra ya no siente celos de ella.

Me levante muy temprano, me puse ropa deportiva y me fui al gimnasio hice un poco de ejercicio y después me dirigí al salón de entrenamiento es en donde hay varias armas, tome un par de cuchillos y empecé a practicar mi puntería, y siempre daba en el blanco, según con lo que me platica mi madre yo herede la puntería de mi tatarabuelo Dante, según se contaban historias que el era un excelente franco tirador.

Eran aproximadamente las 7 de la mañana y ya había terminado de entrenar me dirigí a mi cuarto tome un baño y baje a desayunar, estaba apunto de llegar al comedor cuando escuche risas en la cocina.

-          En serio señora Antonia. Jajajaja

-          Si señorita, ese día no sabía que hacer, tenia miedo de que mi mamá me regañara, y que el señor Leandro corriera a mi madre.

Entre y las observe por un rato parecía estar divirtiendo, la sonrisa y risas de Samantha me parecían muy tiernas, es más ella se me hacia muy tierna en ese estado.

Samantha estaba sentada en la gran mesa de la cocina, tenía un tazón con leche y cereal, algunas frutas, bueno era su desayuno. Al verla así la interrumpí.

-          ¿ que haces aquí Samantha? – ellas dejaron de reírse y voltearon a verme.

-          Antonia – lo siento señor, es mi culpa.

-          Samantha- que es su culpa – la miro confundida

-          Darío- te dije que ella tenía que ser tratada como un miembro de la familia que hace desayunando en la cocina. – Samantha entendió y me contesto.

-          Porque me complace desayunar con ella, no me gusta comer sola y menos en una mesa tan grande prefiero desayunar con ella aquí en la cocina.

-          Tu desayunarías conmigo, ella sabe que el desayuno se sirve 7:30

-          Pero yo no, tranquilícese, ahora voy para allá.

Se levantó de la mesa tomo su plato y camino hacia mi, Antonia la vio.

-          No señorita, le daré un nuevo desayuno.

-          No, como cree no podemos desperdiciar esta comida

Camino hacia el comedor, coloco su plato espero por lo demás, y espero a que me sentara, y que me sirvieran, y juntos empezamos a desayunar.

-          Cuando tu no quieras comer comeré en la cocina, junto con la señora Antonia.

Asentí con su cabeza, me observo, termino de desayunar, se levanto fue a su cuarto tomo su bolsa y salió, empezó a bajar las escaleras cuando vi Alexandra.

-          Alexandra – maldita sea se me olvido que tu estabas aquí.

-          Buenos días señora

Camino junto de ella, la tomo de su brazo y le dijo.

-          Te metes con Darío y te meto un tiro en ti cabeza – nose de donde tomo el coraje para contestarle pero me sorprendió.

-          Señora, me gusta Darío y mucho – ella se puso furiosa – pero el no me quiere el quiere a otra mujer así que no tiene por qué intimidarme, permiso.

Salió de la casa y se fue, Alexandra se acercó a mi saco de su bolsa la grabadora y los documentos, y antes de que mi perro guardián se diera cuenta de lo que me había dado llame Antonia y le dije que lo llevara a mi cuarto sin que el tonto de Franco se diera cuenta.

-          Esa mujer me desespera.

-          Dejala en paz ella es diferente a nosotros, ella es inocente.

-          Inocente y se quiere meter en tu cama, Darío te recuerdo que soy la madre de tus hijos.

-          Tu lo has dicho la madre de mis hijos no mi esposa, no te metas en esto, ella me esta ayudando y sin obtener nada a cambio.

-          Le estás agarrando afecto a sea cobarde.

-          No, le estoy agarrando cariño y ella también me gusta – se puso furiosa y celosa.

-          Darío es una puta broma, como te puede gustar – la tomé de la cintura y la besé.

-          Pero a ti te amo – siguió besándome hasta que el idiota de mi perro guardián nos interrumpió.

-          Franco – donde puedo desayunar.

Lo mire con desagrado y le conteste.

-          En la cocina.

Se fue dejándonos solos.

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Comments

Francisca Alcantara

Francisca Alcantara

Espero que Samantha no sea tonta y se acueste con ese tipo

2023-11-14

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