Capítulo 13

Me conmovió tanto la expresión de sus sentimientos como la actitud de Maestro Tirion que no supe qué decir. Sabía que cuando una pareja se reconocía, el amor surgía a primera vista, pero los dos ya nos conocíamos y éramos tan opuestos que era difícil suponer que estábamos destinados, y mucho menos enamorarnos.

De repente, sentí un malestar tan fuerte que salté de su regazo y corrí al baño. Vomitaba todo el desayuno. Las náuseas eran tan fuertes que apenas podía sostenerme de rodillas, inclinada sobre el inodoro.

Derick me siguió y me ayudó, sosteniendo mi cabello y sosteniendo mi cabeza hasta que pasó el mareo. Me levantó, me ofreció enjuague bucal y me lavó la cara suavemente. Enjuagué mi boca, me sequé con la toalla que me dio y lo abracé por la cintura. Me levantó y me llevó a la cama.

"¿Tienes alguna idea de qué fue eso?" me preguntó.

No sé si te gustará saberlo.

"Sí, compañera mía", lo miré, seria, y acaricié su rostro. "Estoy embarazada".

"Pero ¿cómo es posible? Es demasiado pronto para que te sientas enferma".

"No sé por qué, pero lo sé. De hecho, Rose me lo dijo. ¿No querías que sucediera? ¿No quieres tener cachorros?" pregunté, con preocupación en mi rostro.

"Por supuesto que sí, mi amor. Cuanto antes, mejor. ¡Quiero llenar esta casa de cachorros!" dijo y se rió, abrazándome. "¿Se parecerán al padre o a la madre? Me encantará si se parecen a mí, ya puedo imaginarlo, nuestros cachorros corriendo por la casa y causando problemas".

"¿Y si se parecen a mí?" Él está tan emocionado que me temo que no le gustará que tengan mi apariencia diferente.

"Seguirán siendo nuestros, y los amaré mucho, así como ya te amo a ti". Parece un sueño, pero desconfío de tanto cariño excesivo.

"Acuérdate de que perro flaco siempre tiene hambre", en este caso, una loba diferente que siempre fue rechazada por el error de su progenitor. Es difícil creer en la amabilidad y el amor de alguien más, especialmente cuando la misma persona la ha tratado con tanto desprecio toda su vida.

"¿En qué estás pensando, que de repente te has vuelto tan seria?" notó mi incomodidad.

"Creo que todo esto es muy nuevo y no estoy acostumbrada al afecto y las declaraciones de amor. Me da miedo que todo sea solo un sueño y que me despierte y todo vuelva a ser como antes", dije, expresando mis miedos honestamente.

"Lo entiendo, y no puedo garantizar que no discutamos en algún momento, eso sucede entre las parejas, pero puedo garantizarte que lo que siento es real y siempre tendrás este amor y cariño de mi parte".

Lo miré, sintiendo la verdad en sus palabras. No hay nada mejor que darle tiempo al tiempo, esperaré y veré.

Lizandra

Después de calmarnos, nos vestimos y bajamos al salón. Necesitábamos continuar nuestra conversación y aclarar cosas del pasado. Cuando llegamos allí, vi que no sería una conversación fácil porque mi padre, quien no me aceptaba como su hija, nos esperaba en la habitación con una expresión antipática.

"Buenos días, Alfa, buenos días, Luna", hizo una leve reverencia frente a cada uno de nosotros, saludando educadamente pero sin emoción alguna. "¿Me llamaron, señor?"

Derick me acompañó al sofá, esperó a que me sentara y, dirigiéndose a su beta, respondió: "Sí, Nestor, te pedí que vinieras, primero para solicitar que hagas los preparativos para la presentación de Luna ante la Manada. Todos deberían asistir. Por favor, siéntate", pidió e indicó un sillón frente al sofá para que se sentara, luego se sentó a mi lado.

"Necesitamos aclarar algunas cosas", el Alfa habló con autoridad a su beta y no a su suegro.

Derick narró lo que Maestro Tirion le había contado, y mi padre se puso nervioso, su rostro empezó a ponerse rojo y la irritación era evidente.

"Pido que te calmes, Nestor, no estamos aquí para acusar a nadie de nada, solo queremos aclarar los hechos. ¿Estás de acuerdo?" Sorprendentemente, Derick parecía muy tranquilo.

Néstor respiró hondo y asintió, evitando aún el contacto visual directo conmigo. Era mi padre, lo sabía, pero se negaba a aceptarlo de cualquier manera.

"Entonces, me gustaría que Lizandra..."

Derick fue interrumpido de repente por la furiosa respuesta del beta.

"No la llames así delante de mí, no merece que se le llame como mi madre," declaró, expresando claramente su ofensa.

Néstor estaba furioso. Incluso él reaccionó así, y sólo podía imaginar cómo reaccionaría la Manada. Todo era culpa suya por no aclarar o buscar la verdad. No creyó a mi madre, no quiso conocerme y ahora estaba a punto de descubrir la peor revelación de todas. No tenía ni idea de cómo reaccionaría.

"Te he pedido que te calmes, Néstor. Ahora te ordeno que te controles," ordenó el Alfa, ejerciendo su dominio.

"Lizandra, por favor, cuéntanos tu versión de los hechos," me pidió el Alfa.

Aún sentada, con las manos cruzadas en mi regazo, miré a mi padre. Con la cabeza bien alta, empecé a hablar.

"No hablaré de lo que he vivido ni me quejaré de lo que no debería haber pasado. Ya no importa. Pero para poder avanzar en paz con nuestras vidas y por el futuro de nuestra familia," dije acariciando mi vientre plano, lo cual no pasó desapercibido por mi padre, "te contaré lo que he descubierto:

"Cuando fui lo suficientemente mayor como para entender los insultos que me lanzaban, me volví curiosa. Ya había aprendido sobre la herencia genética en el colegio, y aunque no entendía los árboles genealógicos ni las herencias de linaje, fui a la biblioteca a investigar. Me llevó dos meses de investigación darme cuenta de que la información que necesitaba estaba encerrada en la sección histórica de los documentos de la Manada. Ahí estaban todos los preciosos registros de origen y eventos significativos."

En este punto, Derick me interrumpió con una explicación.

"La entrada a esa sala sólo está permitida con mi autorización. Yo tengo la llave y no recuerdo que la hayas solicitado," preguntó, curioso.

Me miró con el ceño fruncido, como si estuviera mirando a alguien extraño y no a mí. No me gustaba ver la sospecha en su expresión, pero continué con mi relato.

"Sí la solicité, y se me dio porque era un caso serio de paternidad. No lo recuerdas porque sólo me conocías como alguien extraño, no conocías mi verdadero nombre. Más adelante, puedes revisar el libro de registros de la biblioteca. ¿Puedo seguir?"

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